Una investigación analiza la cadencia de paseo del depredador prehistórico más conocido a partir del balanceo de la cola
Reconstrucción del 'Tiranosaurio rex' y de su paso. RICK STIKKELORUM, ARTHUR ULMANN Y PASHA VAN BILJERT |
Los animales y las personas ahorran energía al andar a base
de desplazarse con una cadencia regular. Los humanos alcanzamos el paso
adecuado para nuestro cuerpo con las piernas y un cierto acompañamiento rítmico
de los brazos. El Tyrannosaurus rex tenía unas patas delanteras muy cortas, las
traseras muy altas y una cola imponente con vértebras y ligamentos, que le permitía almacenar y liberar energía al oscilar. “Cuando el compás de la cola
alcanza la resonancia, es decir, obtiene el mayor movimiento con el menor
esfuerzo, podemos hablar de una frecuencia natural: en este caso, sería la del
animal cuando camina sin prisas”, dice Pasha van Bijlert, de 27 años, autor principal
del trabajo, que estudia un Máster en Ciencias del Movimiento en la Universidad
Libre de Ámsterdam (Vrije Universiteit) y analiza la locomoción de los dinosaurios.
Para la investigación, se creó un modelo tridimensional digital del esqueleto de Trix, una hembra adulta de la especie. De unos 66 millones de años y cerca de 12 metros, sus restos casi completos fueron excavados en 2013 en Estados Unidos. A esta representación añadieron luego los músculos y ligamentos de las vértebras de la cola, flexibles y resistentes a la tracción y la compresión. Para poder observar el efecto en la locomoción, sometieron esta copia digital del sistema óseo y muscular a una serie de análisis biomecánicos. “El balanceo de la cola gracias a los ligamentos servía de contrapeso. Es comparable a la suspensión de un puente, y producía parte de la fuerza necesaria para empujar de forma rítmica el cuerpo hacia delante a dos patas. La velocidad de la pisada tenía que corresponder a la frecuencia natural con que sube y baja la cola, y nosotros indicamos que el paso del Tyrannosaurus rex era de 1,28 metros por segundo”, explica Van Bijlert.
Nos hemos ayudado para averiguar la zancada de huellas fósiles, que escalamos digitalmente para concluir que era de 1,94 metros
Había que saber también la zancada, es decir, la distancia
recorrida con cada uno de los pasos que daba. “Nos hemos ayudado para ello de
huellas fósiles, que escalamos digitalmente hasta el tamaño de Tyrannosaurus
rex, para concluir que era de 1,94 metros. Combinando ambas cifras en el
conjunto de nuestros cálculos, estimamos que caminaba a 4,6 kilómetros por
hora: más o menos como las personas”, explica Van Bijlert. En la misma
conversación, subraya que los cálculos de otros expertos basados en la altura de
la cadera o el largo de las piernas son cruciales para saber cómo andaba.
“Según nuestra interpretación, fijarse también en la cola puede ayudar en los
resultados”. El ritmo de caminata tranquila ahora propuesto es relativamente
lento, “aunque similar al de otros animales vivos, de dos y cuatro patas, como
elefantes o avestruces”.
Trix está expuesta en el Centro de Biodiversidad Naturalis
de la ciudad holandesa de Leiden, que ha participado en el trabajo, junto con
las universidades de Utrecht y la propia Universidad Libre de Ámsterdam. El eco
de la publicación ha sido inmediato y uno de los comentarios le ha hecho
especial ilusión al investigador. Lo firma John Hutchinson, profesor de
Biomecánica Evolutiva en el Royal Veterinary College, de Londres, y ha dicho
que el papel de la cola se había descuidado en análisis de este tipo. Unas
palabras “muy alentadoras” para Van Bijlert, que dejó los estudios de Medicina
al darse cuenta de que lo que le interesaba eran los dinosaurios. Como en
Leiden no hay carrera de Paleontología, los estudia a través de las Ciencias
del Movimiento. De todos modos, reconoce que su pasión viene de lejos y ha
visto “decenas de veces” la película Parque Jurásico (1993) del director
estadounidense, Steven Spielgerg.
Una vez medido el paso de su animal favorito, ¿sabe a qué
velocidad corrían? Calcula que a unos 30 kilómetros por hora, aunque dice que
hay estudios que hablan de entre 20 y 30 kilómetros. “Hay quien apunta incluso
mayor velocidad, pero así podrían haberse roto las patas. Aunque esto espero
estudiarlo en el futuro”. Formidables y pavorosos, pero parece que menos
rápidos que el tiranosaurio de Spielberg persiguiendo a los humanos que escapan
de su dentellada en el filme. Como dice este joven investigador: “Exageran con
la celeridad de su Tyrannosaurus rex, pero es una recreación gozosa”.
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