sábado, 28 de mayo de 2016

La NASA niega haberse equivocado al medir el tamaño de peligrosos asteroides

Recientemente, un magnate aficionado a los asteroides y los dinosaurios acusó a los científicos de haber cometido graves errores. Un científico explica cómo se suelen detectar fallos de este tipo

Recreación de un impacto de un asteroide en la Tierra - NASA














En un comunicado publicado este miércoles, la NASA ha respondido al multimillonario Nathan Myhrvold, quien recientemente acusó a los científicos de la organización de haber cometido graves errores al medir eltamaño de miles de peligrosos asteroides en la misión NEOWISE. La acusación se produjo a través de un artículo lanzado en arXiv, una plataforma en la que los investigadores comparten sus estudios antes de que sean aceptados y revisados por los expertos de las revistas científicas.

«El artículo (de Myhrvold) fue publicado antes de pasar por un proceso esencial de revisión por pares para encontrar y eliminar errores», dice el comunicado. «Después de que el equipo que estudia los NEOs (asteroides de las proximidades de la Tierra) examinara el artículo, se encontraron mucho errores fundamentales en la aproximación y en el análisis».

En fechas anteriores el equipo de la misión NEOWISE ya criticó los fallos en el artículo de Myhrvold, y este a su vez los reconoció, aunque les quitó importancia. El magnate, antiguo directivo de Microsoft, licenciado en física y aficionado a los asteroides y dinosaurios, dijo que ninguno de los resultados de NEOWISE podía ser replicado y que había descubierto «una irregularidad detrás de otra».

Anteriores errores descubiertos por Myhrvold

Aunque no es un experto reconocido en la materia, se da la circunstancia de que en 2013 las críticas de Myhrvold llevaron a que la revista Nature tuviera que publicar correcciones para dos artículos que estudiaban el crecimiento de los dinosaurios.

En esta ocasión, la NASA recuerda la importancia del proceso de revisión y de crítica para el proceso científico, pero destaca el valor crucial de la revisión por pares por parte de expertos independientes, antes de tomarse en serio cualquier artículo científico, incluyendo al de Myhrvold. «Esto completa un paso necesario para asegurar que los resultados han sido validados de forma independiente, que son reproducibles (o sea, que se pueden repetir por parte de otros investigadores que hagan el mismo experimento) y que tengan valor para la comunidad científica».

De hecho, la NASA destaca que las publicaciones hechas por el equipo de NEOWISE sí que han pasado por este proceso de revisión por pares, por lo que confía en sus resultados. Pero por si acaso, ofrece a los científicos la posibilidad de acceder a los datos de la misión para verificarlos por su cuenta.

La revisión por pares y el prestigio de las revistas

Pero, ¿en qué consiste esa revisión por pares? Tal como explica José Antonio López Guerrero, microbiólogo en la Universidad Autónoma de Madrid y divulgador científico, el proceso de revisión por pares comienza cuando un editor de una revista recibe una propuesta para publicar un artículo, y este le encarga a, por lo menos, dos expertos independientes en la materia, la tarea de revisar los datos, la gramática, el planteamiento o el valor del estudio.

«Los revisores ("referees", en inglés) deciden si el artículo es válido para publicarse, si no es válido o si sería válido si se modificara. Indican qué cosas hay que mejorar o si hay que hacer más experimentos», ha explicado José Antonio López.

El proceso de revisión suele llevar unos dos meses, pero puede alargarse en el tiempo y llegar al año. Aunque existe el peligro de que los revisores tengan interés en retrasar la publicación de la competencia, la revisión de dos expertos, si no tres o más, es el método empleado para encontrar fallos. «Aún así, se pueden colar tablas equivocadas, datos inventados, dobles resultados. Por eso a veces las revistas se retractan y modifican los estudios».

Al igual que ocurre con las otras actividades humanas, la investigación científica también es una cuestión de honradez y de prestigio. Por eso, los científicos que mienten o fuerzan sus resultados quedan relegados, y es mucho más difícil publicar en las revistas más prestigiosas, como Nature o Science.

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