Un grupo de paleontólogos descubrieron huellas de
tetrápodos, tanto de anfibios como de reptiles, las huellas de tetrápodos más
antiguas de Sudamérica y de las más antiguas en el Hemisferio Sur. También
encontraron moluscos, peces, trazas de artrópodos como milpiés e insectos y de
otros invertebrados.
Una de las huellas descubiertas. FOTO: UDA
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La cordillera de Atacama esconde secretos maravillosos. Cada
año aumentan los montañistas y turistas que llegan a estos parajes atraídos por
lagunas de aguas turquesas, cerros y montañas de diferentes colores, salares
interminables y, por supuesto, la majestuosidad y altura del volcán Ojos del
Salado, que domina una de las zonas más agrestes de la Cordillera de Los Andes.
Sin embargo, hay mucho más que descubrir como lo ha
demostrado un equipo de investigadores liderados por el paleobotánico, Philippe
Moisan, académico de la Universidad de Atacama (UDA) y el paleontólogo alemán,
Sebastian Voigt, director del Museo Paleontológico y Geológico Geoskop, en
Thallichtenberg, Alemania, quienes han realizado importantes hallazgos en la
precordillera de Atacama, donde se pueden apreciar, por ejemplo, rocas pertenecientes
al período Carbonífero.
Los hallazgos paleontológicos incluyen huellas de
tetrápodos, tanto de anfibios como de reptiles. “las cuales corresponderían a
las huellas de tetrápodos más antiguas de Sudamérica y de las más antiguas en
el Hemisferio Sur”, explica Moisan.
También se han encontrado moluscos, peces, trazas de
artrópodos como milpiés e insectos y de otros invertebrados de cuerpo blando y
plantas. “Es decir, tenemos distintos grupos de fósiles que habitaron desde
ambientes marinos a continentales, lo cual junto a información sedimentológica
y estratigráfica, nos permitirá la reconstrucción de estos ecosistemas”, agrega
el académico de la UDA.
Según ambos científicos, “los hallazgos encontrados
cambiarán la visión de la evolución de la vida durante el Paleozoico tardío,
específicamente durante el Carbonífero Superior (Pensilvánico, entre unos 323 a
300 millones de años aproximadamente) en el hemisferio sur”.
Esta primera expedición duró 10 días, en la zona
precordillerana de Atacama, misión que forma parte del proyecto FIC “GECOTUR.
Potenciando el Patrimonio Geológico y el Geoturismo en el Valle del Copiapó”
En las distintas quebradas también se aprecian rocas
sedimentarias de la Formación Chinches. “La edad tentativa que se asignaba a
esta unidad geológica era entre el Devónico Superior a Carbonífero Inferior.
Sin embargo, basado en los recientes hallazgos fósiles es posible, en primera
instancia, descartar esta edad y asignar preliminarmente una edad más joven, es
decir, Carbonífero Superior”, sostiene Moisan.
También han sido encontrados distintos niveles volcánicos
que permitirán realizar dataciones y tener una edad más precisa de cuando se
desarrolló este paleoecosistema.
“La importancia de los fósiles encontrados radica en que
muchos de ellos son conocidos en otras regiones paleotropicales, donde las
condiciones climáticas eran más favorables que en latitudes más altas (donde se
depositaron los sedimentos de la Formación Chinches) donde se han postulado
para esta zona glaciaciones, es decir, extensas zonas cubiertas de hielo en el
antiguo supercontinente Gondwana. Lo cual estaría en contradicción con los
fósiles encontrados en Atacama, que indican condiciones más favorables, es
decir, temperaturas más altas y mayor humedad.
El trabajo en terreno se desarrolló durante el verano en
condiciones duras de trabajo, a altas temperaturas y en lugares que superaban
los 4.300 msnm. Incluyendo largas caminatas y ascensos en las quebradas en
búsqueda de más fósiles.
“El trabajo en terreno en la búsqueda de fósiles, resulta de
cierta forma adictivo, cuando encuentras uno quieres encontrar otro y otro
fósil, que aparezcan cosas nuevas, especies nuevas, etc.”, comenta el
paleobotánico.
Uno de los científicos durante las excavaciones. FOTO: UDA
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Y sus esfuerzos han dado frutos. De hecho, los hallazgos
corresponden al yacimiento fosilífero con huellas de tetrápodos que se
encuentra a mayor altura en el todo el planeta. “Es impresionante pensar que
estas huellas se encuentren hoy a más de 4.000 metros de altura, siendo que
fueron originadas por organismos que vivían muy cercano en la costa hace más de
300 millones de años, es decir, todos los cambios que se han producido en la
corteza terrestre producto de la tectónica andina”, asegura Moisan.
El científico añade que “debido a los importantes y diversos
hallazgos paleontológicos, podemos denominar estas localidades como una
Lagerstätte fósil, esto es, un yacimiento paleontológico, ya sea, con una alta
diversidad y abundancia de fósiles o bien por la calidad de preservación de los
fósiles. Esto es importante, porque estos lugares son los que nos entregan
mayor información sobre la evolución de la vida y los ecosistemas pasados en la
Tierra”.
Una de las quebradas donde se hicieron los descubrimientos.
FOTO: UDA
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Cabe destacar, sostiene Philippe Moisan, que el primer y
único hallazgo de huellas de tetrápodos en la Formación Chinches, fue hecha en
los inicios de los ochenta por el geólogo inglés Mike Bell (fallecido el año
pasado) en compañía del geólogo chileno Manuel Suárez. En esa oportunidad,
ellos encontraron huellas de tetrápodos en una quebrada en la Cordillera
Claudio Gay. En esta expedición, se pudieron reencontrar estas huellas y, a la
vez, varias decenas más en distintas quebradas en la precordillera de Atacama.
Los resultados preliminares de estos importantes hallazgos
serán publicados dentro de los próximos meses en una revista especializada y se
espera obtener financiamiento por un proyecto internacional que financie las
investigaciones por los siguientes tres o cuarto años, a lo cual se podrían
sumar distintos especialistas en paleontología y geología, como también a
estudiantes de postgrado con el fin de fomentar nuevas líneas de investigaciones
paleontológicas en Chile.
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