Un museo de dinosaurios, huellas únicas y árboles fósiles se localizan en este
territorio que posee hasta su propio saurópodo: el Demandasaurus darwini.
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Burgos // ©Miguel Muñoz Romero |
El
‘Jurassic Park español’, como lo consideran los expertos, es la zona de
Comunero de Revenga, una región al nordeste de Burgos rica en yacimientos
paleolíticos y arqueológicos coronada por la Sierra de la Demanda que consta de
numerosos puntos de interés para todos los viajeros a los que les guste los
dinosaurios y los fósiles.
El
recorrido empieza en Salas de los Infantes, la localidad más poblada de la
comarca, donde se sitúa el Museo de Dinosaurios. Creado a partir de la
colección que donó el Colectivo Arqueológico-Paleontológico de Salas al
ayuntamiento, el museo está construido en zig-zag con dos grandes temáticas: la
arqueología y la paleontología.
En
la primera área se encuentran reconstrucciones como la de un megalito, el
interior de una casa celtibérica y un altar romano, así como una réplica en
piedra caliza del arco visigótico de la ermita de Quintanilla de las Viñas,
ejemplo notable de la escultura de este arte.
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Burgos // ©Miguel Muñoz Romero |
En
la parte referida a la paleontología es cuando el museo se convierte en único.
En esta sala se encuentran restos que datan del cretácico inferior –unos 140
millones de años- e incluso más antiguos. La estatua a escala real de un alosaurio
marca el comienzo y da paso a ejemplares insólitos de vegetales fósiles como
los tallos de helechos arborescentes, troncos, piñas de coníferas, pólenes
perfectamente conservados, restos de pequeños dinosaurios corredores como el
Hipsilofodonte – dientes y esqueletos-, las espinas defensivas de un animal
acorazado como el Polacanthus –de gran importancia científica dada la escasez
en el registro fósil europeo de este tipo de dinosaurio- o el cráneo, colmillos
y huesos de la mano de un Baryonyx, un gran dinosaurio carnívoro de hocico
largo y bajo.
Pero
el plato fuerte viene al final. Restos de huevos de dinosaurio, uno de ellos
prácticamente entero, pertenecientes a un saurópodo titanosáurido –los
ejemplares más grandes de la era mesozoica- comienzan un recorrido en el que se
pueden ver, entre otros, un hueso del pie en forma de ‘T’ de un dinosaurio de
más de 25 metros, un fémur de 1.10 metros de alto, dos huesos de la cadera,
vértebras caudales, costillas y otros restos del denominado Demandasaurus darwini, un titán de 12
metros hallado y censado en las cercanías de Salas de los Infantes. Otros
fósiles de especies únicas en el mundo como el lagarto Arcanosaurus ibericus o la tortuga terrestre Larachelus morla ponen el broche a una visita inigualable.
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Burgos // ©Miguel Muñoz Romero |
Más
allá de Salas de los Infantes y su museo temático, hay muchos más reclamos en
Comunero de Revenga para los amantes de lo jurásico. En Regumiel de la Sierra,
a tan solo 15 minutos en coche desde Salas, se encuentra un rastro icnológico,
o conjunto de huellas de pisadas de un animal, de dinosaurios del jurásico
superior. El rastro, conformado por nueve conjuntos de huellas bien definidas y
otras cuatro más aisladas, pertenecen a las familias de los Iguanodones y los
Megalosaurios, están muy bien conservadas, aunque la presión humana y las
condiciones climatológicas están erosionando el valle poco a poco.
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Burgos // ©Miguel Muñoz Romero |
Por
último, los atraídos por la belleza e historia de los fósiles tienen igualmente
una cita en la localidad de Hacinas. Sus árboles fósiles son también únicos en
el mundo, ejemplares espectacularmente conservados con una antigüedad de más de
120 millones de años, que aparecieron en los años 40 del siglo pasado
enterrados y rodeados de material fluvial. Hoy en día hay tres árboles fósiles
expuestos en Hacinas y, al menos, otros siete bajo tierra esperando a ser
desenterrados. La historia viva de la humanidad que ha llevado consigo restos
de insectos, plantas, bacterias…
Burgos, tras el yacimiento de
Atapuerca, vuelve a ser el origen mismo de la vida.
inoutviajes.com
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