Investigadores españoles y británicos han analizado la forma y proporciones óseas de centenares de especies aviarias para explicar cómo se convirtieron en el mayor grupo de vertebrados
Aves en las marismas del Parque Nacional de Doñana, en Huelva. / DIEGO LOPEZ ALVAREZ |
Entre los años 30 y 40 del siglo pasado, se sentaron las
bases de la teoría de la síntesis moderna, que explica cómo evoluciona la vida.
Sus defensores combinaron las ideas de Charles Darwin sobre la evolución de las
especies y las leyes de la genética descubiertas por Gregor Mendel con el papel
de las mutaciones aleatorias como combustible de los cambios. Uno de los
postulantes de la síntesis evolutiva moderna fue George Gaylord Simpson, un
científico estadounidense que fue a la vez paleontólogo, geólogo y biólogo.
Simpson mantuvo que las grandes explosiones de especies estaban caracterizadas
por dos rasgos: una primera y temprana expansión y diversidad de formas y, por
otro lado, la rápida división en compartimentos de estos espacios ecológicos y
morfológicos. Según este nuevo trabajo, las aves evolucionaron siguiendo estos
pasos.
Antes del asteroide (o meteorito), en el cielo volaban los pterosaurios, primos muy lejanos de los dinosaurios, y las aves propiamente dichas, que eran tan dinosaurios como un velociraptor o un T. rex. El impacto se llevó por delante a casi todos ellos. “Hoy creemos que se extinguieron todas las aves, menos un único linaje que experimentó una explosión evolutiva que desemboca en toda la diversidad moderna que tenemos en la actualidad”, dice Navalón, que añade: “Fue algo que sucedió muy rápido, en 10 millones de años tienes prácticamente todos los linajes de aves modernas”. En la actualidad, son el segundo grupo de vertebrados más numeroso tras los peces, doblando (con más de 9.000) al de los mamíferos y superando a los reptiles. “En esos primeros 10 millones de años después de la extinción masiva, ya tienes fósiles que reconocemos como pingüinos, que reconocemos como loros... Que reconocemos como otros grupos de aves que tenemos en la actualidad”, completa el paleobiólogo español.
Pero al estudiar las variaciones de formas y proporciones
óseas ven que las cosas no son tan simples. Poco después del cataclismo del
asteroide, “se produjo una separación de dos linajes, uno que se queda en el
mar y otro que se queda en tierra, en los árboles”, comenta Navalón. Y la
evolución de los dos grandes grupos es diferente. Los paseriformes, los que se
conocen como pájaros, suponen la mitad de las especies aviarias. Son al mismo
tiempo las más diversas y las que menos cambios habrían tenido. “Estas aves sí
que, tras una expansión inicial, se queda cada una en su, digamos, tipo de
esqueleto. Lo que hacen después es variar en cosas más pequeñas, como la forma
del pico, forma del dedo...”.
“Hoy creemos que se extinguieron todas las aves, menos un único linaje que experimentó una explosión evolutiva que desemboca en toda la diversidad moderna que tenemos en la actualidad”
Guillermo Navalón, paleobiólogo de las universidades de Cambridge y Oxford
Con las aves marinas sucede lo contrario. Se expanden
también de forma explosiva, pero saltan de un linaje a otro a lo largo del
tiempo. Navalón pone algunos ejemplos: “Los pingüinos y los albatros son
parientes, pero para pasar de un pingüino a un albatros tienes que tener unas
modificaciones brutales. Pues muchos grupos de aves marinas se han convertido
en un pingüino, en un albatros o se han convertido en un ave zancuda o casi
pingüinos”. Entre los casi pingüinos están las alcas, aves acuáticas de las zonas
gélidas del norte que podrían confundirse con los pingüinos. De hecho, los
primeros exploradores europeos confundían a unos y otras. Se sumergen y nadan
como ellos, pero estas sí que vuelan.
Al adentrarse en las variaciones esqueléticas, los autores de
la investigación observan que hay una conexión entre el entorno y las formas
óseas. En las terrestres varían mucho la forma del pico y los huesos que están
en contacto con el sustrato. Cambian en la forma del pie, porque varían cómo se
disponen los dígitos del pie si es un pájaro terrestre u otro que viven sobre
todo en los árboles. Mientras, entre las marinas, las variaciones se producen
sobre todo en la parte central del esqueleto, lo que sería el pecho. Y esto
tiene mucho que ver con su locomoción, la forma de volar, cómo planea o como se
sumergen en el agua. Para los autores esto al entorno como modificador de la
forma de estos animales: “El ambiente en el que han evolucionan las aves
determina esa evolución y esto es algo que no se estaba teniendo demasiado en
cuenta en los modelos evolutivos”, concluye Navalón.
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