domingo, 29 de noviembre de 2020

Una princesa noruega y un saqueador muy taimado en las orillas del Arlanza

  • El río hilvana lugares repletos de historia y de anécdotas en su tramo burgalés

Covarrubias, en la provincia de Burgos (Tomás Guardia Bencomo
/ Getty Images/ iStockphoto)

Admito que he refunfuñado alguna vez a causa de mi familia, tan civilizada que hasta resulta un poquitín aburrida. Si a ustedes les ha sucedido lo mismo con la suya, sepan que son muy afortunados. Por lo menos yo llego a esa conclusión mientras visito la iglesia de Santa María, en el pueblo burgalés de Salas de los Infantes. El templo, gótico del siglo XV, tiene un arca donde supuestamente se guardan los cráneos de los Siete Infantes de Lara, infaustos protagonistas del cantar de gesta que lleva su nombre.

Iglesia de Santa María en Salas de los Infantes
(Cavan
 Images/ Getty Images / iStockphoto)
Según el estudioso Ramón Menéndez Pidal, los jóvenes habían ofendido a la esposa del hermano de su madre (a su tía). El asunto tal vez se podía haber apaciguado con unas flores y unos bombones, con una disculpa y un gesto de contrición, pero a nadie se le pasó por la cabeza. La situación se emponzoñó tanto que Rodrigo Velázquez, tío de los infantes, facilitó su captura por las tropas del califato y su posterior decapitación. La historia no acaba aquí, no crean, tampoco las muertes, intervienen más parientes “con iniciativa”, gente dispuesta a ajustar cuentas hasta completar la escabechina. A la vista de ese panorama, comprenderán que agradezca un poco de apacible tedio familiar.

Abandono la iglesia de Santa María un poco destemplado; tanto rencor me afecta. Por suerte, Salas de los Infantes es un pueblo luminoso y alegre, capital de la comarca de La Demanda y Pinares. El núcleo está a orillas del río Arlanza, afluente del Pisuerga, cuyo curso proyecto seguir a partir de ahora. Antes de abandonar el municipio, no obstante, visito el Museo de Dinosaurios. Se inauguró en 2001 en la plaza Mayor y exhibe los fondos recogidos por el Colectivo Arqueológico-Paleontológico Salense, un grupo que trabaja en la comarca desde 1975. La mayoría de los fósiles expuestos proceden del período cretácico inferior, tienen unos 140 millones de años, aunque también hay más antiguos, de finales del jurásico. 

Salas de los Infantes no es el único lugar que presume de conservar despojos de los Siete Infantes de Lara. El monasterio riojano de Suso asegura tener sus sarcófagos, y también mi próxima parada, San Pedro de Arlanza. No es extraño, ya que ambos cenobios compitieron durante la edad media por ser los más importantes de Castilla. La vinculación con cualquier figura legendaria les proporcionaba prestigio, influencia y hasta riqueza.

La comunidad de San Pedro de Arlanza durante su época de gran esplendor en los siglos XII y XIII tenía más de 200 frailes. El recinto hoy está en ruinas 

San Pedro de Arlanza se encarama en un risco calizo sobre el río. Lo envuelven bosquecillos de quejigos, sabinas y enebros. El monasterio creció gracias al impulso del conde Fernán González, el precursor de una Castilla liberada del dominio leonés. La iglesia es la parte más antigua del complejo, se edificó a finales del siglo XI. La torre es un siglo posterior. También hay añadidos más tardíos, como los dos claustros, de los siglos XVI y XVII. Monjes benedictinos habitaron el convento hasta 1841, cuando la desamortización de Mendizábal los obligó a su abandono. 

Ruinas de la iglesia de San Pedro de Arlanza (james63 / Getty Images/istockphoto)
Más de doscientos frailes formaron la comunidad de San Pedro de Arlanza durante su época de gran esplendor en los siglos XII y XIII. El recinto está hoy completamente en ruinas, casi todos los tesoros se desmantelaron para el traslado a otros lugares: la soberbia portada románica de la iglesia está en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid; las pinturas murales se reparten entre diversos museos del mundo; el sepulcro románico de Mudarra —otro protagonista del cantar de gesta Los siete infantes de Lara— se halla en la catedral de Burgos; el fondo monacal con 900 pergaminos se diseminó por multitud de colecciones privadas... A pesar de tanta pérdida, el lugar retiene un halo de grandeza y de romanticismo.

Continúo mi recorrido medieval por la comarca. Mi siguiente parada es en Covarrubias, cuyo centro histórico está muy bien conservado, con casas tradicionales que exhiben el entramado de madera a la vista. El pueblo tiene varias visitas con interés. Una de ellas remite nuevamente al conde Fernán González, quien construyó aquí una torre. 

Custodiaba un vado del río Arlanza y tiene interés histórico porque fue la primera fortificación que se levantó sin el permiso del monarca leonés de turno; fue un gesto político. La tradición asegura la existencia de un pasadizo subterráneo que comunicaba esa torre con la casa de Doña Sancha, otro edificio medieval en muy buen estado. Nunca se ha encontrado, aunque, ya lo supondrán, se cree repleto de tesoros y maravillas.

La colegiata de San Cosme y San Damián acoge una tumba ilustre, la piedra angular de una exótica conexión entre Covarrubias y el reino de Noruega

La colegiata de San Cosme y San Damián alberga el panteón de los primeros condes de Castilla. También acoge otra tumba ilustre, la piedra angular de una exótica conexión entre el pueblo de Covarrubias y el reino de Noruega. La persona enterrada es la princesa Kristina, hija del rey Haakon Haakonsson el Viejo, y tiene asimismo una estatua en el exterior de la iglesia. La infeliz escandinava llegó a Castilla para contraer matrimonio con el infante Felipe, hermano de Alfonso X el Sabio.

Capilla de San Olav, construida ocho siglos después de la muerte de la
 princesa Kristina  (Luiyo / Wikimedia Commons CC BY-SA 2.0)

El enlace formaba parte de un plan del monarca castellano para hacerse con el trono del imperio Germánico, al que aspiraba como hijo de Beatriz de Suabia y nieto del emperador. Alfonso X confiaba en que la alianza con Haakon lo ayudara en sus pretensiones. La boda tuvo lugar en 1258 en Valladolid. Las crónicas cuentan que a la pobre nórdica no le fue muy bien: su esposo resultó un libertino, y nuestro clima dañó su salud. Murió solo cuatro años después del enlace, en 1262.

La historia no acaba aquí. En las afueras de Covarrubias, a 800 metros del núcleo, en un paraje conocido como el valle de los Lobos, hay una moderna ermita en madera y acero laminado, consagrada a... ¡San Olav! Antes de enviudar, el infante Felipe le prometió a su esposa la construcción de una capilla dedicada al patrón de Noruega. Alegre de cascos como era, se desentendió de la palabra dada en cuanto perdió a Kristina de vista.

El tema permaneció olvidado durante siglos hasta que, en 1992, instituciones escandinavas y españolas crearon la Fundación Princesa Kristina de Noruega. En 2002, dicha Fundación, el Ayuntamiento de Covarrubias, y las escuelas de Arquitectura de Oslo y Valladolid convocaron un concurso para la construcción de la capilla pendiente. El proyecto ganador fue de los arquitectos Pablo López Aguado y Jorge González Gallego, e imita la forma de un drakkar, un barco de guerra vikingo. La instalación, chocante en medio de Castilla, aúna las funciones de capilla religiosa y de espacio cultural. 

