Los celacantos y los pterosaurios se alimentaban de peces
picnodontiformes en los periodos más húmedos del yacimiento barremiense de Las
Hoyas. Las pruebas de esta interacción trófica, poco frecuente en el registro
fósil mundial, han sido presentadas por paleontólogos de la Universidad
Autónoma de Madrid (UAM) tras el análisis de heces fosilizadas.
Microscopía electrónica de barrido (SEM) que muestra dientes
de peces
picnodontiformes en uno de los coprolitos del yacimiento de Las Hoyas
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El estudio de dos coprolitos de hace 126 millones de años,
hallados en el yacimiento de Las Hoyas, ha revelado relaciones tróficas poco
frecuentes en el registro fósil mundial. Los resultados han sido publicados en
el Journal of Vertebrate Paleontology por investigadores de la Universidad
Autónoma de Madrid (UAM).
Los coprolitos son heces fósiles que permiten estudiar la
biología y la ecología del pasado, permitiendo establecer la relación
depredador-presa de un ecosistema, así como características de preservación del
ambiente donde se fosilizaron. Los restos de alimento no digerido que fueron
encuentradas en la matriz de los coprolitos permiten en ocasiones identificar
la presa ingerida, mientras que la forma y tamaño del propio coprolito pueden
revelar su posible productor.
En el caso de
los dos coprolitos del yacimiento de Las Hoyas, las presas ingeridas fueron
peces picnodontiformes. Estos pudieron ser identificados gracias a la
preservación excepcional de sus dientes, que son muy característicos y raramente
se encuentran tan bien preservados en el registro fósil.
La forma de los
coprolitos apunta a que fueron producidos en los periodos más húmedos del
ecosistema, debido a que la forma original de las heces no se preserva, pero sí
puede ser inferida en uno de los especímenes.
“Esto apunta a una disolución de la masa fecal tras su
deposición. Además, su tamaño permite descartar ciertos organismos depredadores
del ecosistema como posibles productores (animales invertebrados, peces de
pequeño tamaño, salamandras, tortugas, pequeñas aves), ya que se trata de
animales demasiado pequeños como para haber producido heces del tamaño de los
coprolitos estudiados”, detalla Sandra Barrios de Pedro, firmante del trabajo e
investigadora del departamento de Biología de la UAM.
Por otro lado, la preservación de las inclusiones apunta a
un sistema digestivo poco efectivo del organismo productor de las heces. Esto,
sumado a la cantidad de restos presentes en la matriz de los coprolitos,
sugiere que los posibles productores habrían sido peces de gran tamaño
(celacantos) o posiblemente pterosaurios.
Estas conclusiones fueron posibles gracias a la realización
de estudios a macroescala con binocular y cámara, que permitieron establecer
las características morfológicas de los dos ejemplares estudiados. También se
realizaron estudios de microscopía electrónica de barrido con un microscopio
ambiental a bajo vacío (ESEM), que permitieron identificar los restos de
alimento no digerido (restos de la presa). Por último, se aplicaron técnicas de
tomografía computerizada (CT-Scan), que posibilitaron estudiar el interior de
los coprolitos sin intervenir en ellos.
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Referencia bibliográfica:
Sandra Barrios-de Pedro (2019). “Bones of pycnodontiform
fishes (Actinopterygii: Pycnodontiformes) in coprolites from the Barremian
fossil site of Las Hoyas (Cuenca, Spain)”. Journal of Vertebrate Paleontology.
DOI: 10.1080/02724634.2019.1667814
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