Durante el Jurásico, una criatura parecida a un calamar devoraba un crustáceo cuando fue interrumpida por otra bestia marina, posiblemente un tiburón, que mordió su costado blando y lo mató.
Foto del espécimen y su presa - SWISS JOURNAL OF PALAEONTOLOGY/KULG ET AL. |
El fósil resultante de 180 millones de años es
"único", uno de los "10 especímenes de belemnites con tejidos
blandos (bien conservados) en todo el mundo", dijo a Live Science el
investigador principal del estudio Christian Klug, curador del Museo
Paleontológico de la Universidad de Zúrich y profesor en su Instituto
Paleontológico.
El espécimen también muestra cómo los depredadores a veces
se convierten en presas ellos mismos. "Los depredadores tienden a ser
felices cuando comen, olvidándose de prestar mucha atención a su entorno y al
peligro potencial", dijo Klug. "Eso podría explicar por qué atraparon
a la belemnita, pero no hay pruebas de eso".
Una pabulita puede "proporcionar evidencia de una
depredación incompleta", que es probablemente lo que sucedió aquí,
escribieron los investigadores en el estudio. De hecho, es posible que el
tiburón haya apuntado a propósito las partes blandas de la belemnita, en lugar
de su punta dura y puntiaguda, conocida como tribuna. Los depredadores
vertebrados probablemente aprendieron a evitar las rostra difíciles de digerir
y, como resultado, pueden haber "mordido las partes blandas, que estaban mal
protegidas", escribieron los investigadores en el estudio.
El coleccionista de fósiles Dieter Weber descubrió el
espécimen en 1970 en una pequeña cantera cerca de Holzmaden, un pequeño pueblo
cerca de Stuttgart en el suroeste de Alemania.
Un candidato principal para el "asesino" de la
belemnita es el tiburón jurásico temprano Hybodus hauffianus. Un fósil de H.
hauffianus descrito anteriormente estaba relleno de restos de belemnita,
incluidas docenas de rostra: una estructura sólida en la parte posterior de los
animales.
Otros sospechosos incluyen grandes peces depredadores, como
Pachycormus y Saurorhynchus, el cocodrilo marino Steneosaurus y el ictiosaurio
Stenopterygius, cuyos restos estomacales fosilizados contienen megaanzuelos de
belemnita, escribieron los investigadores en el estudio.
El estudio aparece en la revista Swiss Journal of Palaeontology.
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