Santo Domingo de Silos es conocido por albergar un ilustre monasterio benedictino existente desde el siglo VII

El pueblo de Santo Domingo de Silos no está a orillas del Arlanza, pero sí en su comarca. El pequeño desvío merece la pena. El núcleo es conocido por albergar un ilustre monasterio benedictino, existente desde el siglo VII, cuando los visigodos aún gobernaban la península Ibérica. La historia principal del convento, no obstante, arranca cuando Domingo, prior del monasterio de San Millán de la Cogolla, se enemista con García Sánchez III, rey de Nájera-Pamplona, y tiene que abandonar ese reino.

Monasterio de Santo Domingo de Silos. (Antonio Fagella Rius 7 AFR) 
El religioso encuentra protección en el reino de León, cuyo monarca Fernando I lo pone al frente del monasterio de Silos, entonces bajo la advocación de san Sebastián. Con Domingo como abad se levantan la iglesia románica, el claustro y otras dependencias. Tras su muerte, el cenobio pasa a llamarse Santo Domingo de Silos. Además de por su arquitectura, Silos es célebre porque sus monjes aún ofician algunas misas en canto gregoriano.

Las inmediaciones de Silos tienen varias visitas con interés, como los desfiladeros de la Yecla y del río Mataviejas, o el cementerio ficticio de Sad Hill, donde Sergio Leone rodó el duelo final de la película El bueno, el feo y el malo en 1966.

Acabo este recorrido por las orillas del Arlanza en Lerma, una ciudad barroca construida para el exhibicionismo de Francisco Gómez de Sandoval-Rojas y Borja (1553-1625), primer duque de Lerma y Grande de España. Fue el hombre más poderoso durante el reinado de Felipe III, mandó mucho más que el influenciable soberano. Su papel oficial era de valido, una especie de primer ministro, pero gobernó el reino a su antojo entre 1599 y 1618. Durante ese tiempo amasó una fortuna colosal gracias al tráfico de influencias, la venta de cargos públicos y a la corrupción más exagerada. Para que se hagan una idea, en 1601 convenció al monarca para el traslado de la Corte a Valladolid, donde antes había comprado numerosas propiedades que multiplicaron su precio. Muchas de esas propiedades se las vendió a la misma Corona, necesitada de instalaciones en su nueva capital.

Apenas cinco años después, una vez completado el negocio, la Corte regresaría a Madrid. Especulación pura, que dejó las arcas públicas esquilmadas. Lerma también se granjeó enemigos, claro. Cuando estos destaparon sus tejemanejes, el escándalo fue mayúsculo, algunos de sus colaboradores murieron ajusticiados. Él, no: astuto, obtuvo del mismísimo Papa el nombramiento como cardenal, una dignidad que lo protegió de represalias. Finalmente, el rey lo autorizó a hacer mutis por el foro y a retirarse a sus propiedades en Lerma.

El primer duque de Lerma amasó una fortuna colosal gracias al tráfico de influencias, la venta de cargos públicos y a la corrupción

Palacio ducal de Lerma, convertido en parador
(Raúl Hernánderz Balbuena / Getty Images).

El duque embelleció la ciudad sin reparar en gastos. Contrató a los arquitectos más sobresalientes de la época, a quienes proporcionó los mejores materiales. Un buen lugar para apreciarlo es el palacio Ducal, actualmente reconvertido en parador nacional. Para que se hagan una idea de las dimensiones del edificio, ocupa todo un lateral de la plaza Mayor, una de las más grandes de España, y tiene 210 balcones y 135 ventanales, además de un enorme patio central con grandes columnas.

También se construyó un paso elevado que permitía al duque el acceso desde su palacio a las ceremonias religiosas del convento de Santa Clara sin mezclarse con el pueblo. Incluso hubo unos inmensos jardines con fuentes, pabellones y siete ermitas, aunque solo una permanece en pie, la llamada del Cristo.

Al margen del rastro arquitectónico dejado por el duque de Lerma, la ciudad tiene otra curiosidad histórica: la tumba del cura Merino (1769-1844), que está en la plaza de Santa Clara. Jerónimo Merino fue un sacerdote y líder guerrillero que causó grandes estragos a los invasores napoleónicos durante la guerra de la Independencia. Su partida agrupó a miles de hombres, llegó a ser un verdadero ejército, y actuó siempre con audacia y ferocidad terribles. Uno de sus logros fue la rendición de una tropa francesa atrincherada en Lerma.

Al acabar el conflicto retomó sus labores pastorales, pero el fanatismo y el aburrimiento lo empujaron a la violencia durante el Trienio Liberal. Merino creía inconcebible que el rey, “designado por la gracia de Dios”, no ostentase el poder absoluto. Por eso tras la muerte de Fernando VII se sumó al levantamiento carlista, exhibiendo un comportamiento sanguinario que incomodaba a su propio bando. La derrota del pretendiente lo obligó a abandonar España, temeroso de rendir cuentas por sus desmanes. Murió en Alençon (Normandía, Francia) cuando tenía 75 años. Sus restos se trasladaron a Lerma en 1968, donde permanecen desde entonces.

El duque de Lerma fue el hombre más poderoso durante el reinado de Felipe III, mandó mucho más que el influenciable soberano

lavanguardia.com

A 15 KILÓMETROS DEL GLACIAR PERITO MORENO: descubren un mamífero de 70 millones de años de antigüedad

Paleontólogos del Museo Argentino de Ciencias Naturales presentaron un nuevo espécimen de un pequeño mamífero que vivió en la última época de los dinosaurios. Medía unos 60 centímetros de longitud y se estima que se habría alimentado de materiales vegetales duros.

Reconstrucción en vida de Magallanodon – por Sebastán Rozadilla
A unos 15 kilómetros del glaciar Perito Moreno, un equipo de investigadores argentinos y japoneses descubrió restos de un pequeño mamífero de 70 millones de años de antigüedad. La campaña se realizó en marzo de este año y el estudio de este nuevo ejemplar se publicó recientemente en la revista científica The Science of Nature.

El doctor Nicolás Chimento, investigador del Museo Argentino de Ciencias Naturales (MACN) y del CONICET, comentó a la Agencia CTyS-UNLaM que “se trata del primer hallazgo de un mamífero de esta antigüedad para la provincia de Santa Cruz y es uno de los pocos conocidos en su tipo en el mundo”.

Dr. Nicolás Chimento sosteniendo el molar de Magallanodon
“Este hallazgo es muy importante, porque encontrar mamíferos de la era de los dinosaurios es como encontrar la figurita difícil”, indicó Chimento, autor principal de este estudio. Y añadió: “Si bien encontramos solamente un dientito de este ejemplar, es muy significativo, porque aporta mucha información”.

Debido a que los dientes de los mamíferos son muy complejos y se relacionan con el tipo de alimento y los movimientos masticatorios, tienen muchos rasgos que permiten saber a qué especie pertenecen. “En este caso, el diente pertenece al Magallanodon baikashkenke, una especie que se conocía previamente de rocas de edad similar del sur de Chile”, comentó el becario postdoctoral del CONICET.

