Reconstrucciones de vida del fósil Tujiaaspis vividus. - QIUYANG ZHENG |
El descubrimiento, publicado en la revista 'Nature', muestra
el estado primitivo de las aletas pareadas antes de que se separaran en aletas
pectorales y pélvicas, precursoras de los brazos y las piernas.
Hasta ahora, los únicos fósiles de galeaspios que se
conservaban eran cabezas, pero estos nuevos fósiles comprenden cuerpos enteros,
según el estudio, realizado por un equipo internacional dirigido por el
profesor ZHU Min, del Instituto de Paleontología de Vertebrados y
Paleoantropología (IVPP) de la Academia China de Ciencias, y el profesor Philip
Donoghue, de la Universidad de Bristol (Reino Unido). Se han encontrado en
rocas de la provincia de Hunan y Chongqing y se han bautizado con el nombre de
Tujiaaspis en honor al pueblo indígena Tujia que vive en la región.
Abundan las teorías sobre los inicios evolutivos de las
aletas y las extremidades de los vertebrados -los precursores evolutivos de los
brazos y las piernas- y se basan sobre todo en la embriología comparada. Existe
un rico registro fósil de los primeros vertebrados, pero o bien tenían aletas
pareadas separadas o no las tenían. Hay pocas pruebas de la evolución gradual
de las aletas.
Según el primer autor, GAI Zhikun, profesor del IVPP,
"la anatomía de los galeáspidos ha sido un misterio desde que se
descubrieron hace más de medio siglo. Se conocen decenas de miles de fósiles de
China y Vietnam, pero casi todos son sólo cabezas (no se sabía nada del resto
del cuerpo) hasta ahora".
Los nuevos fósiles son espectaculares, ya que conservan por
primera vez el cuerpo completo y revelan que estos animales poseían aletas
pareadas que se extendían desde la parte posterior de la cabeza hasta la punta
de la cola. Se trata de una gran sorpresa, ya que los científicos pensaban que
los galeáspidos carecían por completo de aletas emparejadas.
"El Tujiaaspis da nueva vida a una hipótesis centenaria
sobre la evolución de las aletas emparejadas, a través de la diferenciación de
las aletas pectorales (brazos) y pélvicas (piernas) a lo largo de la evolución
a partir de un precursor de aleta continua desde la cabeza hasta la cola",
subraya el autor correspondiente, el profesor Donoghue.
Esta hipótesis del "pliegue de las aletas" ha sido
muy popular, pero hasta ahora carecía de pruebas que la respaldaran. El
descubrimiento de Tujiaaspis resucita la hipótesis del pliegue de la aleta y la
reconcilia con los datos actuales sobre el control genético del desarrollo
embrionario de las aletas en los vertebrados vivos.
El Tujiaaspis muestra la "condición primitiva" de
la evolución de las aletas pareadas, según el profesor ZHU, quien dijo que
peces posteriores sin mandíbula mostraron la primera evidencia de la separación
de este pliegue de aletas en aletas pectorales y pélvicas. El profesor ZHU
también señaló que los vestigios de los pliegues alargados de las aletas podían
verse en los embriones de peces vivos con mandíbula, que podían ser manipulados
para producirlos.
El doctor Humberto Ferrón, de Bristol y coautor del estudio,
utilizó métodos de ingeniería computacional para simular el comportamiento de
modelos de Tujiaaspis con y sin las aletas emparejadas. Las aletas pareadas del
Tujiaaspis actúan como hidroplanos, generando pasivamente la sustentación del
pez sin que las propias aletas le aporten nada. Los pliegues laterales de las
aletas de Tujiaaspis le permitían nadar con mayor eficacia".
"Nuestros nuevos análisis sugieren que el ancestro de
los vertebrados con mandíbula probablemente poseía pliegues de aletas
emparejados, que se separaron en regiones pectorales y pélvicas", añade el
coautor, doctor Joseph Keating, de la Universidad de Bristol, que apunta que
las aletas primitivas desarrollaron una musculatura y un soporte esquelético
que permitió a nuestro ancestro de los peces dirigir mejor su natación y añadir
propulsión.
"Es sorprendente pensar que las innovaciones evolutivas
observadas en el Tujiaaspis sustentan la locomoción en animales tan diversos
como las aves, las ballenas, los murciélagos y los seres humanos",
concluye.
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