Campaña de excavación 2019 en Algora
Hace 95 millones de años, lo que hoy es Guadalajara no era
como lo conocemos ahora. Junto a los abundantes bosques cercanos a la costa
habitaron cocodrilos primitivos, reptiles marinos, tortugas y dinosaurios. Así
lo revelan los más de 400 restos fósiles hallados durante la última campaña de
excavación en el yacimiento de Algora. Entre ellos, destaca un esqueleto
parcial que posiblemente corresponda al representante europeo más antiguo de
los titanosaurios.
Un paleontólogo junto a varios huesos del dinosaurio
saurópodo hallado en el
yacimiento de Algora. / Grupo de Biología Evolutiva de
la UNED
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A poco más de 100 km de Madrid, no muy lejos de la autopista
A-2, es difícil imaginar que pastaron grandes saurópodos y nadaron reptiles
marinos y cocodrilos primitivos en aguas costeras tropicales. Lo hicieron hace
unos 95 millones años, a comienzos del Cretácico superior, en lo que hoy es
Algora, Guadalajara.
La fauna de Algora era muy mal conocida, dado que habitó en un periodo del que apenas se dispone de información para el conjunto de Europa
Durante una excursión de estudiantes de Geología en el
entorno de del yacimiento, hace más de 25 años, uno de los alumnos encontró de
forma aislada un pequeño diente de dinosaurio carnívoro. A pesar del
excepcional hallazgo, el interés por este fósil pasó desapercibido hasta hace
seis años, cuando un investigador de la Universidad Nacional de Educación a
Distancia (UNED) se percató de este descubrimiento.
Desde entonces, el Grupo de Biología Evolutiva de la UNED ha
realizado una primera intervención paleontológica en 2016, junto a otros
expertos españoles y extranjeros, y acaba de terminar una segunda campaña en la
que se han descubierto más de 400 fósiles muy bien conservados de cocodrilos,
peces, plesiosaurios, tortugas y titanosaurios, varios de los cuales podrían
ser nuevas especies para la ciencia.
“La fauna de Algora era muy mal conocida, dado que habitó en
un periodo del que apenas se dispone de información para el conjunto de Europa,
pero que es fundamental para conocer cómo se produjo el establecimiento de las
últimas faunas con dinosaurios y otros reptiles coetáneos en este continente”,
señala a Sinc Adán Pérez García, investigador principal del proyecto.
Bloque con varios caparazones de tortugas del género
Algorachelus.
/ Grupo de Biología Evolutiva de la UNED
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El singular yacimiento no solo completa la información sobre
los últimos ecosistemas dominados por dinosaurios en Europa, sino que destaca
por la abundancia de sus fósiles, la preservación de los mismos y permite
identificar especies mal conocidas o nuevos vertebrados terrestres, de agua
dulce, marinos costeros, y animales de mar abierto.
Los científicos recalcan en concreto la presencia de
tortugas del género Algorachelus, de las que aún quedar mucho por saber y que
motivaron en parte el proyecto impulsado por la Viceconsejería de Cultura de la
Conserjería de Educación, Cultura y Deportes de Castilla-La Mancha.
La fauna cretácica de Guadalajara
“El conocimiento sobre Algorachelus puede mejorar
radicalmente, gracias al hallazgo de numerosos caparazones completos, tanto de
individuos juveniles como de adultos, pero también de la mayor colección de
cráneos de toda Europa y una de las mayores a nivel mundial del grupo al que
pertenece esta tortuga”, detalla Pérez García.
La exitosa excavación también evidencia la presencia de varias formas de cocodrilos, de los que se tenía muy poca información
Además de las tortugas, la campaña ha sacado a la luz a los
representantes de otros linajes hasta ahora mal conocidos. “Hemos identificado
una diversidad de peces mayor de lo considerado hasta el momento”, apunta a
Sinc el científico que ha podido reconocer restos de peces de origen africano.
Este hallazgo apoya la hipótesis del reemplazamiento de
varios vertebrados europeos por faunas procedentes de la masa continental del
sur, llamada Gondwana y formada por África y Sudamérica. El primer ejemplo de
esta dispersión fue la tortuga Algorachelus peregrina, procedente de lo que
ahora era África y cuyos restos fueron hallados durante la primera campaña en
Algora.
Algunos de los miembros del equipo de excavación en el
yacimiento de Algora.
/ Grupo de Biología Evolutiva de la UNED
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La exitosa excavación también evidencia la presencia de
varias formas de cocodrilos, de los que se tenía muy poca información. “El
nuevo material permite reconocer que algunos linajes de cocodrilos primitivos
aún sobrevivían a comienzos del Cretácico superior, junto con formas
atribuibles a linajes más modernos, que acabaron reemplazándolos por completo
varios millones de años después”, dice el paleontólogo.
Un esqueleto parcial de titanosaurio
El entorno de Algora hace 95 millones de años también fue el
hábitat de dinosaurios herbívoros. Lejos de ser un ambiente desértico como se
pensaba hasta ahora, la región fue en realidad una zona costera tropical, con
grandes bosques, según la gran biodiversidad de especies descubierta.
“La posibilidad de que el saurópodo de Algora sea una especie nueva es elevada”, indica el paleontólogo
El grupo ha descubierto de hecho un esqueleto parcial
–vértebras, elementos de las cinturas y de las extremidades– de un herbívoro de
relativo pequeño tamaño, que podría corresponder a una nueva especie de
saurópodo.
“Sería el representante europeo más antiguo de los titanosaurios,
que fueron uno de los grupos de dinosaurios más abundantes y diversos en los
yacimientos de la parte final del Cretácico en este continente”, indica Adán
Pérez García.
El análisis de los fósiles permitirá ahora saber el origen
de los miembros europeos de este linaje de saurópodos, muy comunes al final del
periodo dominado por los dinosaurios. “La posibilidad de que el saurópodo de
Algora sea una especie nueva es elevada, y puede que ocurra lo mismo con los
representantes de otros de los grupos hallados durante esta excavación”,
concluye el investigador.
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