Para hacer dataciones absolutas, las técnicas más habituales
son las radiométricas, que se basan en la desintegración de los elementos
radiactivos
Huesos y dientes con anomalías de distintos yacimientos.
ERIK TRINKAUS
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Un único fósil no indica nada porque puede haber sido
arrastrado hasta donde se encuentra. Para conocer la edad nos fijamos en la
asociación de fósiles que aparecen en una zona determinada y luego tenemos lo
que llamamos fósiles guías o fósiles característicos que son los mejores
indicadores para conocer la edad de los materiales.
Las características que tiene que reunir un fósil guía son:
primero, que sean de una especie que viviera un periodo corto de tiempo;
segundo, que la especie evolucionara rápidamente; tercero, que estén extendidos
desde el punto de vista geográfico y, por último, que sean abundantes. Un buen
ejemplo de fósiles guía son los dinosaurios porque cumplen esas cuatro características
y son guía para el Mesozoico que es la era (el periodo de tiempo) en el que
vivieron (entre hace 252 y 66 millones de años).
Para saber de cuándo es un fósil usamos estos fósiles guías.
Por ejemplo, sabemos que los fósiles de trilobites son del Paleozoico. Si en el
campo encuentras materiales con trilobites sabes que son de esta era; si
encuentras materiales con dientes de dinosaurios, sabes que son del Mesozoico
porque los dinosaurios solo vivieron durante el Mesozoico. Si encuentras
materiales con huesos de homínidos sabes que estás en el Cuaternario más
reciente. Si tenemos en cuenta una especie concreta de animales o plantas, por
ejemplo de dinosaurios, trilobites u homínidos podemos afinar aún más.
Fósil del 'Halszkaraptor escuilliei'. ESRF/P.JAYET
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Si encontramos materiales sin ningún fósil guía la acotación
es muy difícil. Aunque también nos orientamos con los principios básicos de la
geología, por ejemplo, los estratos más bajos suelen ser los más antiguos y los
materiales que están más arriba son más recientes. Eso es así normalmente aunque
puedes tener un pliegue tumbado o una falla que te cambie todo, lo que ocurre
es que los geólogos y geólogas sabemos leer eso.
Técnicas más precisas
Esto que te he explicado hasta ahora son las formas para
datar los fósiles de forma relativa pero también existen procedimientos para
hacer dataciones absolutas. Las técnicas más habituales son las radiométricas
que se basan en la desintegración de los elementos radiactivos. Es posible que
hayas oído hablar, por ejemplo, de la datación con carbono-14 o carbono-16 y
existen otras con otros isótopos radiactivos. Como sabemos cuál es la velocidad
de desintegración de esos isótopos y la cantidad en el momento de la muerte es
fija, midiendo cuánto queda podemos saber el tiempo aproximado que ha pasado
desde que ese ser vivo murió. También existen otras técnicas como la que se
basa en el paleomagnetismo, en este caso lo que utilizamos son los cambios en
el polo magnético de la Tierra a lo largo del tiempo, como conocemos esos
cambios, podemos observarlos en la orientación de ciertos minerales magnéticos
de algunos fósiles.
Hay que tener claro que la geología no es una ciencia
exacta, por eso cuantos más fósiles tienes, más datos posees para interpretar.
Pero aunque no sea exacta, la geología es una ciencia espectacular porque los
fósiles nos permiten también conocer nuestra propia historia. Además de la
edad, nos enseñan cómo ha sido la historia de la vida en nuestro planeta a lo
largo de 3.500 millones de años que es cuando se data el organismo unicelular
fósil más antiguo conocido. Y una de las cosas que podemos conocer es cómo ha
cambiado a través del tiempo. Por ejemplo, podemos saber cómo ha sido el clima
gracias a los pólenes y las esporas de las plantas o a las asociaciones de
vertebrados.
Amelia Calonge García es catedrática E. U. de la Universidad de Alcalá de Henares en el departamento de Geología.
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