La dentellada de esta bestia del Cretácico era la más
poderosa de todos los animales vivientes o extintos sobre la Tierra
FSU |
¿Quién no teme al Tiranosaurio rex? Esta bestia era un
auténtico depredador, del que se dice poseía el mordisco más poderoso de todos
los animales vivientes o extintos sobre la Tierra. Tanto es así que
investigadores de las universidades estadounidenses de Florida y Oklahoma
aseguran que el monstruo del Cretácico era capaz de hacer puré los huesos de
sus víctimas con una dentellada cuya presión equivalía al peso de tres coches
pequeños al mismo tiempo.
Pulverizar los huesos a mordiscos es una capacidad que
normalmente se ve en los mamíferos carnívoros vivos como los lobos y las
hienas, pero no en reptiles cuyos dientes no permiten masticar los huesos.
Sin embargo, los investigadores encontraron que este reptil
prehistórico podía morder con cerca de 3.600 kilos de fuerza, que es más de dos
veces la fuerza de mordida de los mayores cocodrilos vivos, campeones modernos
en esta especialidad. Al mismo tiempo, sus largos y cónicos dientes generaban
una asombrosa presión de 195.500 kilos por 6,5 cm cuadrados.
Esto permitía al feroz tiranosaurio romper el hueso durante
la mordida repetitiva similar a la de un mamífero. De esa forma, «podía
consumir completamente los cadáveres de dinosaurios de grandes cuernos y hadrosáuridos
pico de pato cuyos huesos, ricos en sales minerales, no estaban disponibles
para los dinosaurios carnívoros más pequeños y menos equipados», dice Paul
Gignac, profesor de anatomía y paleontología de vertebrados en Oklahoma.
Para generar el modelo del T. rex, los investigadores se
fijaron en los cocodrilos, que son parientes cercanos de los dinosaurios, y
compararon los resultados con los pájaros, que son los dinosaurios de hoy en
día.
A partir de su trabajo en los cocodrilos, se dieron cuenta de
que las altas fuerzas de mordida eran sólo una parte de la historia. Para
entender cómo el dinosaurio gigante consumía el hueso, los investigadores
también necesitaban entender cómo esas fuerzas se transmitían a través de los
dientes, una medida que ellos llaman presión dental.
«Que tenga una mordida muy fuerte no significa
necesariamente que un animal pueda perforar el cuero o pulverizar un hueso, la
presión de los dientes es el parámetro biomecánicamente más relevante», dice
Erickson. «Es como asumir que un motor de 600 caballos de fuerza garantiza la
velocidad. En un Ferrari, seguro, pero no para un camión de basura».
Actualmente, los desmenuzadores de hueso bien conocidos como
hienas manchadas y lobos grises tienen dientes de oclusión que utilizan para
fragmentar los huesos largos para acceder a la médula ósea en el interior. El
Tiranosaurio rex parece ser el único entre los reptiles que logra esta
capacidad similar a la de un mamífero, pero sin dentición especializada.
Según los autores, estas habilidades de alimentación
sofisticadas, parecidas a las de los mamíferos modernos y sus antepasados
inmediatos, en realidad aparecieron por primera vez en los reptiles durante la
era de los dinosaurios.
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