Describen un proceso de conservación único de resinas gracias a los restos de plumas y pelaje hallados en ámbar de Teruel
Pelos en ámbar. / S. Álvarez Parra et al. |
El equipo, que ha publicado los resultados en la revista Scientific Reports, está formado por Sergio Álvarez Parra y Xavier Delclòs,
ambos de la Universidad de Barcelona; Mónica M. Solórzano Kraemer, del Museo
Senckenberg de Historia Natural (Frankfurt, Alemania); Luis Alcalá, de
Dinópolis (Teruel), y Enrique Peñalver, del Instituto Geológico y Minero de
España (Valencia).
El origen de las dos piezas se encuentra en resina producida
hace entre 105 y 110 millones de años, correspondiente al cretácico inferior.
Los yacimientos de ámbar del cretácico son abundantes en la península ibérica y
su estudio ha proporcionado numerosos hallazgos de relevancia mundial.
Concretamente, la provincia aragonesa de Teruel concentra muchos de estos
yacimientos.
Plumas de dinosaurio y pelo de mamífero
Una de las piezas se encontró hace años en el reconocido
yacimiento de ámbar de San Just, en el municipio de Utrillas, y la otra en
Ariño, en la mina Santa María, ambos en Teruel. La pieza hallada en San Just
incluye restos de plumas de dinosaurio dispersos aleatoriamente en la
superficie convexa de ámbar con forma estalactítica.
El ámbar de Ariño presenta tres pelos de mamífero con su
característico patrón microscópico de escamas en la superficie excepcionalmente
conservado. La disposición paralela de los tres pelos y sus proporciones
similares permiten identificarlos como un pequeño mechón de un mamífero y se
corresponde con el hallazgo más antiguo de pelos en ámbar. «La determinación de
ambos hallazgos es muy compleja, pero es probable que los restos de plumas
correspondiesen a las aves extintas Enantiornithes, al igual que otras plumas
en ámbar. Y en cuanto a los pelos, cabe destacar que el patrón superficial de
escamas es similar al de pelos de mamíferos actuales», explica Sergio Álvarez,
investigador de la UB y primer autor del estudio. «Ariño ya era famoso por sus
restos fósiles de vertebrados, como los dinosaurios Proa valdearinnoensis y
Europelta carbonensis, pero nadie sospechaba que también se encontrarían restos
de vertebrados incluidos en el ámbar», añade Álvarez.
Nuevo proceso de conservación de resinas
En este estudio los investigadores han descrito por primera
vez un proceso que han denominado «arrancamiento de vestidura» (pull off
vestiture, en inglés), por el cual pequeñas porciones distales de las
vestiduras (plumaje o pelaje) de un individuo vivo quedan atrapadas tras estar
en contacto con una masa de resina pegajosa el tiempo necesario para que se
produzca un mínimo endurecimiento.
El dinosaurio y el mamífero a los que corresponden,
respectivamente, las plumas y el mechón de pelo de las piezas de ámbar
estudiadas estuvieron en contacto con resina mientras descansaban o dormían en
un árbol o cerca de él. Posteriormente, con el movimiento, estas estructuras
epidérmicas se arrancaron. Cuando se endurece la resina, se arrancan las
estructuras enteras, pero las porciones proximales no son englobadas por la
resinay no se conservan.
Un proceso similar, aunque no idéntico, se ha observado en
trampas pegajosas que tres de los investigadores del estudio instalaron en
árboles resiníferos en Madagascar. Estas trampas también retuvieron pelos de
los mamíferos que contactaron con ellas aunque, debido a su alta capacidad
pegajosa, los arrancaron rápidamente al mínimo contacto. «La característica del
proceso descrito en esta investigación es que debe pasar un tiempo algo
dilatado entre el contacto del animal con la resina y el arrancamiento de la
vestidura», apunta Xavier Delclòs, catedrático de la Facultad de Ciencias de la
Tierra y miembro del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de
la UB. «Así pues, los hallazgos de este estudio y el nuevo proceso descrito
arrojan luz sobre la complejidad de los ecosistemas durante el cretácico»,
concluye el investigador.
Las dos piezas de ámbar de este estudio se encuentran
depositadas en el Museo Aragonés de Paleontología (Fundación Conjunto
Paleontológico de Teruel - Dinópolis) y ambas añaden aún más valor al extenso
registro fósil de la provincia de Teruel.
Esta investigación ha sido parcialmente financiada por el
Ministerio de Economía, Industria y Competitividad del Gobierno de España,
National Geographic y la Fundación Volkswagen, y ha contado con la colaboración
de Dinópolis. Se agradece a la Dirección General de Patrimonio Cultural del
Gobierno de Aragón y al Grupo SAMCA, que explota la mina de Ariño, por los
permisos concedidos para realizar las intervenciones paleontológicas. Este
estudio forma parte de la tesis doctoral de Sergio Álvarez Parra, que cuenta
con el apoyo de la Secretaría de Universidades e Investigación de la
Generalitat de Cataluña y el Fondo Social Europeo.
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