El doctor Federico Agnolin, investigador del MACN, del CONICET y de la Fundación Azara, indicó que los restos fósiles de mamíferos de esa antigüedad son muy escasos en el mundo: “Esto se debe a que los mamíferos que convivieron con los dinosaurios eran de tamaño pequeño y sus dientes y huesos no son fáciles de hallar. Sólo pueden ser detectados cuando uno se echa cuerpo a tierra y busca fósiles con los ojos muy cerca del suelo.”

Molar de Magallanodon
“El momento mismo del hallazgo es emocionante. Estudiar estos mamíferos produce fascinación, porque de algún modo estamos conociendo el pasado más remoto de nuestro propio linaje”, valoró Agnolin.

“Magallanodon convivió con los dinosaurios Nullotitan glariaris, un gigante de 25 metros de longitud, e Isasicursor santacrucensis, el cual tenía el tamaño de un caballo”, aseveró Fernando Novas, Jefe del Laboratorio de Anatomía Comparada del MACN y quien encabezó esta expedición compuesta por un equipo de 30 especialistas en paleontología y geología en Santa Cruz. 

Poco se sabe sobre este pequeño mamífero. “Sabemos que habitó el Hemisferio Sur hacia fines de la Era Mesozoica y estimamos que su aspecto general sería como el de un carpincho. Hasta ahora, solo se conocen sus dientes incisivos y molares que recuerdan a los de los roedores, si bien pertenecieron a linajes mamalianos mucho más primitivos y se los considera como un punto intermedio entre los monotremas y los marsupiales”, observó el doctor Novas.

Las campañas en Santa Cruz y un nuevo yacimiento extraordinario

En el año 2019, un equipo del MACN descubrió un yacimiento paleontológico excepcional al sur de El Calafate, en el cual colectaron restos de dos nuevas especies de dinosaurios -el Nullotitan y el Isasicursor-, así como también restos fósiles de aves, ranas, serpientes, tortugas, plantas y caracoles que vivieron a fines del Cretácico.

Esa gran diversidad de hallazgos impulsó la realización de una nueva expedición, en marzo de 2020, en la que también participaron investigadores del National Museum of Nature & Science de Tokyo, del Departamento de Física de la UBA y del Centro de Investigaciones Geológicas de La Plata. Y, a partir de una búsqueda detallada, se pudo detectar el diente de este pequeño mamífero que convivió con los dinosaurios. Esta pieza dentaria tiene el aspecto de una muela y mide cinco milímetros de largo.

En el momento en que vivió el Magallanodon, hace 70 millones de años, el ambiente era muy distinto al actual. La cordillera de los Andes no existía, en tanto que lagos y lagunas se entremezclaban con bosques adaptados a climas templados.

Vista general del campamento unos 30km al sur de El Calafate
“En aquel entonces, no existían los crudos inviernos que caracterizan a la Patagonia actual”, indicó Novas. Y agregó: “Los resultados de las campañas previas fueron muy alentadores y, una vez superada esta situación mundial generada por el COVID-19, retomaremos con las exploraciones en busca de nuevos descubrimientos”.

Tanto el Magallanodon como todos los fósiles descubiertos en este nuevo yacimiento de la última época de los dinosaurios forman parte de las colecciones del Museo “Padre Molina” de Río Gallegos, e incrementan el valor del patrimonio fosilífero de la Provincia de Santa Cruz.

eldebate.com.ar

sábado, 28 de noviembre de 2020

Ganadores del XII Concurso Internacional de Ilustraciones Científicas de Dinosaurios 2020

La Fundación para el Estudio de los Dinosaurios en Castilla y León junto con el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes organizaron conjuntamente el XII Concurso Internacional de Ilustraciones Científicas de Dinosaurios 2020 en el mes de marzo.

El tema principal del concurso son las ilustraciones sobre dinosaurios, que pueden representar reconstrucciones de los animales en vida (locomoción, reproducción, alimentación, etc.), situaciones de conducta (caza, lucha, grupos familiares, manadas y otros), en su medio, de los fósiles originales y de los ecosistemas que ocuparon. Otros grupos de seres vivos ilustrados han sido tortugas, reptiles marinos y pterosaurios, además de documentarse la vegetación y los paisajes característicos del Mesozoico.

Es el único concurso de estas características que se celebra en España. Su calidad está basada en el jurado que valora las obras presentadas; en esta ocasión ha estado formado por un equipo de 6 especialistas de distintas nacionalidades:

- David Bonadonna (Italia), John Sibbick (Reino Unido), Robert Nicholls (Reino Unido), todos paleoilustradores.

- Juan Ignacio Canale (Museo Paleontológico “Ernesto Bachmann” e investigador del CONICET, Argentina) y Elisabete Malafaia (Universidade de Lisboa, Portugal), paleontólogos especializados en dinosaurios.

- Caterine Arias Riesgo, conservadora del Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes (España).

A esta duodécima edición se han presentado un total de 72 ilustraciones de 28 paleoilustradores de América (Argentina, México, Venezuela, Colombia, Chile y Brasil), Europa (Alemania, España, Portugal, Italia, Ucrania y Países Bajos) y Asia (Irán y Vietnam -primera ocasión que nos envían ilustraciones de este país del sudeste asiático-). En total 14 países y 3 continentes. El concurso está consolidado como referencia internacional para artistas de la paleontología.

Se pueden ver todas las obras seleccionadas cliqueando en la imagen de la derecha del Blog de la Fundación Dinosaurios CyL titulada "Trabajos seleccionados XII Concurso Internacional de Ilustraciones Científicas de Dinosaurios 2020".

Los premios están financiados por la Fundación Dinosaurios CyL y por la empresa salense Hernáiz Construcciones Hercam, S.L. Los premios otorgados han sido los siguientes:

PRIMER PREMIO:

"Dinosaurs of the Isle of Wight". Autor: Sergey Krasovskiy (Ucrania).

Hace 120 millones de años, el territorio de la Europa moderna durante el Cretácico Inferior tenía un clima subtropical, con una extensa red de ríos y pantanos. Polacanthus (primer plano) era parte de una amplia variedad de fauna que se encuentra en lo que ahora es la Isla de Wight.

Una magnífica ilustración que nos transporta al ambiente del Cretácico.  Un gran trabajo tanto en la resolución de las especies representadas como en la realización y detalle de la flora que formaba parte de ese ambiente.      Bellamente acabado en una composición inmaculada. La ilustración mantiene su interés y el espectador se mueve buscando la información.

Técnica utilizada: digital (computer painting).

SEGUNDO PREMIO:

"Tyrannosaurus attack". Autor: Franco Tempesta (Italia).

En el escenario de un claro pantanoso del Cretácico norteamericano un gran tiranosaurio ataca a un grupo de triceratops, tratando de capturar un cachorro aislado.

Técnica utilizada: digital.

TERCER PREMIO: 

“Cazadora en la niebla”. Autor: Hugo Salais López (España).

Esta escena está centrada en Vallibonavenatrix cani, nueva especie de dinosaurio terópodo espinosáurido descrita recientemente y descubierta en la Formación Arcillas de Morella de Castellón.

El holotipo y único espécimen conocido de esta especie está representado por restos postcraneales parciales del esqueleto axial y cintura pélvica1. En la escena, se aprecia a un ejemplar de Vallibonavenatrix internándose en la niebla, “de espaldas” al espectador, de forma que la región posterior del cuerpo (incluyendo la cintura pélvica, mejor representada en el holotipo) es más claramente visible, pero la región anterior y especialmente la cabeza (ausente en el holotipo), se desdibuja progresivamente en la niebla, permitiendo únicamente identificar un perfil con características de espinosáurido.

