Las piedras del edificio están formadas por microbios mineralizados
Seguramente, habrá muchas personas que piensen que Buckingham
Palace es un refugio de algunos de los últimos fósiles de Jurásico. Y, lo
cierto, es que en este caso su intuición no va muy desencaminada. Y es que un nuevo estudio realizado por la Australian National University, ha revelado que
el palacio está construido con fósiles.
La investigación revela que el material que se usó para
edificar la residencia de la familia real británica, son las llamadas piedras
oolíticas. Están formadas por oolitos, unas pequeñas esferas carbonatadas que
les confieren la propiedad de ser muy ligeras (y, por tanto, manejables), pero
también muy resistentes.
Hasta la fecha, se creía que los oolitos estaban formados
por sedimentos de arena y polvo que se habían ido acumulando a causa de un
efecto similar al de una bola de nieve rodando por una pendiente. Pero los
investigadores australianos han llegado a la conclusión de que en realidad
están formadas por capas concéntricas de organismos celulares, especialmente
microbios mineralizados. Ese hallazgo convierte a estas piedras en auténticos
fósiles orgánicos, cuya antigüedad se remonta a hace doscientos millones de años, en el
período Jurásico.
Conviene recordar también, que este material ha sido usado
parcialmente para construir otros edificios tan emblemáticos como el Pentágono
o el Empire State Building.
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