martes, 20 de abril de 2021

La peor extinción masiva de nuestro planeta tardó diez veces más en consumarse en la tierra que en el agua

El motivo puede ser que los océanos son capaces de absorber una gran cantidad de dióxido de carbono o aumentar la temperatura sin que en tierra firme se note nada, hasta que se producen fallos repentinos del ecosistema

Ilustración de un Lystrosaurus - Gina Viglietti
La peor extinción masiva de nuestro planeta ocurrió hace 252 millones de años. En ese momento, tremendas erupciones volcánicas masivas causaron un cambio climático catastrófico, provocando la gran mayoría de las especies animales se extinguieran. Este momento marcó el inicio de la Era de los Dinosaurios. Los científicos todavía recaban datos acerca de cuáles fueron las especies que desaparecieron y las que lograron sobrevivir y por qué. Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America' (PNAS) ha hallado una nueva pieza del puzle: si bien la extinción masiva ocurrió rápidamente en los océanos, en tierra firme tardó mucho más tiempo en desarrollarse.

«La mayoría de investigadores asumen que dado que la extinción marina ocurrió en un corto período de tiempo, la vida en la tierra debería haber seguido el mismo patrón, pero descubrimos que la extinción marina en realidad puede ser un signo de un fenómeno más largo y prolongado», explica Pia Viglietti, investigadora postdoctoral en el Field Museum de Chicago y autora principal del estudio. «El enfoque para estudiar la extinción terrestre ha sido básicamente, '¿Podemos hacer coincidir el patrón en el reino terrestre con lo que se observa en los océanos?' Y la respuesta es, 'No realmente'», afirma por su parte otro de los autores, Ken Angielczyk, curador de paleontología de vertebrados en el Museo Field. «Este artículo es el primero que se centra realmente en los vertebrados y dice: 'No, estaba sucediendo algo que era exclusivo del ámbito terrestre'».

Una extinción muy rápida

Los científicos llevan fijándose en los fósiles marinos para explicar lo que ocurrió no solo en el mar, sino en tierra firme, desde hace mucho tiempo. Bajo los océanos existe un registro fósil más completo porque, una vez se mueren los animales, sus cadáveres son cubiertos por sedimentos rápidamente. Como resultado de estas colecciones rescatadas, los paleontólogos descubrieron que hace 252 millones de años se produjo una extinción masiva al final del período Pérmico y que, en tan solo 100.000 años, más del 95% de las especies que vivían en el océano se extinguieron. Hasa ahora, los investigadores también habrían asumido que en ese tiempo se habrían extinguido también el 70% de las especies terrestres. Pero ahora esta nueva investigación señala que sobre el nivel del mar esto ocurrió en más tiempo. Y si 100.000 años nos parece mucho tiempo, es muy rápido en términos geológicos: la versión marina de la extinción del final del Pérmico tuvo lugar en 100.000 años de los 3.800.000.000 de años que ha existido la vida, lo que equivale a 14 minutos en todo un año.

Para saber qué sucedió con la vida en la tierra, Viglietti, Angielczyk y sus colegas examinaron 588 fosiles de animales de cuatro patas que vivían en lo que ahora es la cuenca del Karoo, en Sudáfrica, en el momento de la extinción masiva del Pérmico. Los investigadores crearon una base de datos y separaron los fósiles por edad, agrupando los especímenes en intervalos de tiempo de 300.000 años. Este enfoque les permitió cuantificar la aparición y desaparición de diferentes especies y observar el panorama más amplio de la vida a lo largo del tiempo, en lugar de depender simplemente de especímenes individuales para contar toda la historia. «En lugar de centrarse demasiado en un fósil, se compilan cientos de observaciones aproximadamente en el mismo intervalo de tiempo», dice Viglietti.

El Lystrosaurus tiene la clave

Una de las especies que ayudó a revelar patrones de extinción y recuperación fue el Lystrosaurus, un pariente herbívoro de los primeros mamíferos que variaba desde el tamaño de un perro pequeño hasta una vaca, según la especie. «Tenía pico y colmillos, no era el animal más atractivo», explica Viglietti, quien ya había trabajado con los restos de esta especie durante su etapa de estudiante de posgrado. Lystrosaurus es lo que los paleontólogos conocen como un 'taxón de desastre', un grupo que prosperó durante una época en la que la mayoría de las demás formas de vida estaban en apuros. «Antes de que comenzara la extinción, Lystrosaurus ya era abundante. Nos hizo pensar en qué estaba impulsando a la especie: si Lystrosaurus simplemente se apoderó del paisaje árido después de que otros animales se extinguieran, o si el medio ambiente estaba cambiando y este animal se estaba adaptando a estos cambios mejor que otros. Nuestra mejor suposición es la última».

El examen de fósiles como Lystrosaurus mostró que la extinción del Pérmico fue muy diferente en la tierra con respecto a los océanos: fue un asunto mucho más largo y prolongado. Usando la comparación anterior, si la historia de la vida en la Tierra se comprimiera en un solo año y la extinción del final del Pérmico matara al 95% de los animales del océano en cuestión de 14 minutos, la extinción terrestre habría tomado diez veces más tiempo, aproximadamente dos horas y veinte minutos (en términos geológicos, un millón de años).

Las razones de las diferencias entre agua y tierra

No está claro exactamente por qué esta extinción masiva ocurrió mucho más lentamente en tierra firme. «Los cambios en el clima de la Tierra fueron acumulativos y se sumaron con el tiempo. Los ecosistemas se interrumpieron lentamente, y luego se llegó a un punto en el que todo se derrumbó, como la gota que colmó el vaso - dice Viglietti-. Todo estaba bien, hasta que dejó de estarlo».

Una razón de la discrepancia podría ser que los océanos pueden absorber cambios químicos y estabilizarse, hasta cierto punto. «En la crisis climática actual, los océanos pueden absorber una gran cantidad de dióxido de carbono o aumentar la temperatura sin que la gente se dé cuenta, y luego, de repente, se producen fallos repentinos del ecosistema, como la acidificación de los océanos y el blanqueamiento de los corales. Lo mismo podría ser cierto para los océanos del Pérmico tardío».

Comprender lo que sucedió en la extinción masiva del final del Pérmico puede ofrecernos pistas sobre el surgimiento de los dinosaurios: muchos de los antiguos parientes de los mamíferos se extinguieron, dejando vacantes ecológicas que los ancestros de los dinosaurios fueron capaces de rellenar gracias a la evolución. Pero la extinción del final del Pérmico también proporciona información sobre un fenómeno de extinción masiva que la Tierra está experimentando actualmente debido al cambio climático y la destrucción del hábitat. «Los cambios ambientales que estamos causando y los impactos que estamos teniendo en las especies animales y vegetales están llegando al punto en que la escala es tal que realmente no hay nada en la historia de la humanidad que sea comparable. El registro fósil puede darnos una idea de cómo son las crisis de biodiversidad masivas y cómo proceden», afirma Angielczyk.

Viglietti apostilla: «Se necesita mucho tiempo para recuperarse de la extinción. Cuando perdemos diversidad, no se recuperará durante nuestra vida, nos llevará cientos de miles de años, o incluso millones. Estudios como este muestran en qué debería centrarse nuestra sociedad».

abc.es

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