Algunos paleontólogos apuntan que los más perspicaces
podrían haber sido los pequeños terópodos del género Troodon, que vivieron hace
unos 70 millones de años en la actual América del Norte.
No eran muy grandes, de poco más de dos metros de largo y
uno de alto, y rondaban los 50 kilos de peso, pero, según parece, poseían un
cerebro relativamente grande en comparación con su masa corporal. De hecho,
suele equipararse con el de las aves modernas.
El paleontólogo de la Universidad de Chicago James Allen
Hopson estudió a finales de los años 70 del siglo pasado cómo aplicar a estos
animales el denominado cociente de encefalización, que relaciona el tamaño del
cerebro con el de todo el organismo. Aunque no está claro hasta qué punto una
mayor puntuación en esta escala denota más inteligencia, se supone que cuanto
más grande es el encéfalo en relación al cuerpo, una mayor parte del mismo
podría ocuparse de procesar tareas cognitivas complejas.
El ser humano, con un cociente de entre 7,4 y 7,8, domina
esta escala. Entre los mamíferos, le seguirían algunos delfines, con entre 4 y
5. Según Hopson, los Troodon alcanzarían 5,8, mientras que la mayoría de los
dinosaurios carnívoros no alcanzaría el 2 y los grandes dinosaurios herbívoros,
como los saurópodos, se encontrarían por debajo de 1.
No hay comentarios:
Publicar un comentario