Seguro que tras leer este titular se os ha caído un mito.
Jurassic Park nos ha estado engañando desde hace veinte años. En verdad, Jack
Horner, uno de los paleontólogos más importantes del mundo y en el que, parece
ser, se basa el personaje de Alan Grant asegura que lo sabían desde el
principio. “En la primera película ya sabíamos que los velociraptores tenían
plumas en los brazos, pero cuando se lo sugerí a Spielberg decidió dejarlos sin
ellas porque así le parecían más terroríficos”, escribe.
Aun así, por aquel ‘lejano’ 1993, no había pruebas
suficientes para corroborarlo. Hoy ningún científico duda de la existencia de
este plumaje, pero en la última película de la saga, ‘Jurassic World’ el
velociraptor volvió a aparecer sin alas. “Si en la primera parte no tenían
plumas, en la cuarta tampoco. Además es que así molan mucho más, ¿no crees?”,
bromeaba Horner en un artículo publicado en El País el pasado año con motivo
del estreno de la película.
Y es que, aunque estemos acostumbrados a imaginar a los
velociraptores como estilizados lagartos calvos, agresivos y voraces, con
escamas de colores, parece que ya no cabe duda de que no eran así. El hallazgo
de un nuevo fósil hace apenas unos meses en China confirma de nuevo las teorías
que aseguran que el velociraptor tenía plumas. Muchas plumas.
El fósil hallado en China, bautizado como Zhenyuanlong suni,
tendría una pinta muy parecida a la de la imagen que ilustra este reportaje.
Este drameosáurido, familia cercana del velociraptor, vivió hace 125 millones
de años en el Cretácico Medio. “Este nuevo dinosario es un primo cercano al
velociraptor, pero su estuctura es igual a la de un pájaro”, explica Steve
Brusatte, investigador de la Universidad de Edimburgo. Según los
investigadores, esta nueva especie, perteneciente a la familia de los
‘raptores’, posee las alas y las plumas más complejas vistas hasta la fecha.
El dinosaurio medía aproximadamente metro y medio, por lo
que es algo más grande que los velociraptores conocidos hasta ahora. Asimismo,
se diferencia de estos por presentar alas cortas y cubiertas de plumas. Este
plumaje también estaba en la cola. En verdad, esta especie de gallina gigante,
sin pico y boca dentada, carnívora y depredadora, se diferencia de los
velociraptores en que las plumas constan de un eje central a partir del que
parten numerosas ramas laterales, que se disponen en forma de capas. Hasta
ahora, se sabía que los raptores tenían plumas, pero más parecidas al pelo,
pues eran de tipo filamentoso.
Aun así, y a pesar de tener alas y plumas, este dinosaurio no podía volar, como hoy ocurre por ejemplo con las avestruces o las gallinas, que están en el mismo árbol evolutivo que los tiranosaurios. Pero las investigaciones continúan, pues en la región oriental de Liaoning, donde se ha descubierto este ejemplar, están apareciendo nuevos fósiles de dinosaurio. De hecho, en esta provincia china han aparecido ya otros cinco tipos de dromesáuridos. “Los primeros dinosaurios con plumas aparecieron aquí y el descubrimiento de este Zhenyuanlong indica que hay mayor diversidad de dinosaurios emplumados de lo que pensábamos”, reconoce Junchang Lü, investigador de la Academia China de Ciencias Geológicas y autor principal del estudio.
Sin embargo, y a pesar de tan interesante descubrimiento,
parece ser que Steven Spileberg no está por la labor de emplumar a sus
terroríficas criaturas. En verdad, da mucho más miedo ese mini tiranosaurio
ágil y veloz que una gallina gigante depredadora. O quizá no.
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