Científicos del CONICET sumaron nuevas pruebas a una evidencia sobre la italianidad del prolífico naturalista dada a conocer el año pasado
Florentino Ameghino en un daguerrotipo de 1878. Foto: gentileza investigadores. |
Sergio Vizcaíno y Alberto Boscaini |
“Más allá de algunos testimonios de la época sobre su
italianidad, actualmente el dato más firme que hay es la aparición de una carta
en la que el propio Ameghino le pide a un colega italiano que lo ayude a
conseguir un certificado de eximición del servicio militar obligatorio en aquel
país, ya que de lo contrario le sería imposible pisar ese suelo con fines
científicos”, relata Alberto Boscaini, investigador del CONICET en el Instituto
de Ecología, Genética y Evolución de Buenos Aires (IEGEBA, CONICET-UBA) y autor
de un trabajo que acaba de salir en la Publicación Electrónica de la Asociación
Paleontológica Argentina (PEAPA), en la que no solo se añade evidencia sino que
además se analizan las posibles causas por las que el experto pudo haber
ocultado su verdadero origen. La misiva en cuestión es un escrito de puño y
letra en la que admite haber nacido en 1853 en la localidad genovesa de
Moneglia y emigrado a Buenos Aires a los 18 meses de edad.
Esta nota, que no está fechada pero se estima puede datar de
mediados de 1878, fue hallada en el archivo epistolar de Giovanni Capellini, antiguo
director del Museo Geológico de Bolonia, y dada a conocer en 2020 por
paleontólogos de esa ciudad. A ella le sigue una carta de respuesta firmada en
abril de 1879 –que forma parte del archivo personal de Ameghino– en la que
Capellini le dice que lamentablemente no puede ayudarlo en su pedido. “Esta
correspondencia fue el puntapié para que analizáramos en profundidad la
cuestión de su nacionalidad y su ocultamiento a la luz de algunos datos del
momento, ya que no podemos olvidar que ni Argentina ni Italia eran los países
que conocemos hoy”, señala Sergio Vizcaíno, investigador del CONICET en la
Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata
(FCNyM, UNLP) y también autor del nuevo estudio.
Continuación de la nota de Ameghino a Capellini |
Además del análisis minucioso de la nota, los investigadores
realizaron una búsqueda documental en el Archivo de Estado de Génova que arrojó
algo muy interesante: una lista del servicio militar italiano en la que un tal
Giovanni Battista Fiorino Giuseppe Ameghino nacido en Moneglia es declarado
desertor en diciembre de 1873. El nombre no les resultó extraño: coincidía
exactamente con el que figuraba en la transcripción de una partida de
nacimiento publicada anónimamente en 1916, cinco años después de la muerte de
Ameghino. Además de la fecha del 19 de septiembre de 1853, el recién nacido
aparecía como hijo de Antonio Ameghino y María Dina Armanino, los mismos
nombres de los padres reconocidos en vida por el naturalista. “La validez de
este certificado fue negada enérgicamente por el periodista Alfredo Torcelli,
encargado de compilar su obra completa tras su muerte y principal defensor del
origen lujanense, asegurando que no se trataba de la misma persona”, explica
Boscaini, y subraya: “Pero hay que recordar que además había sido su amigo personal,
con lo cual no se descarta que también ocultara la verdad”.
Para los autores del trabajo, existen dos razones
principales que llevaron a Ameghino a negar su verdadero origen. Por un lado,
debido a la idea que se tenía de los italianos en la década de 1880, momento en
que el sabio se estaba afirmando nacional e internacionalmente como científico,
justo cuando la inmigración desde ese país comenzaba a hacerse masiva. “No era
así cuando él vino, en los ’50, pero para finales de siglo se los miraba con
cierto ojo discriminatorio, como sucede en cualquier contexto migratorio de esa
magnitud. Pensemos que se trataba de una gran masa de personas que llegaba,
ocupaba trabajos, hablaba su propio idioma sin mezclarse con los ciudadanos
locales, y en muchos casos seguía ideologías políticas socialistas o
anarquistas. Eran considerados problemáticos, y es entendible que él no
quisiera quedar dentro de ese segmento social”, apunta Boscaini, quien
curiosamente también es un paleontólogo italiano radicado en nuestro país.
El segundo motivo que exponen los autores se desprende del
anterior: la disputa por los espacios de poder, terreno en el que tampoco le
habría convenido a Ameghino que se conociese su origen. “Era una época de
competencias feroces, donde los lugares centrales para dedicarse a la
investigación eran tres: Buenos Aires, Córdoba y La Plata. Él no solo pasó por
todos ellos sino que se fue dando un portazo o enemistado con otros académicos
de peso”, cuenta Vizcaíno, y continúa: “A nuestro modo de ver, quedó ubicado en
el medio de los dos paradigmas del momento; de un lado la ciencia importada del
norte de Europa, erigida en figuras de mucho prestigio como por ejemplo el
alemán Karl Hermann Bursmeister –quien llegó a desacreditarlo llamándolo,
precisamente, ‘italiano’–, y del otro, la emergencia de una clase patricia
argentina, personificada en Francisco Pascasio ´Perito’ Moreno. Pensamos que
Ameghino buscaba forjar su posición en esa rivalidad”.
Al margen del lugar geográfico en el que hubiere nacido, el
trabajo hace hincapié en la cuestión del ocultamiento de información como el
punto más delicado de la investigación. “Se sabe que Ameghino escondía datos y
materiales, y que lo hizo de manera sistemática, algo que claramente afectó y
marcó su manera de trabajar. Esto ha sido comprobado, y seguramente tuviera que
ver con la política científica y el entorno competitivo de entonces”, expresa
Vizcaíno, al tiempo que reflexiona: “Pero precisamente se trata de ver a los
científicos como personas atravesadas por sus situaciones y las circunstancias
sociohistóricas”. Boscaini, por su parte, enfatiza que “aquí la intención fue
poner en contexto algunos hechos puntuales, y de ninguna manera esta revisión
pretende invalidarlo como paleontólogo; al contrario, somos grandes admiradores
suyos”.
Referencias bibliográficas:
The origin of “El
hombre en el Plata”: on the birthdate and birthplace of Florentino Ameghino
(1853-1922). Alberto Boscaini, Marina Peralta Gavensky, Gerardo De Iuliis,
Sergio Fabián Vizcaíno. PEAPA. DOI:
https://doi.org/10.5710//PEAPA.23.04.2021.343
Sobre investigación:
Alberto Boscaini. Investigador asistente. IEGEBA.
Marina Peralta Gavensky. New Model International School,
CABA.
Gerardo De Iuliis. Universidad de Toronto, Canadá.
Sergio Fabián Vizcaíno. Investigador superior.FCNyM, UNLP.
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