Un estudio de dientes fósiles encontrados en diferentes ubicaciones geográficas ha permitido demostrar ejemplos de evolución paralela en unos vertebrados tempranos del período Pérmico.
Uno de los argumentos más convincentes que prueban la teoría
de la evolución es que es bastante fácil predecir cómo evolucionarán los
animales y las plantas para adaptarse a los cambios en sus hábitats. No faltan
pruebas de que los organismos con un antepasado común evolucionan de la misma
manera, incluso si están completamente aislados unos de otros.
Uno de los ejemplos más destacados es el cíclido Midas en
Nicaragua. Hace aproximadamente 6.000 años, peces individuales colonizaron
varios lagos de cráteres. Curiosamente, desarrollaron morfologías idénticas en
sus nuevos hábitats. Un grupo se especializó en la captura de camarones
pequeños y desarrolló un cuerpo robusto con una boca plana. Otro grupo caza
peces en aguas más profundas y es considerablemente más ágil.
"Estas subespecies se encuentran en cada uno de los
lagos del cráter, aunque no existe conexión alguna entre los hábitats",
dice la doctora Emilia Jarochowska de GeoZentrum Nordbayern en FAU. "Este
es un ejemplo de evolución paralela".
La investigación de Emilia Jarochowska se centra en la
evolución en diferentes ecosistemas, pero en lugar de estudiar animales que
todavía están vivos hoy, se concentra en los conodontos, organismos que
vivieron en el mar hace aproximadamente 500 a 200 millones de años y fueron uno
de los primeros vertebrados. Los dientes en forma de cono de estos organismos
similares a las anguilas todavía se pueden encontrar como microfósiles en rocas
sedimentarias en todo el mundo. Los científicos estiman que había
aproximadamente 3.000 especies diferentes de conodontos.
"Los científicos sospechan desde hace varios años que
una determinada subespecie conocida como Conodont Sweetognathus desarrolló
varias adaptaciones evolutivas paralelas", dice Emilia Jarochowska en un comunicado.
Los investigadores de Erlangen se pusieron en contacto con
paleontólogos de la Universidad de Calgary para probar esta teoría. Los
investigadores canadienses habían recolectado dientes de Sweetognathus fosilizados
en varios lugares del mundo, incluidos Bolivia y Rusia.
Emilia Jarochowska explica: "Como ahora tenemos un
conocimiento tan bueno de la tectónica sobre la historia de la Tierra, podemos
descartar la posibilidad de que los organismos de estas regiones estuvieran
alguna vez en contacto entre sí". Los fósiles que miden apenas dos o tres
milímetros de longitud se escanearon en GeoZentrum Nordbayern en un escáner con
una resolución espacial de cuatro micrómetros, que ofrece imágenes de mayor
definición que una tomografía computarizada en un hospital. Se hicieron modelos
3D precisos y descripciones matemáticas de más de 40 muestras.
El minucioso análisis de las morfologías en los elementos
dentales confirmó lo que los científicos habían sospechado durante años:
Conodont Sweetognathus se adaptó repetidamente en respuesta a diferentes
fuentes de alimento después de emigrar a nuevos hábitats de una manera casi
idéntica a pesar de que estos hábitats estaban aislados unos de otros.
La comparación de muestras de una gran cantidad de fósiles
durante varios años ha permitido a los investigadores confirmar sin lugar a
dudas que los dientes encontrados en Bolivia y Rusia provienen de organismos
con un ancestro común. "Pudimos demostrar que dos linajes de Sweetognathus
en dos partes diferentes del mundo seguían el mismo patrón de desarrollo",
explica Emilia Jarochowska. "Eso es una prueba más de la teoría de la
evolución y de la eficacia de la colaboración internacional".
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