Científicos de Río Negro y del mundo persiguen, incansables,
rastros del fenómeno que se desató tras el impacto del asteroide con la Tierra
hace 66 millones de años. Hallan rocas que cuentan parte de esa historia en la
barda norte de Roca y en Bajada de Jagüel
Johan Vellekoop, el investigador holandés, en la bajada del Jagüel. |
En la barda norte de Roca y en Bajada de Jagüel, están
expuestas las rocas que se formaron en el fondo del mar que, millones de años
atrás, cubría gran parte de la Patagonia.
Para tratar de entender las maravillas del trabajo
científico y una investigación que arrancó hace cinco años, de la mano de un
puñado de investigadores de todo el mundo, hay que tratar de poner la mente en
blanco. Después, intentar retroceder en el tiempo. Cien años... no. Mil años
atrás... no. Un millón... tampoco. Imposible (para muchos o la gran mayoría).
Tendríamos que tratar de irnos... 66 millones de años atrás, desde el aquí y
ahora. Exactamente, cuando se produjo el choque de un asteroide contra la
Tierra.
Lo que se sabe, hace tiempo, es que el impacto tuvo lugar en
México, más precisamente en la península de Yucatán, y dejó un cráter de 180
kilómetros de diámetro que se conoce como cráter de Chicxulub. Las
consecuencias sobre la vida en el planeta fueron dramáticas e incluyeron la
extinción de los dinosaurios y otras muchas formas de vida.
Hace años, científicos de todo el mundo y de diferentes
especialidades estudian rocas de esa edad buscando conocer cómo fue el clima y
otras características ambientales antes y después del impacto y cuáles y qué
tan profundas fueron sus consecuencias sobre la vida en el planeta. He aquí,
una parte fundamental para nuestra región... (y el dato más asombroso!)
El problema con que se enfrentan los investigadores es que
no abundan en el mundo las localidades en donde esas rocas estén disponibles
para su estudio ya que, con el transcurrir del tiempo, se erosionaron o
cubrieron de sedimentos por lo que se encuentran a miles de metros debajo de la
superficie o en el medio del océano cubiertas por fango marino y centenares de
metros de agua.
Sitios únicos
Sin embargo, dos lugares excepcionales para estudiar estos
acontecimientos, que tuvieron lugar en el planeta mucho antes que los seres
humanos lo habitaran, se encuentran a pocos kilómetros de General Roca.
Uno de ellos está en la barda Norte de General Roca y el
otro en Bajada de Jagüel, muy cerca de Auca Mahuida, en la provincia de
Neuquén.
En ambos lugares están expuestas en la superficie rocas que
se formaron en el fondo del mar que hace 66 millones de años cubría gran parte
de la Patagonia, las que contienen el nivel que corresponde al momento preciso
del impacto del asteroide, explicó Silvio Casadío, uno de los expertos que
lideró la investigación.
En Bajada de Jagüel, la capa que se formó pocas horas
después del impacto fue identificada hace algunos años por un grupo de geólogos
y paleontólogos de la Universidad de Buenos Aires y corresponde a los
sedimentos que dejó el tsunami que se formó entonces como consecuencia del
impacto.
El antes y el después
Desde hace cinco años un grupo de investigadores de Holanda,
Bélgica, Escocia, Italia y Argentina estudian las rocas y los fósiles de la
barda Norte y Bajada de Jagüel con la finalidad de conocer cómo eran las condiciones
climáticas antes y después del impacto del asteroide en el norte de la
Patagonia y cómo se correlacionan estos datos con los de otras regiones del
planeta.
Recientemente dieron a conocer parte de los resultados de
sus estudios en un artículo que se publicó en la revista Paleoceanography de la
American Geophysical Union.
Silvio Casadío, profesor de la Universidad Nacional de Río
Negro, investigador del Conicet en el Instituto de Paleobiología y Geología, y
uno de los autores del trabajo, adelantó más detalles sobre el trabajo
científico a “Río Negro”.
P- ¿Por qué son tan importantes las localidades de Bajada de
Jagüel y la barda Norte?
R- Son lugares muy especiales porque sus rocas guardan el
registro de los eventos que tuvieron lugar hace 66 millones de años antes del
presente. Por ejemplo en Bajada tenemos el registro del tsunami que recorrió
gran parte de los océanos del mundo luego del impacto y recientemente hemos
podido obtener datos muy detallados de cómo era la temperatura del agua del “mar
Rocanense” entre 700.000 años antes del impacto y unos 40.000 años con
posterioridad al mismo.
P- ¿Y cómo se puede conocer la temperatura del agua del mar
de hace tanto tiempo atrás?
R- Bueno, ese es uno de los puntos más interesantes del
trabajo que estamos realizando y que consiste en aplicar un método nuevo que se
denomina TEX86. Este método, desarrollado por investigadores holandeses, se
basa en organismos unicelulares del grupo de las arqueas que viven en la
superficie del océano y que forman su membrana celular con una estructura
molecular que se relaciona directamente con la temperatura del agua. Los
lípidos que forman la membrana, una vez que el organismo se muere, quedan
incorporados en los sedimentos del fondo del mar y si no fueron sometidos a
temperaturas mayores de 300°C se preservan hasta la actualidad!
P- ¿Entonces se extrae ese lípido de la roca?
R- Claro, con solventes se extrae el lípido y se lo analiza
para conocer su estructura molecular y así se puede determinar por ejemplo la
temperatura del agua del mar hace 66 millones de años.
P- ¿Y cómo era la temperatura del agua del “mar Rocanense” hace
66 millones de años?
Hasta los 67 millones la temperatura del agua rondó los
30°C... como algunos lugares del Caribe! Pero luego se registra un descenso y
varía entre los 24 y 28° hasta el momento del impacto, indicó el experto.
Estas variaciones pudieron estar vinculadas con una serie de
enormes erupciones volcánicas que se produjeron en la India antes que este
continente chocara con Asia. “En nuestro trabajo comparamos estas variaciones
con las observadas en una perforación realizada en el Atlántico, al oeste de
Angola”.
P- ¿Que ocurrió después del impacto?
R- Tenemos un par de muestras de los niveles inmediatamente
por encima del depósito del tsunami e indican que la temperatura cayó más de
8°C, lo que podría representar una especie de “invierno nuclear” pero vinculado
con el impacto.
P- ¿Y luego de eso?
R- Vemos cosas muy interesantes... la temperatura del agua
sufrió varios cambios, pero siempre se mantuvo por encima de los 24°C.
Particularmente interesante es un pico que siguió al “Invierno” postimpacto y
que llegó a 32°C.
Esto es muchísimo y podría ser el momento en el que en La
Pampa, al norte de Catriel, se registra un arrecife de corales. Esto nos dice
que el “mar Rocanense” era muy parecido a lo que actualmente es el Caribe.
“Son lugares muy especiales porque sus rocas guardan el
registro de los eventos que tuvieron lugar hace 66 millones de años”.
Explicó Silvio Casadio, profesor de la UNRN e investigador
del Conicet.
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