CHINA 'Ambopteryx longibrachium' es un antepasado de las
aves
Hallan un minúsculo animal, de 200 gramos, que vivía en los
árboles hace 163 millones de años, tenía el cuerpo recubierto de plumas y podía
planear gracias a sus alas membranosas
El dinosaurio que volaba con alas de murciélago (Vídeo). EL
MUNDO
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En la década de 1860, pocos años después de la publicación
de El origen de las especies, los trabajadores de una cantera en Baviera
retiraron una gran losa de piedra, dejando al descubierto el esqueleto de una
extraña criatura sepultada allí desde hacía 150 millones de años. Tenía garras
afiladas, mandíbulas cubiertas de dientes y una larga cola ósea, como la de un
reptil; pero además presentaba plumas y alas, como un pájaro.
El biólogo Thomas Henry Huxley -amigo personal de Darwin y
uno de sus defensores más decididos- se dio cuenta de que la bestia, llamada
Archaeopteryx, poseía una extraña semejanza con pequeños dinosaurios
carnívoros, como el Compsognathus, y propuso una idea radical: el fósil pertenecía
a un antecesor de las aves, que habrían evolucionado a partir de los
dinosaurios.
Desde entonces más de 150 años de descubrimientos
científicos en todo el mundo han ido dando la razón a Huxley. Y China en
particular ha aportado más fósiles que ningún otro país para apoyar las teorías
del biólogo inglés. El último en esta nutrida lista es un pequeño dinosaurio
con alas de murciélago, hallado en la provincia de Liaoning, que se describe
por primera vez este miércoles en un artículo en la revista Nature. Desenterrado
por miembros de la Academia China de Ciencias, se trata de un espécimen que
vivió hace 163 millones de años y que proporciona valiosa información sobre los
antecesores de las aves y de cómo la naturaleza experimentó con diferentes
estructuras anatómicas antes de conquistar la capacidad de volar.
Bautizado por sus descubridores como Ambopteryx
longibrachium, el fósil pertenece a la familia de los escansoriopterígidos,
pequeños dinosaurios emplumados, que tenían manos alargadas y dedos muy largos,
con los que trepaban y se desplazaban por los árboles. En 2015 otro equipo de
científicos chinos descubrió los restos de un miembro de esta familia que
presentaba un hueso de 13 centímetros de largo en cada muñeca, además de
pequeños parches de tejido membranoso adheridos alrededor de su esqueleto. El
hallazgo demostraba que estos animales no eran sólo trepadores, sino que podían
planear o volar distancias cortas gracias a una estructura anatómica nunca
antes vista en dinosaurios, sólo en mamíferos o pterosaurios. Aquel animal
recibió el nombre de Yi qi, que significa 'extraña ala'.
NOTABLES DIFERENCIAS
Aunque pertenece a la misma familia que Yi qi, Ambopteryx
presenta diferencias sorprendentes y reveladoras respecto a su pariente. El
hueso de la extremidad anterior es sensiblemente más ancho, tiene una cola
corta que termina en vértebras fusionadas y unas extremidades traseras mucho
más alargadas. En cualquier caso, si Ambopteryx o Yi qi hubieran querido volar,
sólo podrían haberlo hecho planeando, ya que su anatomía no parece diseñada
para agitar las alas. Los mismos huesos de la membrana del ala podría haber
hecho que el aleteo fuera difícil y las características de las extremidades
anteriores sugieren que los músculos requeridos para el vuelo habrían sido
relativamente débiles.
De acuerdo con los autores, esas alas membranosas en
extremidades anteriores alargadas probablemente representan un experimento de
corta duración en la naturaleza, ya que los dinosaurios que desarrollaron alas
emplumadas acabaron imponiéndose, desde un punto de vista evolutivo.
"Nuestros análisis muestra que los grandes cambios en la estructura de las
alas evolucionaron cerca del momento en el que se produjo la división entre los
scansoriopterygidae y el linaje de las aves, con los dos clados tomando caminos
muy diferentes para volar", explican en el artículo.
CHINA, CUNA DE LOS DINOSAURIOS VOLADORES
El descubrimiento en 1996 del Sinosauropteryx fue el primer
aviso de la riqueza de Liaoning, en la que los cazadores de fósiles han recuperado
más de 20 especies de dinosaurios en las dos últimas décadas. El conjunto de
saurios emplumados de esta región proporciona la mejor ventana a la transición
evolutiva hacia las aves modernas. "Allí se producen unas condiciones
excepcionales de fosilización, de modo que se conservan estructuras, como las
plumas de los esqueletos, que en la inmensa mayoría de los yacimientos se
perderían irremisiblemente ", cuenta Luis Alcalá, paleóntologo y director
de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis, que señala además
el importante impulso de las autoridades chinas a la investigación en este
campo.
Los descubrimientos en Liaoning y otras zonas del país están
permitiendo llenar los vacíos evolutivos y reconstruir el camino que siguieron
los animales hasta conquistar los cielos. Registros fósiles que se relacionan
con los antecesores comunes, como el famoso Archaeopteryx, y que reivindican de
paso las atrevidas ideas de Thomas Henry Huxley. "Está completamente
demostrado que las aves forman parte de uno de los grupos de manirraptores que,
a su vez, es uno de los grupos de los terópodos, los dinosaurios
carnívoros", explica Alcalá. "A los Theropoda también pertenecen los
predadores más conocidos popularmente, como el Tyrannosaurus o Allosaurus. Así
que los tiranosaurios comparten un antecesor común con las aves".
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