viernes, 6 de marzo de 2020

Una red social operó en los primeros animales hace 500 millones de años

Algunos de los primeros animales sobre la Tierra estaban conectados por redes de filamentos, según la evidencia más temprana que se ha encontrado de este tipo de conexión.   

Hilos fosilizados, algunos de hasta cuatro metros, conectan organismos
conocidos como rangeomorfos, que dominaron los océanos de la Tierra 
hace medio billón de años. - ALEX LIU
Científicos de las universidades de Cambridge y Oxford han descubierto los hilos fosilizados, algunos de hasta cuatro metros, que conectan organismos conocidos como rangeomorfos, que dominaron los océanos de la Tierra hace 500 millones de años.

El equipo encontró estas redes de filamentos, que podrían haber sido utilizadas para nutrición, comunicación o reproducción, en siete especies en casi 40 yacimientos de fósiles diferentes en Terranova (Canadá), según publican en la revista 'Current Biology'.   

Hacia el final del período Ediacarano, hace entre 571 y 541 millones de años, comenzaron a aparecer las primeras comunidades diversas de organismos grandes y complejos. Antes de esto, casi toda la vida en la Tierra había sido de tamaño microscópico.

Los rangeomorfos tipo helecho fueron algunas de las formas de vida más exitosas durante este período, creciendo hasta dos metros de altura y colonizando grandes áreas del fondo marino. Los rangeomorfos pueden haber sido algunos de los primeros animales en existir, aunque sus extrañas anatomías han desconcertado a los paleontólogos durante años ya que parecían no tener boca, órganos o medios para moverse. Se suponía que absorbían nutrientes del agua que los rodeaba.

Dado que los rangeomorfos no podían moverse y se conservan donde vivían, es posible analizar poblaciones enteras a partir del registro fósil. Estudios anteriores de rangeomorfos han analizado cómo estos organismos lograron reproducirse y tener tanto éxito en su tiempo.

"Estos organismos parecen haber sido capaces de colonizar rápidamente el fondo del mar, y a menudo vemos una especie dominante en estos lechos fósiles --explica en un comunicado el doctor Alex Liu, del Departamento de Ciencias de la Tierra de Cambridge, y primer autor del artículo--. La forma en que esto ocurre ecológicamente ha sido una pregunta recurrente y estos filamentos pueden explicar cómo pudieron hacerlo".

La mayoría de los filamentos tenían entre dos y 40 centímetros de longitud, aunque algunos tenían hasta cuatro metros. Sin embargo, dado que son tan delgados, los filamentos solo son visibles en lugares donde la conservación de fósiles es excepcionalmente buena, lo cual es una de las razones por las que no se identificaron antes. 

Los fósiles para este estudio se encontraron en cinco yacimientos en el este de Newfoundland, una de las fuentes más ricas del mundo de fósiles de Ediacarano.  

Es posible que los filamentos se usaran como una forma de reproducción clonal, como las fresas modernas, pero dado que los organismos en la red eran del mismo tamaño, los filamentos podrían haber tenido otras funciones. Por ejemplo, proporcionar estabilidad contra fuertes corrientes oceánicas.

Otra posibilidad es que permitieran a los organismos compartir nutrientes, una versión prehistórica de la 'red de madera' que se observa en los árboles de hoy en día. Sin embargo, lo que se sabe es que puede ser necesario reconsiderar cómo vivían los organismos del Ediacarano.  

"Siempre hemos visto a estos organismos como individuos, pero ahora hemos descubierto que varios miembros individuales de la misma especie pueden estar unidos por estos filamentos, como una red social de la vida real”, añade Liu.

"Es posible que ahora necesitemos reevaluar estudios anteriores sobre cómo interactuaron estos organismos, y particularmente cómo compitieron por el espacio y los recursos en el fondo del océano --prosigue--. Lo más inesperado para mí es darme cuenta de que estas cosas están conectadas. He estado mirando durante más de una década y esto ha sido una verdadera sorpresa".

"Es increíble el nivel de detalle que se puede preservar en estos antiguos fondos marinos; algunos de estos filamentos tienen solo una décima de milímetro de ancho", añade el coautor, el doctor Frankie Dunn, del Museo de Historia Natural de la Universidad de Oxford.

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