Lo hacen en el Centro Atómico Bariloche. La técnica permite identificar las fechas en que animales prehistóricos vivieron. Harán un estudio con caracoles
Entusiasmo. El científico Javier Gómez y su equipo estudia fósiles de moluscos que vivieron zonas que hoy ya no están ocupadas por el mar en costa atlántica de la Patagonia. |
Todo empezó cuando dos investigadoras del Conicet, Gabriella
Margherita Boretto, geóloga del Centro de Investigaciones en Ciencias de la
Tierra, y Sandra Gordillo, bióloga del Instituto de Antropología de Córdoba,
recolectaron ejemplares de la especie de molusco Ameghinomya antiqua, con muy
buena preservación a lo largo de cientos de miles de años en las localidades de
Caleta de Los Loros, en Río Negro, Puerto Lobos y Bahía Bustamante, en Chubut,
y Canal Beagle, en Tierra del Fuego.
“La valva queda enterrada en la costa generalmente. La
radiación natural del terreno va generando pequeños daños en su estructura, que
se llaman radicales libres. Ese daño se puede detectar a través de la
resonancia magnética”, dijo a RIO NEGRO Javier Gómez, investigador del
Instituto de Nanociencia y Nanotecnología (INN) que depende de la Comisión
Nacional de Energía Atómica (Cnea) y Conicet.
Para el Cuaternario, el último período de la era Cenozoica
que inició hace 2,6 millones de años, existen en la actualidad diversos métodos
de datación aunque todos conllevan cierto grado de incertidumbre o error en la
estimación de la edad. La técnica que utilizaron ahora, la resonancia
paramagnética electrónica, permite identificar y cuantificar radicales libres,
que posibilita estimar las edades geológicas. Hasta ahora, solo ha sido
utilizada en otros países como Japón o Alemania.
Con la adquisición de un nuevo equipo en el laboratorio de
Resonancias Magnéticas del Centro Atómico en Bariloche, los investigadores
argentinos se animaron a encabezar este trabajo preliminar. Gómez destacó que
una particularidad de las valvas es que fueron recolectadas a distintas alturas
sobre el nivel del mar. Aquellas que fueron extraídas de lugares altos serían
más antiguas ya que, por el proceso de glaciación, el nivel del mar en esa
época era superior al actual. “Al haber estado enterrada y en contacto con la
radiación natural por un largo período de tiempo, se espera un mayor número de
daños que si la comparamos con una valva joven recolectada sobre el nivel del
mar actual. Esa diferencia de daños es la que observamos en el experimento de
resonancia magnética y es la que permite estimar de manera relativa la edad de
las valvas”, especificó.
“Donde hoy encontramos valvas significa que el lugar estuvo
cubierto de agua alguna vez”, contó el doctor Gómez. Harán otro trabajo para
estudiar caracoles terrestres.
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