martes, 26 de mayo de 2020

«Desde los 4 años sabía que quería ser paleontóloga, me quedé fascinada»

ANGÉLICA TORICES | DIRECTORA DE LA CÁTEDRA DE PALEONTOLOGÍA DE LA UR
«Desde que me licencié cada vez hay más mujeres, en carreras de Biología ya hay más que hombres», afirma Torices

Angélica Torices posa en su despacho de la Universidad de La Rioja.
/ MIGUEL HERREROS
Angélica Torices es directora de la Cátedra de Paleontología de la Universidad de La Rioja. Nacida en Madrid en 1977, recuerda que «desde los 4 años sabía que quería ser paleontóloga porque mi padre me regaló un libro de dinosaurios y me quedé fascinada por ese mundo, así que todos mis estudios se enfocaron a eso».

Estudió en la Facultad de Ciencias Geológicas de la Universidad Complutense de Madrid, especializándose en Paleontología, y realizando allí mismo sus tesis bajo la directriz de quien se convirtió en uno de sus referentes, la catedrática Nieves López Martínez. Gracias a ella, Angélica Torices analizó a los dinosaurios carnívoros del sur de los Pirineos. «Los estudié a partir de los dientes, los restos más abundantes de los dinosaurios, porque al estar hechos de esmalte, en el proceso de fosilización aguantan más que el hueso, además de que estos animales cambiaban continuamente, reemplazándolos, duraban un año o año y medio, así que producían muchos dientes», explica Angélica Torices.

La paleontóloga continuó con su investigación en la Universidad de Alberta, en Canadá, estudiando los dinosaurios carnívoros de allí, hasta que pudo optar, y logró en 2016, un contrato postdoctoral en la Universidad de La Rioja, donde dirige la Cátedra de Paleontología. Y aquí cuenta con un territorio idóneo para su pasión y profesión. «La Rioja tiene un patrimonio excepcional en cuanto a huellas de dinosaurios, más de 150 yacimientos y más de 10.000 huellas, así que protegerlo y estudiarlo es una tarea ardua», explica Angélica Torices.

«Lo que más me preocupa es protegerlo porque no los podemos llevar a un museo. Lo ideal sería poder realizar copias digitales para preservarlo para generaciones futuras y como herramienta de educación y divulgación, para que el público se acerque, como la realidad aumentada del yacimiento de La Virgen del Campo (Enciso), donde se puede ver al animal encima de las huellas, para identificarlo», describe la paleontóloga.

La presencia de la mujer en esta profesión es cada vez mayor. «Desde que me licencié cada vez hay más mujeres, en carreras de Biología ya hay más que hombres, aunque quizá sí hay menos mujeres en puestos de dirección, nos queda bastante trabajo en ese sentido», opina. Ella, como referentes, tiene a Gloria Cuenca y, sobre todo, a Nieves López, «mi madre científica, la que me ha ayudado a dar los primeros pasos, a ser rigurosa y también cabezota, a perseguir mi sueño».


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