El motivo puede ser que los océanos son capaces de absorber una gran cantidad de dióxido de carbono o aumentar la temperatura sin que en tierra firme se note nada, hasta que se producen fallos repentinos del ecosistema
Ilustración de un Lystrosaurus - Gina Viglietti |
«La mayoría de investigadores asumen que dado que la
extinción marina ocurrió en un corto período de tiempo, la vida en la tierra
debería haber seguido el mismo patrón, pero descubrimos que la extinción marina
en realidad puede ser un signo de un fenómeno más largo y prolongado», explica
Pia Viglietti, investigadora postdoctoral en el Field Museum de Chicago y
autora principal del estudio. «El enfoque para estudiar la extinción terrestre
ha sido básicamente, '¿Podemos hacer coincidir el patrón en el reino terrestre
con lo que se observa en los océanos?' Y la respuesta es, 'No realmente'»,
afirma por su parte otro de los autores, Ken Angielczyk, curador de
paleontología de vertebrados en el Museo Field. «Este artículo es el primero
que se centra realmente en los vertebrados y dice: 'No, estaba sucediendo algo
que era exclusivo del ámbito terrestre'».
Una extinción muy rápida
Los científicos llevan fijándose en los fósiles marinos para
explicar lo que ocurrió no solo en el mar, sino en tierra firme, desde hace
mucho tiempo. Bajo los océanos existe un registro fósil más completo porque,
una vez se mueren los animales, sus cadáveres son cubiertos por sedimentos
rápidamente. Como resultado de estas colecciones rescatadas, los paleontólogos
descubrieron que hace 252 millones de años se produjo una extinción masiva al
final del período Pérmico y que, en tan solo 100.000 años, más del 95% de las
especies que vivían en el océano se extinguieron. Hasa ahora, los
investigadores también habrían asumido que en ese tiempo se habrían extinguido
también el 70% de las especies terrestres. Pero ahora esta nueva investigación
señala que sobre el nivel del mar esto ocurrió en más tiempo. Y si 100.000 años
nos parece mucho tiempo, es muy rápido en términos geológicos: la versión
marina de la extinción del final del Pérmico tuvo lugar en 100.000 años de los
3.800.000.000 de años que ha existido la vida, lo que equivale a 14 minutos en
todo un año.
Para saber qué sucedió con la vida en la tierra, Viglietti,
Angielczyk y sus colegas examinaron 588 fosiles de animales de cuatro patas que
vivían en lo que ahora es la cuenca del Karoo, en Sudáfrica, en el momento de
la extinción masiva del Pérmico. Los investigadores crearon una base de datos y
separaron los fósiles por edad, agrupando los especímenes en intervalos de
tiempo de 300.000 años. Este enfoque les permitió cuantificar la aparición y
desaparición de diferentes especies y observar el panorama más amplio de la
vida a lo largo del tiempo, en lugar de depender simplemente de especímenes
individuales para contar toda la historia. «En lugar de centrarse demasiado en
un fósil, se compilan cientos de observaciones aproximadamente en el mismo
intervalo de tiempo», dice Viglietti.
El Lystrosaurus tiene la clave
Una de las especies que ayudó a revelar patrones de
extinción y recuperación fue el Lystrosaurus, un pariente herbívoro de los
primeros mamíferos que variaba desde el tamaño de un perro pequeño hasta una
vaca, según la especie. «Tenía pico y colmillos, no era el animal más
atractivo», explica Viglietti, quien ya había trabajado con los restos de esta
especie durante su etapa de estudiante de posgrado. Lystrosaurus es lo que los
paleontólogos conocen como un 'taxón de desastre', un grupo que prosperó
durante una época en la que la mayoría de las demás formas de vida estaban en
apuros. «Antes de que comenzara la extinción, Lystrosaurus ya era abundante.
Nos hizo pensar en qué estaba impulsando a la especie: si Lystrosaurus
simplemente se apoderó del paisaje árido después de que otros animales se
extinguieran, o si el medio ambiente estaba cambiando y este animal se estaba
adaptando a estos cambios mejor que otros. Nuestra mejor suposición es la
última».
El examen de fósiles como Lystrosaurus mostró que la
extinción del Pérmico fue muy diferente en la tierra con respecto a los
océanos: fue un asunto mucho más largo y prolongado. Usando la comparación
anterior, si la historia de la vida en la Tierra se comprimiera en un solo año
y la extinción del final del Pérmico matara al 95% de los animales del océano
en cuestión de 14 minutos, la extinción terrestre habría tomado diez veces más
tiempo, aproximadamente dos horas y veinte minutos (en términos geológicos, un
millón de años).
Las razones de las diferencias entre agua y tierra
No está claro exactamente por qué esta extinción masiva
ocurrió mucho más lentamente en tierra firme. «Los cambios en el clima de la
Tierra fueron acumulativos y se sumaron con el tiempo. Los ecosistemas se
interrumpieron lentamente, y luego se llegó a un punto en el que todo se
derrumbó, como la gota que colmó el vaso - dice Viglietti-. Todo estaba bien,
hasta que dejó de estarlo».
Una razón de la discrepancia podría ser que los océanos
pueden absorber cambios químicos y estabilizarse, hasta cierto punto. «En la
crisis climática actual, los océanos pueden absorber una gran cantidad de
dióxido de carbono o aumentar la temperatura sin que la gente se dé cuenta, y
luego, de repente, se producen fallos repentinos del ecosistema, como la
acidificación de los océanos y el blanqueamiento de los corales. Lo mismo
podría ser cierto para los océanos del Pérmico tardío».
Comprender lo que sucedió en la extinción masiva del final
del Pérmico puede ofrecernos pistas sobre el surgimiento de los dinosaurios:
muchos de los antiguos parientes de los mamíferos se extinguieron, dejando
vacantes ecológicas que los ancestros de los dinosaurios fueron capaces de
rellenar gracias a la evolución. Pero la extinción del final del Pérmico
también proporciona información sobre un fenómeno de extinción masiva que la
Tierra está experimentando actualmente debido al cambio climático y la
destrucción del hábitat. «Los cambios ambientales que estamos causando y los
impactos que estamos teniendo en las especies animales y vegetales están
llegando al punto en que la escala es tal que realmente no hay nada en la
historia de la humanidad que sea comparable. El registro fósil puede darnos una
idea de cómo son las crisis de biodiversidad masivas y cómo proceden», afirma
Angielczyk.
Viglietti apostilla: «Se necesita mucho tiempo para
recuperarse de la extinción. Cuando perdemos diversidad, no se recuperará
durante nuestra vida, nos llevará cientos de miles de años, o incluso millones.
Estudios como este muestran en qué debería centrarse nuestra sociedad».
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