Acompañando a Vallibonavenatrix en la escena, se distingue a un ejemplar de Eodortoka morellana2 y a un cocodrilo del género Bernissartia3, además de algún ave indeterminada remontando el vuelo en segundo plano. Con respecto a la flora y el entorno, la escena se ubica en lo que podría ser una zona costera o fluvial-deltaica, según se interpreta para la Formación Arcillas de Morella4, con restos de madera de conífera diseminados y coníferas arborescentes indeterminadas de fondo.

Técnica utilizada: digital.

ACCÉSIT: 4º: 

“A Furious Tarbosaurus running chasing a thief Tarbosaurus escaping with stolen carcass”. Autor: Mohamad Haghani (Irán).

Un Tarbosaurus furioso corriendo persiguiendo a un Tarbosaurus ladrón que escapa con un cadáver robado.

Tarbosaurus bataar es un género de dinosaurios terópodos tiranosáuridos que floreció en Asia al final del Período Cretácico Superior. Se han recuperado fósiles en Mongolia.

Técnica: Arte digital, una mezcla de técnicas de escultura y photoshop de Zbrush. 

Todas las ilustraciones escogidas por el Jurado se expondrán en el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes hasta finales de marzo de 2021. También se ofertará esta exposición a diferentes instituciones paleontológicas, Museos y salas de exposiciones, como se ha hecho en ocasiones anteriores para el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, la Casa de las Ciencias de Logroño, Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza, ayuntamiento de San Fernando de Henares o sedes de Interclub-Fundación Caja de Burgos, Institutos de Enseñanza Secundaria, etc.

Por último, nos gustaría agradecer a todos los artistas que han participado en esta duodécima edición con sus maravillosas ilustraciones. ¡Os esperamos para el próximo año!

También a la empresa Hernáiz Construcciones Hercam, S.L. por colaborar una edición más con el Concurso.

Recrean el tránsito del agua a la tierra de los primeros tetrápodos

Científicos de Harvard han reconstruido cómo y cuándo los primeros grupos de criaturas exploradoras terrestres se convirtieron en mejores caminantes que nadadores.   

Tres etapas principales de la evolución de la forma del húmero: desde el húmero
en bloque de los peces acuáticos, hasta el húmero en forma de L de los tetrápodos
de transición y el húmero retorcido de los tetrápodos terrestres.
- BLAKE DICKSON
Según los investigadores, es difícil exagerar cuánto cambió el juego cuando los vertebrados se levantaron por primera vez de las aguas y se trasladaron a la costa hace unos 390 millones de años. Esa transición llevó al surgimiento de los dinosaurios y todos los animales terrestres que existen hoy.

"Poder caminar por la tierra esencialmente preparó el escenario para toda la biodiversidad y estableció ecosistemas terrestres modernos --explica Stephanie Pierce, profesora adjunta de Biología Orgánica y Evolutiva y conservadora de paleontología de vertebrados en el Museo de Zoología Comparada--. Representa un período de tiempo increíblemente importante en la historia evolutiva".

Los científicos han estado tratando durante más de un siglo de desentrañar exactamente cómo se produjo este cambio notable, y su comprensión del proceso se basa en gran medida en unos pocos fósiles raros e intactos con brechas anatómicas entre ellos. El nuevo estudio de Pierce y Blake Dickson busca proporcionar una vista más completa al enfocarse en un solo hueso: el húmero.

El estudio, publicado en Nature, muestra cómo y cuándo los primeros grupos de exploradores terrestres pasaron del agua y la tierra. El análisis abarca la transición de aleta a extremidad y reconstruye la evolución del movimiento terrestre en los primeros tetrápodos. Estos son los vertebrados terrestres de cuatro extremidades cuyos descendientes incluyen anfibios, reptiles y mamíferos extintos y vivos.

Los investigadores se centraron en el húmero, el hueso largo de la parte superior del brazo que desciende desde el hombro y se conecta con la parte inferior del brazo en el codo, para sortear el dilema de los espacios entre fósiles bien conservados.   

Funcionalmente, el húmero es imprescindible para el movimiento porque alberga músculos clave que absorben gran parte del estrés de la locomoción cuadrúpedo. Lo más importante es que el hueso se encuentra en todos los tetrápodos y los peces de los que evolucionaron y es bastante común en todo el registro fósil.

Este hueso representa una especie de cápsula del tiempo, con la que reconstruir la evolución de la locomoción, ya que se puede examinar a través de la transición de aleta a extremidad, explica los investigadores.   

"Empezamos con la idea de que el húmero debería poder informarnos sobre la evolución funcional de la locomoción a medida que pasas de ser un pez que nada más y cuando llegas a tierra y empiezas a caminar", recuerda Dickson.

Los investigadores analizaron 40 humeros de fósiles en 3D para el estudio, incluidos nuevos fósiles recogidos por colaboradores de la Universidad de Cambridge como parte del Proyecto TW:eed. El equipo analizó cómo cambió el hueso con el tiempo y su efecto sobre cómo probablemente se movían estas criaturas. 

El análisis cubrió la transición de peces acuáticos a tetrápodos terrestres. Incluía un grupo intermedio de tetrápodos con capacidades locomotoras previamente desconocidas. Los investigadores encontraron que la aparición de extremidades en este grupo intermedio coincidió con una transición a la tierra, pero que estos primeros tetrápodos no eran muy buenos para moverse sobre ella.

Para comprender esto, el equipo midió las compensaciones funcionales asociadas con la adaptación a diferentes entornos. Descubrieron que a medida que estas criaturas se trasladaban del agua a la tierra, el húmero cambiaba de forma, lo que resultaba en nuevas combinaciones de rasgos funcionales que resultaban más ventajosos para la vida en la tierra que en el agua.

Y eso tenía sentido para los investigadores. "No se puede ser bueno en todo --señala Dickson--. Hay que renunciar a algo para pasar de ser un pez a ser un tetrápodo en tierra".

Los investigadores capturaron los cambios en un mapa topográfico que muestra dónde se encontraban estos primeros tetrápodos en relación con la vida en el agua o en la tierra. Los científicos explican que estos cambios probablemente fueron impulsados por presiones ambientales a medida que estas criaturas se adaptaron a la vida terrestre.

El documento describe que los tetrápodos de transición tienen un húmero en forma de L que proporciona algún beneficio funcional para moverse en tierra, pero no mucho. Estos animales tenían un largo camino por recorrer para desarrollar los rasgos necesarios para usar sus extremidades en tierra para moverse con facilidad y habilidad.

A medida que el húmero continuaba cambiando de forma, los tetrápodos mejoraron su movimiento. El húmero en forma de L se transformó en una forma más robusta, alargada y retorcida, lo que dio lugar a nuevas combinaciones de rasgos funcionales. Este cambio permitió pasos más efectivos en la tierra y ayudó a desencadenar la diversidad biológica y la expansión hacia los ecosistemas terrestres. También ayudó a establecer cadenas alimentarias complejas basadas en depredadores, presas, herbívoros y carnívoros que todavía se ve en la actualidad.

