Científicos del IGME abren nuevas vías para la investigación
con una publicación en 'Scientific Reports' sobre el ámbar de El Soplao que
demuestra por primera vez la existencia de savia elaborada fósil
Gotas de savia elaborada de un cuarto del grosor de un
cabello conservadas
en ámbar de hace 105 millones de años. (Autor: Museo
Geominero).
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IGME/DICYT El principal reto de este trabajo ha consistido
en analizar químicamente la sustancia oscura de unas pequeñas gotitas incluidas
en ámbar. Los investigadores derrocharon pericia y utilizaron un conjunto de
sofisticadas técnicas analíticas como la Espectroscopía Raman, la
Espectrometría de Masas y el Microanálisis con Microsonda Electrónica. Los
resultados indicaron que contenían elementos inorgánicos como calcio, magnesio,
potasio o sodio y, mucho más interesante, lo que parecían azúcares o residuos
de azúcares, pero que sin duda eran sustancias polares (con cargas eléctricas
separadas, como los azúcares).
Todos estos resultados una vez analizados condujeron a una
clara conclusión... por primera vez y de forma inesperada se había demostrado
que existe savia fósil y esto abre la puerta a futuras líneas de investigación.
Por ejemplo, se podrá abordar la identificación de los árboles que produjeron
la resina en el pasado geológico, el reconocimiento de aspectos fisiológicos de
estas antiguas plantas resinosas, la determinación de aspectos ambientales de
los antiguos bosques, etc. La ventana al pasado que nos permite asomarnos el
ámbar acaba de ensancharse. Y todo ello tenía su lógica, ya que ¿qué mejor
contenedor para conservar la savia que el ámbar o resina fósil que además tiene
su origen en un daño en los conductos que transportan los “jugos” de los
árboles?
En el yacimiento de El Soplao (Rábago, Cantabria), el ámbar
que contiene la savia se encuentra en forma de grandes masas arriñonadas o con
aspecto de tortas aplastadas, a diferencia de las piezas que contienen insectos
fosilizados, que son pequeños “chorretones” con formas que recuerdan a las
estalactitas. En el interior de esas masas arriñonadas hay abundantes bandas
claras y oscuras alternándose. El ámbar es fluorescente cuando se observa bajo
una luz ultravioleta (como la utilizada para detectar billetes falsos), es
decir, reacciona bajo esta radiación emitiendo una luz azul muy brillante. Por
este motivo este ámbar tiene un color púrpura cuando se observa con luz solar,
ya que una parte de la radiación del Sol es ultravioleta.
No obstante, la savia fosilizada no es fluorescente bajo la
luz ultravioleta y por eso las bandas oscuras emiten poca luz azul. Los
investigadores observaron que utilizando el láser de la Microscopía Confocal la
savia fósil era fluorescente si se excitaba con una luz de longitud de onda
mayor que la ultravioleta. Esto les permitió identificar restos de pigmentos
vegetales presentes en la savia, como carotenoides, antocianinas e incluso
clorofila. Una vez más el ámbar del periodo Cretácico de El Soplao (Cantabria)
demostraba ser una inagotable fuente de conocimiento científico como en el caso
de este hallazgo recientemente publicado por la revista científica Scientific
Reports. En esta ocasión, se trata de pequeñas gotas de savia que se mezclaron
con la resina al salir al mismo tiempo, formando unas texturas muy peculiares,
conocidas como dobles emulsiones.
Las dobles emulsiones fósiles de El Soplao
Los investigadores descubrieron que las bandas oscuras
estaban formadas por una constelación de gotitas microscópicas de color marrón
oscuro. Cada gotita tenía en su interior otras más pequeñas y de tonalidad
clara, por lo que al microscopio el aspecto es vacuolado. Otros científicos
habían considerado cada una de estas gotitas como microorganismos fósiles que
conservaban sus vacuolas celulares. Pero no todo encajaba con esta explicación,
ya que el tamaño de las gotitas era demasiado variable para tratarse de
microrganismos fósiles.
Ante tales sospechas, los investigadores españoles iniciaron
un estudio minucioso no solo de las características morfológicas de las
gotitas, sino también de su composición química, aunque el trabajo era un
verdadero reto dado que tienen tamaños microscópicos. Se trataba de desvelar un
misterio que insospechadamente conecta estas raras gotas fósiles con la
industria farmacéutica y cosmética al observar que técnicamente eran lo que se
llama dobles emulsiones. Si una emulsión es una mezcla de dos líquidos
inmiscibles, una doble emulsión es una emulsión de emulsiones, donde cada
gotita de uno de los líquidos contiene gotas más pequeñas del otro.
Se da la circunstancia de que las dobles emulsiones son en
la actualidad todo un campo de investigación, con cientos de publicaciones
acumuladas, ya que resultan claves para elaborar muchos productos industriales,
por ejemplo, para introducir y estabilizar principios activos sensibles dentro
de determinadas sustancias. El descubrimiento de las dobles emulsiones
fosilizadas, desconocidas hasta el momento podría aportar claves en la actual
investigación dirigida a la producción industrial de dobles emulsiones.
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