Regumiel de la Sierra se sitúa en medio de una de las manchas verdes más extensa de la Península Ibérica, de las mejores cuidadas y con muy bajo índice de incendios. De ello presumen los vecinos, pues está ligado a la historia del pueblo, y en sus montes se puede disfrutar de diferentes rutas para los amantes del senderismo. Pero además dispone de otros recursos para no obviar su visita, como su necrópolis y el yacimiento de icnitas que dejaron los dinosaurios que poblaron estas tierras hace millones de años.
El nombre del pueblo proviene de “Río Gumiel”, que así
figura en la documentación del monasterio de Arlanza con fecha 23/8/1213. Si ya
desde tiempo antes los pinos fueron importantes, es desde el siglo XV, con la
creación de la Real Cabaña de Carreteros, cuando sus montes toman relevancia
para el desarrollo del pueblo. La madera aportada sirvió para la construcción
de carretas y con estas se transportó maderos, piedras y otros materiales que
sirvieron para numerosas obras en muchos puntos de la Península. Y los montes
proporcionaron la “Suerte de los Pinos” que siempre fue una importante
aportación económica para los vecinos, ya en 1792 se autorizaba a la “corta” de
2.500 pinos. Todo esto unido al folclore y sus tradiciones hace un sentimiento
entre los vecinos, sentirse serranos.
La arquitectura popular es más vistosa en el casco antiguo,
con casonas de carreteros y la típica chimenea serrana. Esta zona está más
cercana a la iglesia, que se supone es donde la primitiva población se asentó,
deslizándose posteriormente hacia abajo buscando la llanura cuando el pueblo
fue creciendo.
A sus pies se conserva una de la necrópolis más vistosa de
toda la comarca. Se han localizado 132 tumbas antropomorfas excavadas en la
roca, de varios tamaños y formas, con cabeza de herradura y en forma de bañera,
de niños y de adultos, y en diferente orientación. En la última excavación
realizada por arqueólogos se descubrieron esqueletos humanos dentro de las
tumbas que estaban tapadas por losas. Según el ajuar que se encontró en las
tumbas, serían del siglo X o anterior.
Un pueblo serrano que no se puede dejar de visitar por sus
parajes, y si quieres disfrutar de sus tradiciones no dudes en venir a pingar
el mayo, a las fiestas de San Adrián, a comer la caldereta serrana, o a ver su
Semana Santa.
Nosotros nos marchamos muy complacidos de la visita.
TEXTO: Vicente Vivancos
FOTOS: Mayka Ramos
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