El análisis tardó unos cuatro años en completarse. Cuantificar cómo el húmero cambió de forma y función tomó miles de horas en una supercomputadora. Luego, los investigadores analizaron cómo esos cambios afectaron el rendimiento funcional de la extremidad durante la locomoción y las compensaciones asociadas.

El enfoque innovador representa una nueva forma de ver y analizar el registro fósil, un esfuerzo que Pierce asegura que valió la pena. "Este estudio demuestra cuánta información se puede obtener de una parte tan pequeña del esqueleto de un animal que se ha registrado en el registro fósil y cómo puede ayudar a desentrañar una de las mayores transformaciones evolutivas que jamás haya ocurrido --explica Pierce--. Esto es realmente un material de vanguardia".

europapress.es

Una cara nunca vista en la era de los dinosaurios

Un ave de hace 68 millones de años descubierta en Madagascar sorprende a los investigadores por su pico en forma de guadaña

Reconstrucción artística del ave enantiornitina del Cretácico tardío Falcatakely
 forsterae - Mark Witton
Una cara nueva, con un perfil superlativo, ha irrumpido en la era de los dinosaurios. Un equipo internacional de investigadores ha descubierto en Madagascar los restos fósiles de un ave extraordinaria de hace 68 millones de años, del tamaño de un cuervo y con un pico en forma de guadaña. Bautizada como Falcatakely, esta criatura que recuerda a un tucán sugiere que otros seres alados que no hemos imaginado pudieron surcar los cielos prehistóricos.

Ilustración que representa al Falcatakely en medio de dinosaurios no aviares y
 otras criaturas durante el Cretácico Superior en Madagascar - Mark Witton
Las aves han jugado un papel fundamental en la comprensión de la evolución biológica. A mediados del siglo XIX, las observaciones de Charles Darwin sobre el pico en los pinzones de las Galápagos influyeron en su teoría de la evolución a través de la selección natural. Según los investigadores, este nuevo descubrimiento también arroja luz sobre la evolución, pero esta vez de los precursores de las aves modernas, mostrando cómo animales muy distantes acabaron teniendo formas de cabeza similares.

Bien conservado

El pequeño cráneo de 8,5 cm de Falcatakely fue encontrado bien conservado y casi completo en una roca de hace unos 70 millones de años. Se trata de un hallazgo inusual, ya que los frágiles huesos de aves son raros en el registro fósil, y sus cráneos aún lo son más. El delicado espécimen reveló muchos detalles importantes, como los complejos surcos en los huesos que indicaron la existencia de una cubierta queratinosa expansiva, o pico, en vida.

«Cuando la cara comenzó a emerger de la roca, supimos que era algo muy especial, si no completamente único», señala Patrick O'Connor, profesor de anatomía y neurociencia en la Universidad de Ohio y autor principal del estudio. Falcatakely pertenece a un grupo extinto de aves llamado Enantiornithes, que vivieron durante el Período Cretácico y cuyos fósiles han sido localizados principalmente en Asia. «Estas aves ocuparon ecosistemas junto a sus parientes no aviares como Velociraptor y Tiranosaurio», dice Turner, profesor de ciencias anatómicas en la Universidad de Stony Brook y coautor del estudio.

Al no poder extraer los huesos individuales de Falcatakely de la roca para estudiarlos porque eran demasiado frágiles, el equipo de investigación empleó micro tomografía computarizada (μCT) de alta resolución y modelado digital para diseccionar virtualmente los huesos individuales. La impresión 3D ampliada de los modelos digitales permitió reconstruir el cráneo y compararlo con el de otras especies. A medida que avanzaba la investigación, se hizo evidente que los huesos que formaban la cara en Falcatakely estaban organizados de una manera peculiar. Inesperadamente, se parecía mucho a los tucanes modernos. 

Evolución convergente

Para los investigadores, se trata de un ejemplo de evolución convergente, cuando organismos no relacionados desarrollan el mismo rasgo de forma independiente. En las aves vivas, la parte superior del pico está formada por un solo hueso agrandado premaxilar, pero las primeras aves de la era de los dinosaurios, como el icónico Archaeopteryx, tenían picos formados por dos huesos, un pequeño premaxilar y una gran maxilar. Sorprendentemente, Falcatakely tenía la disposición primitiva pero una forma moderna, similar a los tucanes o cálaos actuales, lo que indica que aves lejanamente emparentadas pudieron desarrollar formas de pico similares de formas diferentes.

Falcatakely convivió en lo que ahora es el noroeste de Madagascar, un entorno semiárido y altamente estacional, con otros animales verdaderamente extraños, como el Simosuchus, similar a un cocodrilo de nariz chata, o el mamífero Adalatherium, recientemente descrito como la «bestia loca» de la isla por su rareza. Probablemente, el aislamiento favoreció ese especie de mundo perdido. «El descubrimiento de Falcatekely subraya que gran parte de la historia profunda de la Tierra todavía está envuelta en un misterio -advierte O'Connor-, particularmente en aquellas partes del planeta que han sido relativamente menos exploradas». Quién sabe si la paleontología descubrirá otras aves de aspecto extraño en esa remota parte del mundo.

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Descubren dos nuevas especies de dinosaurios herbívoros en La Rioja

CONICET/DICYT Un equipo de paleontólogos liderados por el investigador del CONICET Martín Hechenleitner descubrió dos nuevas especies de dinosaurios titanosaurios en la Quebrada de Santo Domingo, una zona de la precordillera ubicada en La Rioja. Estos titanosaurios –dinosaurios herbívoros de gran tamaño, cuadrúpedos, de cuello y cola larga y cabeza proporcionalmente pequeña–, habrían vivido hace más de 70 millones de años, en el período conocido como Cretácico, previo a la extinción de los dinosaurios. Si bien se conocía que en la Patagonia fueron muy abundantes, no se hallaban especies nuevas de este grupo de dinosaurios en el noroeste argentino desde hace cuarenta años. La novedad acaba de publicarse en la revista 'Communications Biology'. 

Ilustración de los dinosaurios hallados. Crédito: Jorge Blanco/ Fotos de campaña
brindadas por gentileza del investigador.
La primera de estas dos nuevas especies descubiertas –que presentan diferencias anatómicas que los distinguen del resto de los saurópodos conocidos hasta ahora- habría alcanzado unos 20 metros de largo y fue bautizado Punatitan, que significa “gigante de La Puna”, justamente por su gran tamaño. El segundo, del que se presume que sea uno de los titanosaurios más pequeños de Sudamérica, habría rondado las tres toneladas de peso y los siete metros de largo: fue bautizado como Bravasaurus, en referencia a la Reserva Provincial Laguna Brava. 

“Este hallazgo nos da un panorama mucho más amplio de lo que habría sido la diversidad de esos dinosaurios en el Noroeste de Argentina”, comenta Hechenleitner, que trabaja en el Centro Regional de Investigaciones Científicas y Transferencia Tecnológica de La Rioja (CRILAR, La Rioja – SEGEMAR – CONICET– UNLAR – UNCA). “A pesar de que estos dinosaurios fueron extremadamente abundantes en el continente sudamericano, la mayoría del registro viene de la Patagonia y de algunos lugares del sur de Brasil, pero se sabía muy poco de qué pasó en el resto del continente. Tampoco sabíamos, hasta ahora, cuál era la conexión que había entre Brasil y la Patagonia hacia fines del Cretácico. Lo que nos muestran estos fósiles es que tenían un parentesco cercano con dinosaurios de ambas regiones”. 

