jueves, 12 de mayo de 2016

Reconstruida la historia geológica de unas cáscaras fósiles de dinosaurio de Burgos

El Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes ha participado en un estudio sobre estructura interna de cáscaras de huevo de dinosaurio, con un equipo internacional y que ha sacado a la luz la vida de un huevo burgalés del cretácico, de unos 70 millones de años.


Imagen del estudio del huevo burgalés | PLOS - Museo de Dinosaurios de Salas















Un estudio en el que ha participado el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes reconstruye la historia geológica de unas cáscaras de unas cáscaras de un fósil del Cretácico encontrado en Espinosa de Cervera (Burgos).

Según ha informado el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes (Burgos), la investigación, publicada en la revista especializada 'Plos One', corresponde a un equipo internacional liderado por Miguel Moreno-Azanza, de la Universidade Nova de Lisboa (Portugal), en la que han colaborado investigadores de la Universidad de Zaragoza, el Museo Provincial de Ciencias Naturales de Zapala (Argentina), y el de la localidad burgalesa.

En el estudio de la cáscara, se han usado tecnologías punteras de microscopía que han permitido reconstruir hasta el detalle de nanomicra la estructura de los cristales que forman la cáscara de huevo de dinosaurios de los huevos encontrados en Espinosa de Cervera.

Esta imagen ha permitido revelar la naturaleza de unos extraños crecimientos cristalinos que se observaban en estas cáscaras y que se interpretaban como una característica exclusiva de estos fósiles. Sin embargo, el estudio ha permitido deducir que estos crecimientos son el resultado de una alteración secundaria de su estructura cristalina producida cuando los fósiles estaban enterrados.

Este trabajo ha puesto de relevancia la importancia de un estudio tafonómico detallado de los restos fósiles que ayuda a comprender los mecanismos que han llevado a la preservación de los fósiles y hallazgo, antes de realizar interpretaciones de carácter biológico que puedan llevar a error. De hecho, hasta ahora muchas cáscaras de huevos fósiles se interpretaba que eran patológicas o anómalas porque presentaban más de una capa de cristales, lo que dificultaría la eclosión de la cría.

Las conclusiones de este trabajo obligan a replantearse estas explicaciones y a estudiar si una estructura extraña en las cáscaras se pueda deber a que sufrieron cambios durante su proceso de enterramiento y transformación en un fósil. Según esta investigación, la estructura de estas cáscaras fue alterada hasta tres veces durante su fosilización.

Como si se tratara de una grabadora, la huella de estos cambios ha quedado preservada en la cáscara que ha llegado hasta ahora desde el final del Cretácico, hace 70 millones de años, poco tiempo antes de la extinción de los dinosaurios.

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