¿En qué momento los dinosaurios emplumados dieron paso a las aves propiamente dichas? ¿Qué mecanismos les ayudaron a dar el salto a los cielos? El nacimiento de las aves fue un proceso gradual, pero se pueden establecer algunos hitos en ese largo camino.
Los dinosaurios con plumas fueron más comunes de lo que se creía Foto: dottedhippo. |
Si bien es aceptado que las aves modernas son, de hecho,
dinosaurios, resulta difícil establecer cuáles fueron las especies que
desarrollaron primero las capacidades que las definen como tales, y más aún en
qué momento exacto se les puede considerar aves de pleno derecho, puesto que se
trató de una evolución gradual cuyos representantes a menudo carecen de todas
las características aviares. Además, conviene aclarar que características
aviares no equivalen necesariamente a capacidad de vuelo, como se puede constatar
en la mayoría de aves modernas.
Los abuelos de las aves
El origen de las aves se encuentra originariamente en un
clado de dinosaurios llamado manirraptores (literalmente, “manos de ladrón”).
En taxonomía, se denomina clado a un grupo de organismos que comprende a un
antepasado común y a todas las especies que descienden de él, tomando como
referencia uno o varios rasgos evolutivos distintivos. En el caso de los
manirraptores estos rasgos son, principalmente aunque no únicamente, antebrazos
y dedos alargados, aparición de un hueso de la muñeca (carpal) de forma
semilunar y la presencia de plumas ya complejas en brazos y cola.
El logro evolutivo principal de las paraves era mantener esa estructura corporal sobre dos patas -también había otros dinosaurios con la cola en esta posición, pero eran cuadrúpedos-, para lo cual habían tenido que desarrollar unos huesos más ligeros. Sin embargo, el solo hecho de adquirir las características necesarias para volar no significaba que las paraves pudieran hacerlo: es posible que inicialmente algunas de ellas fueran animales arborícolas que planearan de un árbol a otro y usaran esas plumas como un mecanismo para mantener el equilibrio; sin embargo, dicha hipótesis no se ha confirmado y existe todavía bastante controversia respecto a ella. Es más, este grupo incluye también a dinosaurios claramente no voladores como los deinonicosaurios, un clado en el que figuran especies tan famosas como el Velociraptor o el Deinonychus.
Los padres de las aves
Los antepasados directos de las aves modernas se encuentran
dentro de una división de las paraves conocida como aviales, que incluyen tanto
a estas como a una serie de dinosaurios con características de ave. Conviene
precisar de nuevo que el término ave no es necesariamente sinónimo de animal
volador -como se puede apreciar en las especies actuales- sino que se refiere a
un conjunto de características anatómicas, siendo las más visibles las plumas y
un pico de queratina sin dientes.
Ilustración de Aurornis xui, considerado 'la primera ave' Foto: El Fosilmaníaco (CC) |
Aurornis vivió hace unos 160 millones de años, durante el Jurásico Superior o tardío, lo que significa que durante casi 100 millones de años las primeras aves convivieron con los dinosaurios no aviares. Tanto tiempo da para muchas posibilidades y, en cada bifurcación del camino evolutivo, un grupo adquiría -o más bien, perdía- características que les acercaban más a las aves modernas. Los dos tipos de cambios más notables se aprecian en el pico y en la cola: en el primero desaparecen los dientes, resultado de una dieta plenamente insectívora o complementada con néctar de las flores; mientras que la segunda se va acortando y adquiriendo forma de timón como adaptación al vuelo.
Supervivientes
La primera ave moderna conocida no aparece sino un "escaso" millón de años antes de la extinción de los dinosaurios: se trata del Asteriornis maastrichtensis, descubierto en 2020. Se parecía remotamente a una mezcla de pato y gallina, por lo que sus descubridores lo apodaron “el pollo maravilla”. Esta especie ya presentaba plumas de vuelo y una estructura ósea que le habría permitido echar a volar por sí misma.
Asteriornis maastrichtensis, alias 'el pollo maravilla' Foto: Phillip Krzeminski |
La pregunta obligada es por qué solo un determinado tipo de aves sobrevivió hasta la actualidad. Probablemente se tratara de una conjunción de factores como una dieta variada, su pequeño tamaño y la posibilidad de migrar en busca de comida durante largas distancias e incluso hacia otras masas de tierra. La extinción masiva del Cretácico-Paleógeno afectó principalmente a las especies de mayor tamaño, especialmente las terrestres.
Un rasgo clave para la supervivencia de las aves modernas
fue el desarrollo de picos largos, duros y con capacidad de perforación, para
romper las cáscaras de los frutos y alimentarse de las semillas
En 2020, una investigación del Instituto Smithsonian propuso
que un rasgo clave para la supervivencia de las aves modernas fue el desarrollo
de picos largos, duros y con capacidad de perforación: esto les habría
permitido romper las cáscaras de los frutos para alimentarse de las semillas,
dándoles una ventaja competitiva a la hora de obtener comida. Esto explicaría
por qué otros géneros de aves primitivas con picos que no contaban con estas
adaptaciones se extinguieron y, a la vez, el espectacular desarrollo de los
mamíferos durante el Paleógeno -el periodo inmediatamente posterior a la
extinción masiva-, gracias a que grandes nichos ecológicos habían quedado
vacíos.
La de las aves es una historia de éxito: han sobrevivido a
animales mucho más poderosos que ellas y conquistado todos los continentes. Un
estudio de 2021 estima que al menos 50.000 millones de individuos de casi
10.000 especies distintas pueblan la Tierra. Su increíble variedad de formas
les permite vivir en los tres elementos, la tierra, el mar y el aire. Desde
aquellos dinosaurios con “manos de ladrón” hasta el modesto gorrión o la
imponente águila calva, pasando por el “pollo maravilla” que sobrevivió a sus
poderosos primos los “lagartos terribles”, las aves están entre las grandes
supervivientes de la historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario