Son restos fósiles de plantas que se estudian en Neuquén. Formaron parte del ecosistema junto con los grandes dinosaurios hace más de 65 millones de años. Hay en Huinganco, en Aluminé y en El Sauce, que se declaró como “zona protegida”.
El paleobotánico Leandro Martínez es investigador del CONICET en el Instituto de Botánica Darwinion y Profesor en la Universidad Nacional de La Plata. Estudia los troncos petrificados en Neuquén. |
“La paleobotánica es una rama compartida entre la
paleontología y la botánica que estudia las plantas fósiles”, dice a RIO NEGRO
Leandro Martínez, Licenciado en Botánica con doctorado en Ciencias Naturales
(UNLP), investigador del CONICET en el Instituto de Botánica Darwinion y
Profesor en la Universidad Nacional de La Plata.
Las cícadas son un antiguo y enigmático grupo de plantas con semillas de las épocas prehistóricas. |
“La geología aporta un tipo de información. Los restos fósiles de dinosaurios y de plantas también contribuyen. Cuando se juntan todos los elementos se puede ver el panorama completo. Hay troncos, semillas, hojas, granos de polen y hasta flores fósiles”, relató.
Mateo Gutiérrez, paleontólogo de la dirección provincial de
Patrimonio Cultural, explicó que en Neuquén hay mucho material para estudiar:
“Se le llama bosque petrificado a los lugares en los que hay una mayor
concentración de troncos fosilizados, pero no porque allí haya habido un
bosque. En la provincia tenemos muchas formaciones geológicas, de mucha
antigüedad, que portan troncos fósiles. Es común encontrarlos”, dijo y entre
los más importantes, nombró a los restos descubiertos en Huinganco, en Aluminé
y en El Sauce.
En El Sauce a 155 kilómetros de la ciudad de Neuquén,emerge
un bosque perdido en un escenario inhóspito. Ese lugar, hace unos días se
estableció como “zona paleontológica excluyente y protegida” por la presencia
de árboles fosilizados que datan de aproximadamente 90 millones de años, con el
fin de preservarlo y ponerlo en valor como atractivo cultural y turístico.
A 12 kilómetros de Aluminé, hace menos de diez años, también
apareció un bosque. “El de Aluminé es uno de los bosques fósiles más lindos del
país, y el único en la provincia en el que los troncos están en posición de
vida o de pie. Hay 34 y 20 ejemplares que están muy bien preservados. Son
angiospermas y es la primera evidencia de una comunidad boscosa del Oligoceno.
Esos ecosistema que están del lado Chileno ya existían hace unos 25 millones de
años, con especies parecidas a las actuales”, explicó Leandro Martínez.
Troncos del Bosque fósil de Aluminé, en posición de vida. |
El paleobotánico Leandro Martínez trabajó en la Formación
Huincul en el centro de la provincia, cerca de Plaza Huincul, Cutral Có, Sierra
Barrosa y El Chocón. Investiga el Período Cretácico, aunque ha encontrado
material del Jurásico y del Paleozoico. Para estudiarlos, primero toma un
fragmento del árbol petrificado. Saca una fracción del tamaño de un puño. La
divide en diferentes planos con cortes de láminas delgadas, y la pule hasta que
la luz pase a través de la roca. Luego la mira en el microscopio. “Es un
trabajo muy delicado porque a medida que se pulen los troncos a veces se parten
y rompen. Estas láminas de madera fósil se estudian de la misma manera que
cualquier madera actual. Si están bien preservadas, se ven las células. Las
características presentes en esas células, su tamaño y alteraciones indican que
pasó con los árboles en el tiempo”, comentó.
Las llamadas punteaduras, junto con otras estructuras
presentes en las distintas células de los leños, permiten diferenciar a qué
especie de árbol pertenece el fósil. Se distingue si son lengas, eucaliptos o
algarrobos”, dijo el paleobotánico.
Al cortar un árbol, por lo general, se ven los anillos en su
interior y si se cuentan esos anillos se puede establecer la edad del árbol.
