sábado, 9 de noviembre de 2019

Los fósiles excepcionales podrían necesitar un poco de aire para formarse

Algunos de los lechos de fósiles más exquisitos se formaron hace millones de años, durante periodos de tiempo cuando los océanos terrestres carecían básicamente de oxígeno.

Fósil de un pariente del calamar vampiro. La estructura del centro es el saco 
de tinta. (Foto: Rowan Martindale/The University of Texas at 
Austin Jackson School of Geosciences)
Dicha asociación ha llevado a los paleontólogos a creer que las colecciones de fósiles mejor conservadas del mundo proceden de océanos sin oxígeno. Pero unas investigaciones realizadas por personal de la universidad de Texas en Austin (EE.UU.), han determinado que si bien los entornos con escasez de oxígeno preparan el terreno, se necesita algo de aire para catalizar el proceso de fosilización.

Según Drew Muscente, no es la ausencia de oxígeno lo que permite que los organismos se conserven y se fosilicen, sino la presencia de oxígeno bajo las circunstancias adecuadas. Su trabajo se publicó en la revista PALAIOS.

Los depósitos de fósiles mejor conservados se llaman "Konservat-lagerstätten". Son raros y valiosos científicamente porque conservan tejidos blandos junto con los duros, lo que a su vez preserva una mayor variedad de vida de los ecosistemas primitivos.

Así, cuando se examina uno de estos depósitos, lo interesante es que todo el mundo está presente. Se tiene un retrato más completo del entorno y de los animales.

La investigación examinó la historia de fosilización de un yacimiento excepcional situado en Canadá (Ya Ha Tinda Ranch). Es conocido por su presencia de especímenes marinos delicados procedentes del Jurásico Temprano, como cigalas y calamares vampiro, con sus sacos de tinta aún intactos, conservados en losas de pizarra negra.

Durante la época de la fosilización, hace unos 183 millones de años, unas temperaturas globales altas debilitaron el oxígeno de los océanos. Para determinar si los fósiles se formaron efectivamente en un entorno carente de oxígeno, el equipo analizó los minerales en ellos. Dado que se forman diferentes minerales bajo condiciones químicas distintas, la investigación, con un microscopio electrónico, pudo determinar si el oxígeno estaba presente o no.

Los resultados indican que la mayor parte de los fósiles están hechos de apatita, un mineral basado en fosfatos que necesita oxígeno para formarse. Sin embargo, también se vio que las condiciones climáticas de un entorno bajo en oxígeno ayudaron a preparar el terreno para la fosilización una vez que este estuvo disponible.

Ello se debe a que los periodos de escaso oxígeno oceánico están relacionados con temperaturas globales altas, que elevan los niveles marinos y erosionan la roca, que es una fuente rica de fosfatos que ayudan a formar fósiles. Si el entorno de bajo oxígeno persistía, entonces este sedimento simplemente liberaba el fosfato al océano. Pero con oxígeno disponible, el fosfato se queda en el sedimento donde puede iniciar el proceso de fosilización.

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