La dificultad en el acceso fue una de las principales razones por las que las excavaciones en la zona de la Cordillera de Los Andes en La Rioja no eran tan comunes hasta ahora, como sí sucede en otros sitios de Argentina. “Lo poco que se conocía del Cretácico del noroeste pertenecía a Salta, y hace poco más de 10 años se está empezando a conocer qué pasó en La Rioja”, asegura Hechenleitner.

Un equipo de paleontólogos liderados por el investigador del CONICET Martín
Hechenleitner descubrió dos nuevas especies de dinosaurios titanosaurios.
Para completar este hallazgo, de hecho, el equipo de científicos tuvo que superar varios obstáculos logísticos. En la primera expedición que realizaron, en 2015, se dirigieron a la Quebrada de Santo Domingo, una localidad recóndita ubicada a 3200 metros de altura, porque tenían el dato de que allí, en la década de los noventa, unos geólogos australianos habían encontrado un puñado de fragmentos de huesos de dinosaurios. Pero no tenían algo básico: la ubicación exacta del hallazgo. “El problema fue que cuando llegamos al lugar, las rocas que están en ese valle, que podrían haber contenido los huesos, afloran en un área de 15 kilómetros de largo, por 4 de ancho. Había para caminar un año entero. Una coordenada de GPS nos permite ir al lugar exacto, ahorrándonos mucho tiempo. En este caso no la teníamos. Fuimos a buscar casi a ciegas”, recuerda el paleontólogo. 

Durante los diez días que duró aquella primera campaña no encontraron ningún hueso, pero la adversidad no los doblegó: regresaron al sitio una vez pasada la temporada de nieve, seis meses después. En esa segunda campaña, después de veinte días de caminatas por el valle, apareció el primer indicio de que estaban en la senda correcta: una cantidad copiosa de huevos de dinosaurios. Al año siguiente, una vez terminada la temporada de lluvia en la zona, volvieron al lugar y ahí sí, al fin, dieron con los ansiados huesos. Un año después, en la última de las campañas, regresaron a las coordenadas exactas de ese hallazgo, para terminar con las excavaciones. “Además de los restos de estos dos nuevos saurópodos hemos encontrado más huesos, que están en estudio”, adelanta Hechenleitner. 

“Gracias a estos hallazgos empezamos a hacernos una idea de cómo era el panorama de los ecosistemas de esta región –continúa–. Durante muchos años nos quedamos con la idea de cómo serían los ambientes en los que vivían los dinosaurios en La Patagonia: pero acá nos encontramos con que los ambientes no eran exactamente iguales, y los dinosaurios también eran distintos. Eso lo estamos empezando a entender ahora”. 

En cuanto a los huevos de dinosaurios que encontraron en la zona –numerosas acumulaciones de huevos, y miles de cáscaras diseminadas por el valle–, los científicos conocían hasta ahora otros dos sitios de La Rioja en los que los saurópodos habían nidificado. El hallazgo de estos huevos en la Quebrada de Santo Domingo significa un nuevo lugar de nidificación con particularidades que lo hacen único, es decir, más información nueva para interpretar. “Podemos decir que los dinosaurios que nidificaron en este lugar lo hacían de una manera completamente distinta a la de los otros sitios de La Rioja, con lo cual nos da una idea de la diversidad en los comportamientos de nidificación de estos dinosaurios, con adaptaciones específicas a los distintos ambientes”, explica el científico. 

Y aclara: “Hay un lugar de La Rioja donde estos dinosaurios nidificaban en un ambiente hidrotermal, con pequeñas piletas de barro con agua caliente, y aprovechaban el calor para incubar los huevos. En otra región, ponían los huevos en un lugar arenoso, en un ambiente semi-árido, y aparentemente usaban el calor del sol para la incubación. Acá en Santo Domingo los huevos no están ni en un ambiente hidrotermal ni en uno árido, sino en una planicie asociada a un río. Posiblemente fue un lugar con bastante vegetación, lo que puede suponer que ponían los huevos en montículos de vegetación y tierra, barro, como hacen los cocodrilos actuales. Todavía lo estamos estudiando”. 

Hechenleitner confía en que “estas nuevas especies se transformen en una referencia de consulta frecuente para los especialistas. La importancia de este trabajo radica, en parte, en lo geográfico: de la Patagonia conocemos mucho, pero termina siendo parcial. Para un estudio general a escala continental, otras regiones cobran relevancia. En este contexto los fósiles de La Rioja son una pieza clave para entender la complejidad de los ecosistemas del Cretácico de Sudamérica”, concluye el investigador.

dicyt.com

El T. Rex daba un estirón de adolescente, pero no otros terópodos

Un análisis al corte de huesos de dinosaurio ha revelado que el icónico tiranosaurio Rex crecía de golpe durante la adolescencia, mientras otras especies lo hacían progresivamente durante su vida.

El paleontólogo Tom Cullen cortando el hueso del muslo del T.Rex para aprender
cómo creció - DAVID EVANS
El T. Rex fue uno de los dinosaurios carnívoros más grandes de todos los tiempos, que medía hasta 13 metros de largo desde el hocico hasta la cola y pesaba más de 7.000 kilos. Los científicos han demostrado anteriormente que experimentaba un gran brote de crecimiento en la adolescencia, pero no sabían si eso era cierto solo para los tiranosaurios, solo para ellos y sus parientes cercanos, o tal vez para todos los grandes dinosaurios bípedos.

El estudio de las líneas de crecimiento de sus huesos --publicado en la revista 'Proceedings of the Royal Society B'-- ha demostrado que tanto el T. rex como sus parientes más cercanos tuvieron una adolescencia incómoda durante la cual se hicieron enormes, mientras que sus primos más lejanos en el grupo de los alosauroides siguieron creciendo un poco cada año.

"Queríamos observar una amplia franja de diferentes terópodos, dinosaurios carnívoros de dos patas, para comprender patrones más amplios de crecimiento y evolución en el grupo", explica Tom Cullen, autor principal del nuevo estudio.   

Cullen, un científico afiliado del Field Museum de Chicago que trabajó en el estudio como investigador postdoctoral en el Field con el entonces conservador de dinosaurios del museo, Pete Makovicky, explica que, "en particular, queríamos comprender cómo algunos de ellos se volvieron tan grandes”.

Makovicky, científico afiliado de Field y profesor de geología en la Universidad de Minnesota y autor principal del artículo, señala: "También queríamos ver si obtuvimos el mismo registro de crecimiento cuando tomamos muestras de una variedad de huesos diferentes del mismo esqueleto. Todas estas preguntas sobre cómo crecieron los terópodos podrían afectar nuestra comprensión de la evolución del grupo", añade.

El investigador desarrolló la idea del proyecto y también descubrió varios de los dinosaurios cuyos fósiles se analizaron en el estudio.   

La cuestión de cómo crece un animal es sorprendentemente complicada. Los mamíferos tienden a pasar por un período de crecimiento extremo cuando somos jóvenes y luego mantienen el mismo tamaño una vez que alcanzan la edad adulta, pero en otros grupos de animales, ese no es siempre el caso.

