El estudio de fragmentos de restos fósiles encontrados hace
30 años en el sector de cerro “La Isla”, a la altura de Chañaral, permitió
identificar los restos de un pterosaurio de la familia Ctenochasmatidae, que
por sus características, puede ser catalogado como el primero de su especie
autóctono de nuestro país.
Recreación del holotipo espécimen de Pterodactylus antiquus,
primer pterosaurio
estudiado (CC) Wikimedia Commons
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Ahora, el equipo liderado por el paleontólogo Jhonatan Alarcón de la Universidad de Chile busca financiamiento para realizar una nueva campaña
que permita ubicar nuevos especímenes más completos, que permitan una visión
más completa de este reptil volador.
Con una extensión que alcanzaría los 5 metros de punta a
punta de sus alas, el pterosaurio encontrado hace 3 décadas en el norte del
país sería más grande que el “Pteroaustro”, su primo de allende la cordillera,
lo que, junto a diferencias en su morfología en los alveolos y la disposición
de los dientes, permitiría hablar ya con toda propiedad de un “Pterosaurio
chileno” que habría vivido hace 150 millones de años.
Así lo explicó el paleontólogo Jhonatan Alarcón,
investigador de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, a partir
del estudio de unos restos depositados en 1988 en el Museo de Historia Natural
y que fueron encontrados en el sector de Chañaral, a unos 3600 metros de
altura, en el sector del cerro “La Isla”.
Los pterosaurios existieron durante la era mesozoica y
fueron los primeros vertebrados en volar. Sus alas estaban formadas por una
membrana sostenida por el cuarto dedo de la mano, teniendo su cuerpo cubierto
de pelo, tal como se ha descubierto por el estudio de sus fósiles.
Si bien los especímenes estudiados corresponden a la familia
“Ctenochasmatidae”, que también está presente en Europa, Asia, y Sudamérica
-Argentina y Uruguay-, “podemos decir que por las características que lo distinguen
es distinto a sus parientes de Sudamérica, que es con los que se le puede
comparar”, destacó.
Aunque hasta el momento sólo han podido trabajar sobre
fósiles fragmentarios, por lo que los datos con los que cuentan son aún
parciales al no contar con un esqueleto completo, los investigadores se han
podido hacer una buena idea de la apariencia de estos animales.
“Hablamos de un reptil volador que tenía el cuello
relativamente largo, donde las vértebras nos muestran que era considerablemente
más grande que su pariente argentino. Tenía el hocico largo y estrecho con
dientes finos sobresaliendo hacia los lados y adelante, lo que probablemente le
permitía alimentarse por filtración en el agua atrapando animales pequeños,
crustáceos y quizás incluso peces”, relató Alarcón.
En cuanto a los yacimientos, el investigador aseguró que una
de las preguntas que buscan responder es si el cerro La Isla correspondía a una
colonia donde vivían de forma estable, o a un sitio de anidamiento, y si esta
acumulación de restos en el lugar obedece a una muerte masiva o simplemente fue
por acumulación a lo largo de los años.
“Esta era una zona semi desértica, pero con la presencia de
ríos y lagunas, y si bien habría hartos restos de pterosaurios no habría de
otros animales, por lo que quizás era un sitio seguro para ellos. Tenemos que
buscar huesos de crías, o de especímenes juveniles, y bueno eventualmente
huevos, aunque es más difícil, pero esa evidencia permitiría ayudar a responder
estas preguntas”, remarcó.
Consultado respecto a la relevancia de este tipo de
investigaciones, Jhonatan Alarcón afirmó que “con esto no sólo estamos dando a
conocer en el país registros de animales muy poco conocidos, sino que generamos
identidad en la población, que conozcan los tesoros patrimoniales que hay en el
país y que les tomen valor. Además, demostramos que en Chile se puede hacer
este tipo de investigaciones, que generan conocimiento nuevo y con altos
estándares de calidad”.
Ahora el desafío de Alarcón ahora es regresar al yacimiento
para poder profundizar el estudio sobre este reptil volador. “Lo que queremos
hacer es volver y hacer un trabajo más sistemático, porque la información que
nos entregaron los investigadores hace 30 años es que el lugar está lleno de
huesos. Además, nosotros descubrimos un sitio similar un poco más al norte, del
que daremos a conocer a fin de año su descripción y los materiales que hay”,
explicó Alarcón.
El principal escollo que deben enfrentar es el relativo al
financiamiento, por lo que el investigador está postulando a un fondo
extranjero enfocado en trabajos de paleontología, lo que complementaría con el
apoyo entregado por el proyecto anillo que dirige el profesor Alexander Vargas,
paleontólogo de la Facultad de Ciencias.
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