Casi todos los dinosaurios del Ártico, desde los pequeños animales parecidos a las aves hasta los tiranosaurios gigantes, se reproducían en la región y probablemente permanecían allí todo el año.
Representación artística del tiranosaurio Nanuqsaurus con sus crías. - JAMES HAVENS |
"No hace mucho que la gente se sorprendió al descubrir
que los dinosaurios vivían en el Ártico hace 70 millones de años --recuerda en un comunicado Pat Druckenmiller, autor principal del artículo y director del
Museo del Norte de la Universidad de Alaska--. Ahora tenemos pruebas
inequívocas de que también anidaban allí. Es la primera vez que se demuestra
que los dinosaurios podían reproducirse en estas altas latitudes".
Los hallazgos contradicen las hipótesis anteriores de que los animales emigraban a latitudes más bajas para pasar el invierno y ponían sus huevos en esas regiones más cálidas. También es una prueba convincente de que eran de sangre caliente.
Sus últimos descubrimientos son pequeños dientes y huesos de
siete especies de dinosaurios perinatales, un término que describe a las crías
de dinosaurios que están a punto de nacer o acaban de hacerlo.
"Uno de los mayores misterios sobre los dinosaurios del
Ártico era si migraban estacionalmente hacia el Norte o eran habitantes de todo
el año --destaca Erickson, coautor del artículo--. Encontramos inesperadamente
restos de perinatos que representaban casi todos los tipos de dinosaurios de la
formación. Era como una maternidad prehistórica".
La recuperación de los huesos y dientes, algunos de ellos no
más grandes que la cabeza de un alfiler, requiere perseverancia y un buen ojo.
Sobre el terreno, los científicos arrastraron cubos de sedimentos desde la cara
de los acantilados hasta la orilla del río, donde lavaron el material a través
de cribas cada vez más pequeñas para eliminar las rocas grandes y la tierra.
Una vez en sus laboratorios, Druckenmiller, Erickson y la
coautora Jaelyn Eberle, de la Universidad de Colorado en Boulder, volvieron a
cribar el material. Luego, cucharadita a cucharadita, el equipo, que incluía
estudiantes de grado y de posgrado, examinó las partículas arenosas restantes
bajo microscopios para encontrar los huesos y los dientes.
"Recuperar estos pequeños fósiles es como buscar oro
--explica Druckenmiller--. Requiere una gran cantidad de tiempo y esfuerzo
clasificar toneladas de sedimento grano a grano bajo el microscopio. Los
fósiles que encontramos son raros, pero son científicamente ricos en información".
A continuación, los científicos trabajaron con Caleb Brown y
Don Brinkman, del Museo Real Tyrrell de Paleontología de Alberta (Canadá), para
comparar los fósiles con los de otros yacimientos situados en latitudes más
bajas. Esas comparaciones les ayudaron a concluir que los huesos y dientes eran
de dinosaurios perinatales.
Una vez que supieron que los dinosaurios anidaban en el
Ártico, se dieron cuenta de que los animales vivían toda su vida en la
región.
Las investigaciones anteriores de Erickson revelaron que el
periodo de incubación de este tipo de dinosaurios oscila entre tres y seis
meses. Como los veranos en el Ártico son cortos, aunque los dinosaurios
pusieran sus huevos en primavera, sus crías serían demasiado jóvenes para
emigrar en otoño.
Las temperaturas globales eran mucho más cálidas durante el
Cretácico, pero los inviernos en el Ártico aún habrían incluido cuatro meses de
oscuridad, temperaturas gélidas, nieve y poca vegetación fresca para
alimentarse.
"Por muy oscuros y sombríos que fueran los inviernos,
los veranos habrían tenido 24 horas de luz solar, condiciones ideales para un
dinosaurio en crecimiento si podía crecer lo suficientemente rápido antes de
que llegara el invierno", señala Brown, paleontólogo del Royal Tyrrell
Museum.
La residencia en el Ártico durante todo el año proporciona
una prueba natural de la fisiología de los animales, añadió Erickson.
"Hemos resuelto varios misterios de larga data sobre el
reinado de los dinosaurios, pero hemos abierto una nueva lata de gusanos, pero
cómo sobrevivían a los inviernos árticos", se pregunta. "Tal vez los
más pequeños hibernaron durante el invierno --responde Druckenmiller--. Quizás
otros vivían de un forraje de baja calidad, muy parecido al de los alces
actuales, hasta la primavera".
Los científicos han encontrado fósiles de animales de sangre
caliente en la región, pero no serpientes, ranas o tortugas, que eran comunes
en latitudes más bajas. Eso sugiere que los animales de sangre fría no estaban
preparados para sobrevivir en las frías temperaturas de la región.
No hay comentarios:
Publicar un comentario