"La tasa de crecimiento realmente varía, no hay una talla única para todos --explica Cullen, ahora investigador postdoctoral en el Museo de Ciencias Naturales de Carolina del Norte--. Las aves tienen un gran crecimiento acelerado y alcanzan el tamaño adulto muy rápido, mientras que los reptiles como los caimanes y varios lagartos y serpientes tienen un crecimiento prolongado. Con ellos, un individuo realmente grande probablemente sea muy viejo".

Los dinosaurios terópodos como el T.rex están relacionados tanto con las aves como con los reptiles modernos, de hecho, las aves son los únicos terópodos vivos. Los científicos no sabían si los patrones de crecimiento de los terópodos eran más parecidos a los de las aves o los reptiles, y esos diferentes patrones de crecimiento pueden marcar una gran diferencia en cómo un animal encaja en su ecosistema.

Hacerse grande rápidamente puede ser una ventaja competitiva: le facilita cazar a otros animales y más difícil para otros animales cazarle. Pero oor otro lado, un crecimiento acelerado requiere mucha energía y recursos, y es más fácil crecer un poco cada año durante toda tu vida.

"Dentro de los huesos a medida que un animal crece, hay marcas como anillos de árboles que registran aproximadamente la edad del animal, cuánto crece cada año y una serie de otros factores", explica Cullen. Para encontrar estos anillos de crecimiento, y sus colegas cortaron fósiles de docenas de dinosaurios, desde los del tamaño de perros y avestruces hasta el T.rex.

"El primer espécimen que el Field Museum me dejó estudiar fue el T. rex --recuerda Cullen--. Fue bastante estresante, ya que es un fósil tan famoso". Usó un taladro de perforación con punta de diamante para sacar un pequeño cilindro del fémur. Ya en el laboratorio, cortó muestras de hueso tan delgadas que la luz podía pasar a través de ellas y las examinó con un microscopio.

"La mayoría de los animales tienen un período cada año en el que dejan de crecer, tradicionalmente sugerido en épocas como el invierno, cuando la comida es más escasa. Aparece en los huesos como una línea, como el anillo de un árbol", explica Cullen. Al analizar estas líneas de crecimiento y examinar los huesos en busca de nuevas regiones de crecimiento, los científicos pueden obtener una estimación aproximada de la edad de un animal y cuánto creció cada año. También hay pistas en la estructura ósea.

Se pueden ver todas las pequeñas áreas donde han crecido las células óseas y la estructura de los vasos sanguíneos que atravesaron el hueso --relata Cullen--. "Estos canales vasculares le dicen aproximadamente lo rápido que estaba creciendo el hueso. Si los canales están más organizados, el hueso se deposita más lentamente, y si la estructura es caótica, crece más rápidamente".

Cullen descubrió que los patrones de crecimiento de los dinosaurios dependían de su familia. El T. rex y sus parientes, los celurosaurios, mostraron un período de crecimiento extremo durante la adolescencia, y luego se pararon una vez que alcanzaron la edad adulta. El T. rex vivió hasta los 33 años, el T. rex más viejo que se conoce actualmente, pero alcanzó su tamaño adulto a los 20 años.

Para alcanzar este tamaño masivo, probablemente ganó entre 15 y 20 kilos por semana cuando era adolescente. Sus primos más lejanos, los alosauroides, podrían alcanzar tamaños casi tan grandes como el T. rex, pero crecieron lentamente a lo largo de toda su vida, y los individuos más viejos alcanzaron los tamaños más grandes.

El descubrimiento abre interrogantes sobre cómo estos dinosaurios depredadores interactuaron con los animales que los rodean. Los dinosaurios herbívoros que vivían junto al T.rex eran ceratopsianos como los triceratops y hadrosaurios con pico de pato. También crecieron extremadamente rápido en la adolescencia.

Los carnívoros alosauroides de crecimiento lento vivían con grandes saurópodos de cuello largo que también crecían rápidamente, pero parecen haber tardado mucho en alcanzar su tamaño completo. Esas tendencias pueden estar relacionadas.

"No podemos decirlo con certeza, pero podría haber algún tipo de presión de selección para que los celurosaurios crezcan rápidamente para mantenerse al día con sus presas, o para que los alosauroides sigan creciendo en tamaño, ya que sus presas también estaban aumentando de tamaño --sugiere Cullen--. Pero es bastante especulativo. Podría ser que incluso si los saurópodos siguieran creciendo durante toda su vida, tuvieran tantas crías que siempre hubiera algo pequeño para comer".

Pero aunque la investigación no ha respondido todas las preguntas sobre por qué los dinosaurios como el T.rex crecieron de la forma en que lo hicieron, Cullen destaca: "Estoy muy orgullosa de este trabajo. Es la culminación de muchos, muchos años de pequeños proyectos que se basan en una especie de objetivo central de tratar de comprender el crecimiento de estos animales y comprender los muchos factores que influyen en estos patrones. Esto no lo resuelve, pero es un gran paso adelante".

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Irlanda también tuvo dinosaurios

Los únicos huesos de dinosaurio que se han encontrado en la isla de Irlanda han sido confirmados formalmente por primera vez por un equipo de expertos de la Universidad de Portsmouth y de la Universidad de la Reina de Belfast, dirigido por el Dr. Mike Simms, conservador y paleontólogo de los Museos Nacionales NI.

El Dr. Mike Simms, de Museos Nacionales NI, con la tibia del terópodo a la
izquierda y el fémur del Scelidosaurio a la derecha. (Foto: National Museums NI)
Los dos huesos fósiles fueron encontrados por el difunto Roger Byrne, un maestro de escuela y coleccionista de fósiles, que los donó junto con muchos otros fósiles al Museo del Ulster. Los análisis han confirmado que son de rocas del Jurásico temprano encontradas en Islandmagee, en la costa este del condado de Antrim.

El Museo del Ulster ha anunciado planes para exhibirlos cuando reabra después de que se levanten las últimas restricciones.

El Dr. Simms dijo que: "Este es un descubrimiento enormemente significativo. La gran rareza de tales fósiles aquí es porque la mayoría de las rocas de Irlanda tienen la edad equivocada para los dinosaurios, ya sea demasiado viejas o demasiado jóvenes, lo que hace casi imposible confirmar que los dinosaurios existieron en estas costas. Los dos fósiles de dinosaurios que Roger Byrne encontró fueron quizás arrastrados al mar, vivos o muertos, hundiéndose en el lecho marino del Jurásico donde fueron enterrados y fosilizados".

El artículo, publicado en la revista Proceedings of the Geologists' Association, forma parte de un proyecto más amplio para documentar las rocas del Jurásico en Irlanda del Norte y se basa en muchos fósiles de las colecciones del Museo del Ulster.

Originalmente se asumió que los fósiles eran del mismo animal, pero el equipo se sorprendió al descubrir que eran de dos dinosaurios completamente diferentes. El estudio, empleando la última tecnología disponible, identificó el tipo de dinosaurio del que procedía cada uno. Uno es parte de un fémur (hueso de la parte superior de la pierna) de un herbívoro de cuatro patas llamado Scelidosaurio. El otro es parte de la tibia (hueso de la parte inferior de la pierna) de un carnívoro de dos patas similar al Sarcosaurio.

El equipo de la Universidad de Portsmouth, el investigador Robert Smyth, originario de Ballymoney, y el profesor David Martill, utilizaron modelos digitales 3D de alta resolución de los fósiles, producidos por el Dr. Patrick Collins de la Universidad de Queen en Belfast, en su análisis de los fragmentos de hueso.

