jueves, 19 de noviembre de 2020

Una gran erupción volcánica en el Atlántico provocó una de las mayores extinciones masivas de la Tierra

Provocó la desaparición del 76% de las especies existentes hace 200 millones de años

Imagen de archivo - ABC
La extinción masiva al final del Triásico que acabó con el 76% de las especies de la Tierra, comenzó después de que una gran erupción volcánica arrojara CO2 a la atmósfera, cortando el ciclo del carbono y causando una reacción en cadena de eventos ambientales. Esa alteración del carbono condujo a la acidificación de las aguas oceánicas, que luego afectaron los delicados ecosistemas marinos y condujeron a otros cambios planetarios desfavorables. Esta es la conclusión a la que acaban de llegar investigadores de la Universidad de Curtin, que han estudiado fósiles moleculares y plasman sus resultados en un nuevo estudio publicado en «PNAS».

El equipo analizó biomarcadores extraídos de rocas recogidas en el Canal de Bristol del Reino Unido y encontró evidencia de esteras microbianas, una suerte de «alfombras» compuestas por complejas comunidades de microorganismos que sirven para conocer los cambios biológicos que se dieron en el pasado.

«A través de nuestro análisis de la firma química de estas esteras microbianas, además de ver el cambio del nivel del mar y los marcadores de la columna de agua, descubrimos que la extinción masiva del final del Triásico ocurrió más tarde de lo que se pensaba», afirma en un comunicado Peter Fox, del WA-Organic and Isotope Geochemistry Center y autor principal del estudio en un comunicado. 

Comienza el reinado de los dinosaurios

Hace unos 200 millones de años, el período Triásico llegó a un final devastador después de que se iniciaran violentas erupciones volcánicas al fragmentarse Pangea y surgir el Océano Atlántico. A medida que el dióxido de carbono se arrojaba a la atmósfera, el ciclo del carbono de la Tierra se interrumpió y los océanos se acidificaron. Los delicados ecosistemas marinos colapsaron y una gran cantidad de criaturas prehistóricas como conodontos y fitosaurios se extinguieron; pero, de alguna forma, dinosaurios, pterosaurios, mamíferos y algunas plantas consiguieron sobrevivir. Este nuevo mundo permitió a los dinosaurios expandir su nicho ecológico y reinar supremos durante los próximos 135 millones de años.

Fox afirma que investigaciones anteriores sugieren que la extinción tuvo lugar donde ahora sabemos que florecieron las esteras microbianas, pero que las firmas químicas dejadas por estos seres antiguos complicaron el registro de rocas, lo que dio lugar a la confusión de fechas y lugares en los que se inició la extinción masiva. Por su parte, la coautora Kliti Grice, también investigador de la Universidad de Curtin, explica que los primeros cambios isotópicos observados en las rocas en los que se apoyaban anteriores estudios, en realidad no coinciden con el evento de extinción global, ya que indican que estos cambios primero se produjeron a nivel local en las cuencas europeas, para pasar tiempo después a convertirse en un fenómeno global.

«La etapa de extinción masiva debe haber ocurrido un poco más tarde, junto con las extinciones de plantas terrestres, los niveles tóxicos de sulfuro de hidrógeno y la acidificación del océano impulsada por la actividad volcánica masiva relacionada con la apertura del Océano Protoatlántico», apunta. Actualmente no está claro exactamente cuánto tiempo después ocurrió la extinción masiva. Grice indica que con los nuevos datos habría que reinterpretar el registro de isótopos de carbono, con el fin de obtener una mejor comprensión de los efectos regionales y los globales.

Aprendiendo del pasado

Grice asegura que los hallazgos de la investigación no solo presentan una nueva teoría de lo que inició la extinción final del Triásico, sino que también proporcionan un tipo de advertencia para el potencial futuras extinciones masivas en la Tierra.

Comparación del ciclo que produjo la extinción masiva de finales del Triásico
 (derecha) con la producción de gases contaminantes en la actualidad (derecha)
- Víctor O. Leshyk
«Nuestra investigación reciente muestra que las esteras microbianas desempeñaron funciones importantes en varios eventos de extinción masiva, así como un papel en la preservación de restos de vida, incluidos los tejidos blandos de organismos muertos, en circunstancias excepcionales -afirma Grice-. Saber más sobre los niveles de dióxido de carbono presentes durante la extinción masiva del final del Triásico nos proporciona detalles importantes que podrían ayudar a proteger nuestro medio ambiente y la salud de nuestros ecosistemas para las generaciones futuras».

abc.es

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