La nueva icnoespecie fue denominada con el nombre de
Cellicalichnus krausei.
Nido de abejas de 100 millones de años encontrado en la
provincia del Chubut.
(Conicet)
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Un equipo de investigadores del Conicet informó recientemente
el hallazgo de varios nidos de abejas que se pueden asignar a la tribu
Halictini, en un paleosuelo de 100 millones de años en un yacimiento del
cretácico inferior ubicado en Cañadón Tronador, Chubut.
Las abejas tienen un rol fundamental en los ecosistemas
actuales por ser el principal vector de polinización.
Es probable que hayan tenido también un papel importante en
el pasado a partir de favorecer la diversificación de las dicotiledóneas -un
extenso y dominante grupo de plantas con flores- y haber formado parte de la
revolución terrestre del cretácico ocurrida entre hace unos 125 millones y unos
80 millones de años.
Es por eso que conocer más sobre su historia resulta clave
para entender mejor los ecosistemas del presente y cómo se los puede preservar.
Hallazgo
El descubrimiento de una traza fósil tan antigua,
característica de un grupo específico que abarca sólo algunos géneros y que
tiene continuidad hoy en día, constituye una evidencia de la pronta
diversificación de las abejas en el Cretácico Inferior en forma paralela a la
ya acreditada para las plantas con flores. La nueva icnoespecie fue denominada
con el nombre de Cellicalichnus krausei.
“Es uno de los registros más antiguos de la existencia de
abejas, pero además no plantea las controversias que suscitan otros fósiles de
tipo corpóreo que tienen aproximadamente la misma edad, pero que no se
corresponden con ningún grupo actual”, afirmó Jorge Genise, investigador del
Conicet, jefe de la División Icnología del Museo Argentino de Ciencias
Naturales Bernardino Rivadavia y primer autor del trabajo.
Parte del grupo que participo de la extracción y estudio de
los nidos. (Conicet)
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"Una ventaja que ofrecen las trazas fósiles respecto de
los restos corpóreos -sobre todo en insectos- es que se las halla siempre en su
ambiente original (es decir, no transportadas) lo que permite conocer más sobre
el marco en el cual vivían estas especies y discernir, incluso, cuestiones
comportamentales fundamentales para distinguir, por ejemplo, si se trata de una
avispa o de una abeja y ubicarlas correctamente en un árbol filogenético",
agregó.
Los nidos se conservan porque las abejas tienen que darle a las celdillas un tapiz impermeable para que las provisiones no difundan hacia el suelo. Es este tapiz impermeable lo que las preserva después de tantos años. Los nidos de las avispas, en cambio, no se preservan porque no les resulta necesario impermeabilizar las celdillas en las que aprovisionan las presas.
Fue justamente la arquitectura de los nidos encontrados la
que permitió adjudicarlos a la tribu Halictini (un grupo de abejas de lengua
corta), con sus típicas celdillas unidas a túneles principales. El hallazgo,
además de servir para mostrar que las abejas se co-diversificaron rápidamente
con las primeras plantas con flor en el Cretácico Inferior, implicó también la
posibilidad de recalibrar la filogenia de las abejas de lengua corta.
Aunque los investigadores sabían que se trataba de un sitio
del cretácico inferior, con la colaboración de Brian R. Jicha, investigador de
la Universidad de Wisconsin (Estados Unidos), se determinó que los paleosuelos
en los que se hallaron los nidos tenían exactamente 100 millones de años.
Además, gracias al trabajo de un grupo de geólogos a cargo
de Eduardo Bellosi, investigador del Conicet, se pudo establecer las
condiciones del ambiente en que estas abejas vivían.
“Hicimos una análisis de los paleosuelos en el que
encontramos los nidos y los estudiamos de forma micro y macroscópica para poder
inferir cómo era el paisaje en aquel momento. La zona era un valle fluvial en
el que eran frecuentes los desbordes y en el que además ocurrían lluvias de
cenizas provenientes de los volcanes que se encontraban en la antigua
cordillera patagónica", resumió el geólogo.
"La vegetación era predominantemente herbácea y
arbustiva con poco follaje y el clima era de cálido a templado y entre
semiárido y subhúmedo”, añadió.
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