Robert Smyth señala: "Analizando la forma y la estructura interna de los huesos, nos dimos cuenta de que pertenecían a dos animales muy diferentes. Uno es muy denso y robusto, típico de un herbívoro blindado. El otro es delgado, con paredes óseas finas y características que solo se encuentran en los dinosaurios depredadores de dos patas llamados terópodos. A pesar de estar fragmentados, estos fósiles proporcionan una valiosa información sobre un período muy importante en la evolución de los dinosaurios, hace unos 200 millones de años. Es en este momento que los dinosaurios realmente comenzaron a dominar los ecosistemas terrestres del mundo".

Según el profesor Martill, "el Scelidosaurio sigue apareciendo en estratos marinos, y estoy empezando a pensar que puede haber sido un animal costero, tal vez incluso comedor de algas como lo hacen hoy en día las iguanas marinas". (Fuente: NCYT Amazings)

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martes, 24 de noviembre de 2020

La evidencia más temprana de animales resulta ser de algas

Fósiles moleculares extraídos de rocas de 635 millones de años no son la evidencia más temprana de animales, sino algas comunes, según nuevas investigaciones sobre una controversia de diez años.  

Algas sumergidas - IMAGE OF COURTESY OF ILYA BOBROVSKIY
Los investigadores de la Universidad Nacional de Australia (ANU), el Instituto Max Planck y Caltech dicen que el hallazgo, publicado en Nature Ecology and Evolution, tiene grandes implicaciones para nuestra comprensión de la evolución.

"Trae la evidencia más antigua de animales casi 100 millones de años más cerca de la actualidad", dijo el doctor Lennart van Maldegem de ANU, coautor de un estudio.   

"Pudimos demostrar que ciertas moléculas de las algas comunes pueden alterarse mediante procesos geológicos, lo que conduce a moléculas que son indistinguibles de las producidas por animales como esponjas.

El profesor Jochen Brocks, también con base en ANU, dijo que el misterio de cuándo surgieron y se volvieron abundantes en los océanos nuestros ancestros animales más antiguos ha desconcertado a los paleontólogos durante más de un siglo.   

"Hace diez años, los científicos descubrieron los fósiles moleculares de un esteroide animal en rocas que alguna vez estuvieron en el fondo de un antiguo mar en el Medio Oriente", dijo el profesor Brocks.

"La gran pregunta era, ¿cómo pudieron estas esponjas haber sido tan abundantes, cubriendo gran parte del lecho marino en todo el mundo, pero sin dejar fósiles de cuerpos?"   

El doctor Ilya Bobrovskiy, autor principal del otro estudio, dijo que los investigadores han podido "resolver este misterio".   

"Si bien es cierto que las esponjas son el único organismo vivo que puede producir estos esteroides, los procesos químicos pueden imitar la biología y transformar los esteroles de algas comunes y abundantes en esteroles ‘animales’”, dijo.

"Estas moléculas se pueden generar en el laboratorio al simular el tiempo y las temperaturas geológicas, pero también demostramos que tales procesos ocurrieron en rocas antiguas".

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La evolución paralela queda probada en fósiles de Bolivia y Rusia

Un estudio de dientes fósiles encontrados en diferentes ubicaciones geográficas ha permitido demostrar ejemplos de evolución paralela en unos vertebrados tempranos del período Pérmico.   

Una Imagen de microscopio electrónico de barrido de un elemento de plataforma
dental del género Conodont Sweetognathus, Recolectada en Wyoming, EE. UU.
Este ejemplar tiene entre 293,7 Y 294,9 Años. -
DAVID TERRILL, CHARLES HENDERSON
Los paleontólogos de la Friedrich-Alexander-Universität Erlangen-Nürnberg (FAU) y la Universidad de Calgary en Canadá muestran cómo los conodontos se adaptaron a nuevos hábitats de formas casi idénticas a pesar de vivir en diferentes áreas geográficas.

Uno de los argumentos más convincentes que prueban la teoría de la evolución es que es bastante fácil predecir cómo evolucionarán los animales y las plantas para adaptarse a los cambios en sus hábitats. No faltan pruebas de que los organismos con un antepasado común evolucionan de la misma manera, incluso si están completamente aislados unos de otros.

Uno de los ejemplos más destacados es el cíclido Midas en Nicaragua. Hace aproximadamente 6.000 años, peces individuales colonizaron varios lagos de cráteres. Curiosamente, desarrollaron morfologías idénticas en sus nuevos hábitats. Un grupo se especializó en la captura de camarones pequeños y desarrolló un cuerpo robusto con una boca plana. Otro grupo caza peces en aguas más profundas y es considerablemente más ágil.

"Estas subespecies se encuentran en cada uno de los lagos del cráter, aunque no existe conexión alguna entre los hábitats", dice la doctora Emilia Jarochowska de GeoZentrum Nordbayern en FAU. "Este es un ejemplo de evolución paralela".

La investigación de Emilia Jarochowska se centra en la evolución en diferentes ecosistemas, pero en lugar de estudiar animales que todavía están vivos hoy, se concentra en los conodontos, organismos que vivieron en el mar hace aproximadamente 500 a 200 millones de años y fueron uno de los primeros vertebrados. Los dientes en forma de cono de estos organismos similares a las anguilas todavía se pueden encontrar como microfósiles en rocas sedimentarias en todo el mundo. Los científicos estiman que había aproximadamente 3.000 especies diferentes de conodontos.   

"Los científicos sospechan desde hace varios años que una determinada subespecie conocida como Conodont Sweetognathus desarrolló varias adaptaciones evolutivas paralelas", dice Emilia Jarochowska en un comunicado.

Los investigadores de Erlangen se pusieron en contacto con paleontólogos de la Universidad de Calgary para probar esta teoría. Los investigadores canadienses habían recolectado dientes de Sweetognathus fosilizados en varios lugares del mundo, incluidos Bolivia y Rusia.

Emilia Jarochowska explica: "Como ahora tenemos un conocimiento tan bueno de la tectónica sobre la historia de la Tierra, podemos descartar la posibilidad de que los organismos de estas regiones estuvieran alguna vez en contacto entre sí". Los fósiles que miden apenas dos o tres milímetros de longitud se escanearon en GeoZentrum Nordbayern en un escáner con una resolución espacial de cuatro micrómetros, que ofrece imágenes de mayor definición que una tomografía computarizada en un hospital. Se hicieron modelos 3D precisos y descripciones matemáticas de más de 40 muestras.  

El minucioso análisis de las morfologías en los elementos dentales confirmó lo que los científicos habían sospechado durante años: Conodont Sweetognathus se adaptó repetidamente en respuesta a diferentes fuentes de alimento después de emigrar a nuevos hábitats de una manera casi idéntica a pesar de que estos hábitats estaban aislados unos de otros.

La comparación de muestras de una gran cantidad de fósiles durante varios años ha permitido a los investigadores confirmar sin lugar a dudas que los dientes encontrados en Bolivia y Rusia provienen de organismos con un ancestro común. "Pudimos demostrar que dos linajes de Sweetognathus en dos partes diferentes del mundo seguían el mismo patrón de desarrollo", explica Emilia Jarochowska. "Eso es una prueba más de la teoría de la evolución y de la eficacia de la colaboración internacional".

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