Formas de hojas fosilizadas recolectadas en la isla Seymour, al este de la Península Antártica, aportan evidencia de bosques extensos en esas latitudes durante el Paleoceno, hace 58-56 millones de años.
Paraje de la isla Seymour donde se hallaron las formas de hojas fosilizadas - Flickr |
Las hojas fósiles registran una diversidad floral mucho
mayor de la que se conocía anteriormente en los bosques del Paleoceno
antártico, en contraste con los registros de madera fósil anteriores.
Representan un templado fresco a cálido con bosques mixtos de coníferas y
bosques de hoja perenne y caducifolios.
Aunque no existen especies modernas comparables que nos
ayuden a comprender la ecología de estos bosques antárticos, lo más cercano que
podemos encontrar hoy son los bosques patagónicos del sur de América del Sur.
Estos bosques "valdivianos" modernos se
caracterizan por la "Haya del Sur" (Nothofagus) y otras hojas con
bordes con márgenes dentales, como Cunoniaceae (que incluye la madera de cuero
de Tasmania) y Proteaceae (Árbol Lomatia), por lo que la diversidad de hojas
marginadas (o de bordes lisos) en los bosques del Paleoceno fue inesperada.
Curiosamente, los bosques fósiles del Paleoceno en el lado
este de la Península Antártica son marcadamente diferentes a los que se
encuentran en el lado oeste.
Después de estudiar estas hojas fósiles, sabemos más sobre
la diversidad y la ecología de los bosques antiguos que crecieron en la
Antártida, y las influencias climáticas y locales en estos bosques cuando la
Tierra experimentó climas más cálidos antes de que el planeta se enfriara y
crecieran los casquetes polares, exponen los autores del estudio.
Muchos grupos de plantas que se consideran exclusivos de
Australia se produjeron en América del Sur en este momento, como el eucalipto,
los icónicos árboles de goma.
Los restos florales de Gondwana, como los árboles en flor de
haya del sur (Nothofagus), las coníferas grandes de tipo kauri- y bunya
(Araucariaceae) y los pinos ciruelos (Podocarpaceae), son solo algunos de los
grupos que se encuentran en los bosques templados fríos y cálidos que vemos
creciendo hoy en Tasmania, Victoria, Sureste de Australia, en Nueva Zelanda y
en la Patagonia en el sur de Sudamérica.
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