Esto sucede porque todos los inviernos se detiene el crecimiento de la planta y
se reanuda en primavera.
La sequía o la falta de luz también producen diferentes tipos de anillos, pero los árboles que viven en ambientes tropicales no producen anillos. A Martínez le llamó la atención que los árboles de la Formación Huincul no tenían anillos. Eso le demostró que en el pasado prehistórico, estas áreas que hoy son montes áridos, tuvieron mucha humedad ambiental y altas temperaturas.
Un corte al microscopio de un tronco fósil de Neuquén, con canales traumáticos y anillos irregulares. |
“A diferencia de lo que sucede hoy, en el Cretácico el clima del centro de Neuquén fue muy húmedo, cálido, y con eventuales sequías”, dijo el doctor.
Los troncos fósiles de la Formación Huincul son araucarias en la mayoría de los casos. Cada tanto se hallan especies emparentadas con los cipreses actuales, junto con grupos de determinadas angiospermas (plantas con flores) más pequeñas que crecen por debajo de las araucarias y cipreses. Una de las cosas que se conoce por medio de los estudios paleobotánicos es que las araucarias habitan en la provincia desde tiempos muy antiguos. Los ancestros de las araucarias surgen en el Período Triásico, hace unos 240 millones de años, con características muy similares de las araucarias actuales. Luego, durante el Mesozoico se dispersaron por todo el planeta, ya que aparecen fósiles de plantas de este tipo en distintas localidades del mundo.
En la Sierra de la Vaca Muerta, cerca de Bajada del Agrio y en cercanía de Las Lajas encontraron también unos helechos muy raros, de nombre Tempskya, pertenece a un linaje extinto y que no tiene ninguna especie cercanamente emparentada en la actualidad. “En el presente no existen plantas con ese tipo de crecimiento. Tenían tallos pequeños de los que surgían raíces que se enmarañaban”, concluyó.
Un museo para El Sauce
Como primer paso, el ministro de las Culturas, Marcelo
Colonna, entregó al presidente de la comisión de fomento de El Sauce, Edgardo
Torres, el anteproyecto para declarar Patrimonio Cultural e Histórico de la
provincia al bosque petrificado denominado “El Sauce”. Este bosque es
considerado como “zona paleontológica excluyente y protegida” por la presencia
de árboles fosilizados que datan de aproximadamente 90 millones de años. Se
busca preservar y poner al bosque petrificado en valor como atractivo cultural
y turístico.
Desde el Ministerio de las Culturas se realizará un
relevamiento del espacio que ocupará el futuro museo para la puesta en valor de
dicho patrimonio, y se realizará el asesoramiento necesario para el diseño de
la muestra permanente que formará parte del mismo.
La paleobotánica en la región
El primero que describió plantas fósiles en Neuquén fue Hugo
W. Conwentz en 1885. Las muestras que analizó habían sido recolectadas por el
doctor Adolfo Doering durante la expedición al Río Negro enviada por Julio A.
Roca en 1879.
“No hay mucha gente que se dedique a la paleobotánica.Si las
plantas de hoy les gustan solo a pocas personas, imagínense las plantas
muertas. Somos pocos, pero cada vez hay más gente trabajando. Es muy útil para
los botánicos actuales entender la evolución de las plantas y también de las
flores, que son un misterio”, destacó Leandro Martínez.
El paleobotánico cita a Charles Darwin quien sostenía que
las angiospermas, o plantas con flores, son un “abominable misterio”, porque
aparecen de golpe y dominan el planeta.
Las angiospermas aparecen en la última parte del Cretácico
inferior y evolucionan rápidamente. Se diversifican y terminan siendo grupos
dominantes de todos los ecosistemas. Antes de las angiospermas, estaban las
coníferas y cycadales. Las cycadales aparecen en Río Negro y Neuquén y ahora
las cycadales están extintas en Argentina, aunque tienen especies vivientes en
África, Australia y América Central.
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