Un fósil de ámbar de un escarabajo del Cretácico ha arrojado luz sobre la dieta de uno de los primeros polinizadores de las plantas con flores, según publican investigadores en 'Nature Plants'.
Vista dorsal de Pelretes vivificus, un escarabajo de las flores de alas cortas del Cretácico (Kateretidae) de ámbar birmano (99 Ma). - CHENYANG CAI, YANZHE FU AND YITONG SU |
Además de ser un visitante de las angiospermas (plantas con
flor), los investigadores tienen ahora pruebas concluyentes de que el nuevo
fósil llamado 'Pelretes vivificus' también se alimentaba de su polen.
"El escarabajo está asociado a grupos de granos de
polen, lo que sugiere que los escarabajos florales de alas cortas visitaron las
angiospermas en el Cretácico. Algunos aspectos de la anatomía del escarabajo,
como su abdomen peludo, son también adaptaciones asociadas a la
polinización", explica el profesor Chenyang Cai, paleontólogo de la
Escuela de Ciencias de la Tierra y del NIGPAS.
Erik Tihelka, entomólogo y paleontólogo de la Escuela de
Ciencias de la Tierra, añade que "el fósil está asociado a coprolitos de
escarabajos que proporcionan una visión muy inusual pero importante de la dieta
de los escarabajos florales de alas cortas en el Cretácico. Los coprolitos
fósiles están compuestos en su totalidad por polen, del mismo tipo que se
encuentra en racimos alrededor del escarabajo y adherido a su cuerpo".
Según explica en un comunicado, los Pelretes visitaban las
angiospermas para alimentarse de su polen. "Este hallazgo proporciona un
vínculo directo entre las primeras plantas con flores del Cretácico y sus
insectos visitantes --destaca-- y demuestra que estos fósiles de insectos no se
conservaron incidentalmente junto con el polen, sino que hubo una auténtica
asociación biológica entre ambos".
Aunque los polinizadores, como las abejas y las mariposas,
proporcionan hoy en día servicios ecosistémicos cruciales, se sabe poco sobre
el origen de la íntima asociación entre las plantas con flores y los insectos.
Los fósiles de ámbar del Cretácico constituyen una
importante fuente de pruebas para comprender la biología de las primeras
angiospermas, antes de que se convirtieran en el grupo de plantas dominante en
la Tierra. El ámbar es la resina fósil de antiguos árboles que a menudo
atrapaban fortuitamente insectos y otros pequeños organismos, conservándolos
con fidelidad vital.
"Los agricultores que quieren proteger sus huertos
pueden colocar trampas adhesivas en los árboles para controlar los insectos.
Imagínese que su único conocimiento de un ecosistema antiguo fueran esas
trampas adhesivas y que tuviera que reconstruir todas sus interacciones
ecológicas basándose únicamente en esta fuente de pruebas. Ese es el reto al
que se enfrentan los paleontólogos que estudian el ámbar", explica
Tihelka.
"Por suerte --prosigue--, la trampa de ámbar del norte
de Myanmar es uno de los depósitos de ámbar fosilífero más ricos que se
conocen. Además de la abundancia sin parangón de insectos fósiles, el ámbar se
remonta a mediados del Cretácico, justo cuando las angiospermas estaban
despegando", afirma Tihelka.
Hace 200 millones de años, el mundo era tan verde como
ahora, con una vegetación muy densa. Pero no era tan colorido: no había flores.
Las plantas con flores, que constituyen más del 80% de las especies vegetales
actuales, no empezaron a diversificarse hasta el Cretácico, hace unos 125
millones de años.
Algunos científicos han atribuido el enorme éxito evolutivo
de las angiospermas a sus relaciones mutualistas con los insectos
polinizadores, pero las pruebas fósiles de los polinizadores del Cretácico han
sido hasta ahora escasas.
El escarabajo de las flores 'Pelretes vivificus' vivió en la
selva de ámbar de Birmania hace unos 98 millones de años. Sus parientes más
cercanos son los escarabajos de las flores de alas cortas ('Kateretidae') que
hoy en día se encuentran en Australia, visitando una amplia gama de flores y
alimentándose de su polen.
"El polen asociado al escarabajo puede asignarse al
género fósil 'Tricolpopollenites'. Este grupo se atribuye a las eudicotas, un
grupo vivo de angiospermas que incluye los órdenes 'Malpighiales' y
'Ericales'", explica el doctor Liqin Li, especialista en polen fósil del
NIGPAS que ha contribuido al estudio.
Esto demuestra que los polinizadores se aprovecharon de las primeras angiospermas poco después de su diversificación inicial y, a mediados del Cretácico, visitaron una gran variedad de grupos.
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